Si decimos que vamos a hablar de un grupo que ha sido a la vez, clave para la evolución de la música popular de los últimos treinta años, fuente de inspiración para generaciones de grupos aún por venir y dolorosamente olvidado por el recuerdo popular, la prensa y el mismísimo Internet, la respuesta está clara: vamos a hablar de White Sofa.
Auténticos popes de la música popular contemporánea; innovadores en multitud de aspectos; originales, creativos, vanguardistas, visionarios… Cualquier adjetivo parece quedarse corto para calificar a este grupo originario de Detroit, cuyo genio creativo va a la par de su aborrecimiento a la media y a cultivar una imagen pública. Tímidos, reservados, evasivos… Como también hicieran Fugazi, y mucho antes de que Daft Punk se pusieran caretas de robots, White Sofa rechazaban dar entrevistas y limitaron sus apariciones públicas lo máximo posible, lo que también incluye sus muy pocos y escogidos conciertos.
Los inicios de la banda son bien conocidos. Era 1993, Kurt Cobain acababa de suicidarse y en Detroit Ted Taine, Richard Marsten y Dave Addams, tres chavales en su último año de instituto, entretenían a sus compañeros de clase tocando versiones de grupos de la New Wave de los ochenta y estilos más recientes como el Grunge o el Post-punk (Pearl Jam, Nirvana, Sonic Youth, Dinosaur Jr… ). En el Detroit de aquellos años predominaba el Hip Hop y el Tecno, con muy poco espacio para una torpe escena rock o hardcore y sin embargo, a estos tres amigos no les bastaba con hacer versiones de sus grupos favoritos. Ted tenía muchas melodías en la cabeza y Richard escribía de forma casi compulsiva; sabían que lo que tenían entre sus manos era buen material, pero no sabían cuánto. Obviamente, hablo de esto: