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domingo, noviembre 30, 2014

Discos de modernos: Pop de U2

¿Cómo? ¿De qué va esto? Si algo está claro es que un grupo como U2 no puede considerarse música de modernos. Ya sólo faltaba esto, ¡que los modernos lleguen hasta U2!

Sí, es cierto, todas las quejas del mundo tienen cabida antes de empezar porque no tienen en cuenta una cosa: Pop es, a día de hoy, el disco menos valorado y recordado del grupo irlandés, y eso lo hace especial. Bien conocido es el gusto de los modernos por llevar la contraria. ¿Alguien se imagina a un moderno elogiando la infinitamente escuchada With or without you? No me hagáis reír. Sin embargo, partir la baraja en una conversación sobre Bono y sus colegas diciendo: “Sin duda alguna, la canción más emotiva de U2 es Please”, o “La mejor canción disco de los noventa, y la más olvidada a la vez, es Mofo”. ESO es ser valiente. Para decir ESO, hay que tener cojones. Cojones de moderno.

Pero hagamos una breve cronología de la historia del mundo hasta la salida del disco. En 1960 nació Paul David Hewson. Paul creó a Dios, a quien llamó Bono. Después, Bono creó Irlanda (Boy, October y War), después creó América (The Unforgettable Fire y The Joshua Tree), más tarde Europa (Achtung Baby) y el rock alternativo (Zooropa). Después de haber hecho todo eso y antes de echarse a descansar y a escribir canciones para anuncios de ipods, en 1995, cuando Chris Martin tenía 18 años y soñaba con ser famoso algún día mientras miraba en su habitación sus pósters de Bono y de Gwyneth Paltrow, él decidió crear la música electrónica. Y así nació Pop.


jueves, octubre 02, 2014

Richard Yates, de Tao Lin

Me ventilo en menos de cinco horas este libro que me esperaba en la estantería desde hace un par de meses y en la lista de lectura cerca de tres años. He leído otras cosas publicadas por Alpha Decay y me gusta su línea, y además en Internet hay gente que se emociona mucho con Tao Lin (quizás demasiado), así que por qué no.

La contraportada promete una novela desarrollada a través de conversaciones de Gmail que refleja “la soledad, la alienación, el aburrimiento y el abandono de millones de adolescentes que ven discurrir sus vidas a través de las pantallas líquidas de sus ordenadores portátiles”. Haley Joel Osment y Dakota Fanning son los sobrenombres de los dos protagonistas y en la novela se relata su relación. “ 'Más adictiva que Internet', Richard Yates está destinada a convertirse en la nueva Biblia de la generación iPhone.”

Y, a pesar de todas estas señales, no la vi venir.

miércoles, agosto 20, 2014

Discos de modernos: Moloko - Things to make and do

 
- Do you like my tight sweater? See how it fits my body!

Fue la frase que lo inició todo. Él era el pinchadiscos de la fiesta y ella la chica que se lo iba a ligar. Estamos en 1994 en medio de Inglaterra, el Britpop empieza a ocupar todas las portadas mientras la gente se dedica a la música electrónica, las raves y la química. Mark Brydon era un ya conocido DJ y Róisín Murphy una irlandesa veinteañera que se iba a ligar al DJ.Y se lo ligó.

Un año después sacaron su primer disco, titulado “Do You Like My Tight Sweater?” y tres años después, en 1998, el segundo: “I Am Not a Doctor”. Sonaban a Trip-hop, a House, a Dance. Samples, sintetizadores y Róisín casi recitando en lugar de cantar, sin explotar su voz. Grupo alternativo; pocas ventas; poco conocidos. Hasta que un colega llamado Boris Dlugosch cogió una canción de ellos un tanto sosa y la convirtió en esto.

domingo, mayo 18, 2014

Discos de modernos: White Sofa, discografía completa

Si decimos que vamos a hablar de un grupo que ha sido a la vez, clave para la evolución de la música popular de los últimos treinta años, fuente de inspiración para generaciones de grupos aún por venir y dolorosamente olvidado por el recuerdo popular, la prensa y el mismísimo Internet, la respuesta está clara: vamos a hablar de White Sofa.

Auténticos popes de la música popular contemporánea; innovadores en multitud de aspectos; originales, creativos, vanguardistas, visionarios… Cualquier adjetivo parece quedarse corto para calificar a este grupo originario de Detroit, cuyo genio creativo va a la par de su aborrecimiento a la media y a cultivar una imagen pública. Tímidos, reservados, evasivos… Como también hicieran Fugazi, y mucho antes de que Daft Punk se pusieran caretas de robots, White Sofa rechazaban dar entrevistas y limitaron sus apariciones públicas lo máximo posible, lo que también incluye sus muy pocos y escogidos conciertos.

Los inicios de la banda son bien conocidos. Era 1993, Kurt Cobain acababa de suicidarse y en Detroit Ted Taine, Richard Marsten y Dave Addams, tres chavales en su último año de instituto, entretenían a sus compañeros de clase tocando versiones de grupos de la New Wave de los ochenta y estilos más recientes como el Grunge o el Post-punk (Pearl Jam, Nirvana, Sonic Youth, Dinosaur Jr… ). En el Detroit de aquellos años predominaba el Hip Hop y el Tecno, con muy poco espacio para una torpe escena rock o hardcore y sin embargo, a estos tres amigos no les bastaba con hacer versiones de sus grupos favoritos. Ted tenía muchas melodías en la cabeza y Richard escribía de forma casi compulsiva; sabían que lo que tenían entre sus manos era buen material, pero no sabían cuánto. Obviamente, hablo de esto:


miércoles, diciembre 18, 2013

Una novela francesa, de Frédéric Beigbeder

Frédéric Beigbeder puede que no sea muy conocido en España, pero en el país vecino sí. Entra dentro de lo que ellos llaman “people” (ellos, que rehúyen tanto del inglés) y nosotros llamamos famoso o “celebrity” o que se yo. Mientras en Francia entre los famosos todavía quedan escritores, en España vivimos bajo el yugo de Ana Rosa Quintana. No eres nadie si no pasas por su programa. Punto para Francia.

Sin embargo Frédéric es un “BOBO”, un “BOhemian BOurgeois”, un vivalavida… Un jeta, vamos. Escribe en Vogue o no sé dónde por el día, y por la noche se va de farra. Los fines de semana, empero, escribe novelas. Supongo. Punto para Frédéric.

Llegué a él gracias a Michel Houellebecq, que lo convirtió en personaje de “El mapa y el territorio”. Luego me enteré de que Anagrama le había publicado en España una novela llamada “Una novela francesa” y la apunté. Dos años después me la he leído, pero ojo, en francés. Leer novelas en francés, en España, lo hacen Javier Marías y dos más, y ninguno de ellos sale en el programa de Ana Rosa, así que no los conocemos. Y es que leer en francés tiene un problema: que no me entero de la mitad. Me entero, sí, de cuándo sube las escaleras y cuándo las baja, pero no me doy cuenta de si apoya la mano en la barandilla o si la escalera siquiera tiene barandilla. Eso condiciona mi lectura y condiciona mi crítica, pero aún y así ¡vamos allá Frédéric!


domingo, noviembre 24, 2013

Motor Lab Monqi, de Miguel Ángel Martín

Llego tarde, lo sé, pero estas cosas pasan. Leer y comentar en 2013 por primera vez un tebeo de Miguel Ángel Martín y además hacerlo con uno de 2012, saltándose toda su bibliografía previa, es como decir ahora que la nocilla va a ser sepultada por la nutella, o que la game gear no tiene futuro, o que el blandiblu no durará más de un par de años. Llego tarde. ¿Y quién es Miguel Ángel Martín? Pues el que dibuja así:

miguel angel martin subterfuge records el demoniete

Sus dibujos son Subterfuge, el sello español por excelencia del indie de los noventa; Austrialian Blonde, Doctor Explosion, Mercromina, Sexy Sadie… Aprenderse de memoria la revista Tipo todos los meses y pensar qué guay sería escuchar todos esos discos… Oye, ¿y por qué no te los bajas? Pues porque estoy en 1997, Napster todavía no existe e intercambiar canciones por mIRC con un módem de 33,6kb es una odisea. Ostias qué putada, ¿y entonces qué hacéis? Engañamos a nuestros padres para que nos dejen comprar un par de discos al mes, nos intercambiamos cd’s, grabamos todavía alguna casette, y pagamos 300ptas al chulo de la clase que tiene un grabador de cd’s de 4 velocidades para que nos lo grabe. ¿Retrofuturismo? Apenas, Miguel Ángel, pero me has mandado de una patada 15 años atrás. Has dibujado el Odd tracks out! de Sexy Sadie, si es que se puede dibujar un disco.

Motor_lab_monqi_ miguel angel martin rey lear

jueves, agosto 15, 2013

Hombres Salmonela en el planeta Porno, de Yasutaka Tsutsui


Leo el título del libro. Lo leo otra vez. Leo la faja: “En el aburrido panorama actual, este es un libro de cabecera para todos los que se ocupan de lo postmoderno, lo meta-narrativo, lo cibernético y pangeico y lo after pop en nuestro país.” Creo que Sergio Colina Martín apenas se descojonó cuando escribió esto.

No sé si me reconozco más en “pangeico” o en “after pop”, pero desde que me llamaron “transmoderno” (ojo, nada que ver con la transmodernidad), me siento con derecho a leerme esto y mucho más. Yasutaka, ahí vamos. Objetivo, el de siempre: sexo y naves espaciales. Es más, ¿puedo pedir el máximo? ¿Sexo en naves espaciales? Tengo que intentarlo.

El libro (publicado por Atalanta) nos ofrece seis cuentos de Yasutaka Tsutsui (polifacético y prolífico escritor de ciencia ficción japo que ha probado también con el cine, el manga y demás artes, al parecer): El bonsái Dabadaba, Rumores sobre mí, El límite de la felicidad, El mundo se inclina, El último fumador y el que da nombre al libro. Son historias disfrazadas de ciencia ficción pero que trazan un relato crítico sobre nuestro tiempo. No se plantean respuestas, solamente se nos propone ver las cosas desde otro punto de vista.


domingo, mayo 05, 2013

Discos de modernos: The Avalanches – Since I Left You

Corría el año 2001 y uno disfrutaba de sus tiernos 18 años y de su primer año de universidad. La vida era simple: de lunes a viernes clases, academias, prácticas y tardes en la biblioteca, y viernes y sábado salir todo lo posible. El primer año de universidad se descubren carreras que uno desconocía que existían en su ciudad gracias a las fiestas que organizan. Turismo, Enfermería, veinte Ingenierías, Empresariales, ADE (sigo sin saber qué hacen, y sospecho que ellos también)… una gozada. Y en todas las fiestas el mismo plan: beber con los amigos sin despegar el codo de la barra, por lo que pueda pasar. Y como ya sabemos, nunca pasa nada. Además, la música era una mierda. Menos mal que todavía funcionaba la MTV.

Por esa época, el canal de vídeos musicales todavía no había descubierto lo interesante que era la vida de la gente mísera y The Strokes, The Libertines y demás no habían iniciado el revival post-punk que monopolizaría al mundillo alternativo hasta nuestros días. En otras palabras, había espacio para grupos que, o bien no fueran de Montreal (barbas y camisas leñadoras), o bien no fueran de NY/UK (pantalones pitillo, camisetas de H&M y ojeras).

Incluso había espacio para grupos que no tocaban ninguno de los instrumentos “habituales”, ni cantaban, ni nada que uno pueda esperar de un grupo ordinario, y que además no se llamara The Chemical Brothers o Daft Punk. Es más, hasta podían ser de Australia.


The Avalanches hicieron un disco (y no más, hasta la fecha) titulado “Since I Left You” en el que todas las canciones se componían, atentos, de una sucesión y repetición de samples. Hasta 3500 samples usaron. El libreto no da de sí para la lista de créditos. Una fórmula original que dio resultado a unos cortes sorprendentemente homogéneos. Uno a uno, los samples no guardan relación entre ellos pero en conjunto ganan una segunda vida.

Since I Left You suena a muchas cosas: The Beastie Boys, Basement Jaxx, Jamiroquai están ahí, aunque los samples fueran de Madonna, Maurice Jarre o Françoise Hardy, pero es un disco original en la forma y en el resultado. Sobre todo destacan la canción que da título al disco y Frontier Psychiatrist (con su característico scratching). 

That boy needs therapy! You're a nut, you're crazy in the coconut!

Nadie previó el éxito del disco. De hecho, The Avalanches tuvieron problemas para recopilar toda la lista samples empleados para indicarlos en los créditos, puesto que no pensaban que se les fuera a escuchar fuera de Australia. Pero tuvo tanto éxito en su país de origen que tuvieron que exportarlo. 9’s y 10’s en toda la prensa especializada, premios y un buen marketing (los vídeos de las dos canciones mencionadas merecen la visita a youtube) hicieron el resto.

¿Qué pasó después con The Avalanches? La fama, las drogas, el matrimonio, los hijos, el Desencanto… quién sabe, pero lo cierto es que la promesa del segundo álbum se lleva arrastrando demasiados años, así que quizás convenga guardar Since I Left You como el capricho único que es.

viernes, abril 12, 2013

Nantes 3: Le Festival du cinéma espagnol

Llegar al extranjero, a una ciudad pequeña como Nantes, y encontrarse carteles que anuncian un festival de cine español no es lo más habitual del mundo. Que encima te cuenten que llevan más de 20 ediciones del festival, y que es uno de los más importantes y sólidos festivales dedicados a cine español del mundo (ojo, que en España hay mucho festival de cine pero dedicado al español… ¿Málaga?, ¿Valladolid?), pues lo hace todo aún más curioso.

Nantes es una ciudad muy inquieta en lo relativo a la cultura. Por tamaño, es la sexta ciudad de Francia y por “calidad de vida”, una de las cinco primeras del país (eso dicen las estadísticas...). Nantes ha sido tradicionalmente ciudad de paso para grupos de música extranjeros, sobretodo ingleses, y la ciudad está llena de bares que ofrecen conciertos gratuitos de grupos amateurs de la región. Hay decenas de salas de jazz (aunque eso es algo relativamente habitual en Francia) y en cuanto al arte contemporáneo se refiere también hay varias galerías y un centro regional bastante importante (en cuanto a volumen y calidad, apparently). La universidad es bastante grande, lo que siempre potencia la actividad cultural.

El festival incluye una cincuentena de películas, prácticamente todas españolas, y numerosos actores y realizadores españoles vienen a presentarlas. No penséis que el cine español tiene gran difusión en este país, la gente normalmente responde “Almodóvar” a la pregunta de “¿qué cine español conoces?” y ya está. Así que imagino que esto será una buena oportunidad para dar difusión a nuevas películas que intenten entrar en el complicado mercado galo. También incluyen películas antiguas (Buñuel, Saura, Borau…) dentro de alguna retrospectiva o ciclo de temática específica y finalmente se entregan media docena de premios (del jurado, del público, joven, ópera prima, documental y corto).

Seis películas, seis, vi. Repasar la temática y los “tags” de todas ellas da un poco de vértigo. ¿Una radiografía de España? Ahí va.


Fin (2012), de Jorge Torregrossa
Adaptación de la novela de David Monteagudo (aún por leer). Es la película española que más se aleja del tópico patrio de todas las que vimos. ¿El argumento? Un grupo de amigos llegando a los cuarenta se reúne, después de muchos años sin verse, en una casa rural para rememorar viejos tiempos y ponerse al día. Primera parte. Segunda parte. Algo raro pasa en el mundo y el Apocalípsis llega. “There can be only one…”, sólo los elegidos sobrevivirán y al final, lo que verdaderamente importa, es el amor. Habrá que leer el libro para ver si David se hizo más o menos pajas que Jorge. No obstante, la historia pinta mejor para una novela. En la pantalla, los actores y los espectadores tuvimos que aguantar la inexplicable presencia del modelo Andrés Velencoso en la película. Eso sí que es un enigma por resolver…

Leo (2000), de Jose Luis Borau
Último largo de Borau, aunque ya hace más de diez años del film y Borau murió el año pasado. Icíar Bollaín y Javier Batanero bordan esta historia de polígono. Una historia de amor entre una luchadora (la “a” es correcta) y un prosegur. Pero ojo, no es cine social. Borau tiene un punto absurdo, como Kaurismaki (finlandés, humor finlandés…), que hace que sus historias resulten al mismo tiempo dolorosamente cercanas y absurdamente extrañas. De fondo, el polígono madrileño, el acento cañí, el café con churros, la cerveza y la virgen.

Eden à l’Ouest (2009), de Costa-Gavras
Este es el gazapo de las películas que vimos. Invitado de honor, presidente de la cinemateca francesa y amigo de Semprún, Costa-Gavras es medio griego y medio francés, pero nada de español. Tiene relación tangencial con el país por sus amistades y relaciones profesionales, pero tampoco su cine se asemeja al patrio. Es un buen invitado para el festival, conocido en Francia y respetado en el mundo del cine, pero eso es todo. Su película, es la enésima interpretación de la Odisea moderna, de esa persona del tercer mundo tratando de llegar al “primer mundo” para tener una vida mejor. Un viaje de aprendizaje y desencanto para el protagonista, y un viaje de arrepentimiento y vergüenza ajena para el espectador. Recuerda que todo lo que tienes, todo lo que disfrutas, es a costa de algún miserable. Luego sales del cine, te tomas una cerveza, cenas algo y te vas a acostar, porque la vida sigue y al día siguiente madrugas…

Grupo 7 (2012), de Alberto Rodríguez
Me gustó más de lo esperado. Me negué a ver esta película cuando todavía estaba en España, creo que únicamente por la presencia del insufrible Mario Casas, pero el caso es que esta historia de una patrulla de policía en la Sevilla Pre-Expo está muy bien contada y está representada por unos muy buenos actores (salvo el ínclito).

El trapo es la patrulla que limpia el centro de Sevilla de la droga, por encargo de unos políticos que quieren vender una ciudad moderna y al día, y la carnaza es la de siempre, la clase media mirando con miedo a la élite que pasa por encima de todo sin mancharse, y con desprecio a una clase baja que no tiene dónde caerse muerta y hace lo que puede por sobrevivir. No es una historia exclusiva de la península, pero la Giralda, los patios y la cruzcampo de fondo la hacen más nuestra. Merece la pena.

Los amantes pasajeros (2013), de Pedro Almodóvar
El director de cine llamado “Pedrooooooooooooo” quiso hacer una comedia desenfada, así, como las hacía antes. Pero no puede. En los años ochenta había mierda que limpiar, había ganas de reír y motivos para hacerlo, porque España era un sitio muy gris y muy feo, y los únicos que levantaban la voz era los cantautores y como que en los ochenta eran muy aburridos. El SIDA no existía, la heroína y la cocaína eran guays y todos éramos jóvenes y teníamos un cheque en blanco. En ese contexto, cualquier película de las primeras de Almodóvar es a la vez un dardo envenenado a todo lo anterior, y un caramelo muy dulce para todo lo nuevo. “Los amantes pasajeros”, por el contrario, es el humor visto desde el punto de vista de un burgués. Cuesta más hacer reír, y hay que tirar más del caca-culo-pedo-pis, aquí llamado coca-polla-teta-pis. Jack Nicholson dijo que después del 11-S sólo iba a hacer comedias. ¿Recordáis alguna? Pues eso. Sin embargo, el personaje de Cecilia Roth-Bárbara Rey contando cómo tiene grabados sus encuentros con el rey… Priceless.

Blancanieves (2012), de Pablo Berger
La más patria de todas. Triunfadora de los Goya, amén (¿). Película en blanco y negro y muda, parece ser que pensada antes que “The Artist”. Guión pensado para que Maribel Verdú se luzca hasta el extremo, y de fondo salen toros, flamenco, guardias civiles, perlas, mantillas, curas, cruces y seis enanitos. A blancanieves que le den. De pequeña es una maravilla pero de mayor para salida de un anuncio de compresas, todo la emociona hasta el extremo. SPOILER. Que no haya príncipe me parece bien, pero que se enamore de un enano… FIN DEL SPOILER. ;)

sábado, marzo 02, 2013

Sr. Chinarro - Enhorabuena a los cuatro

Vuelve a la carga el Sr. Chinarro con su disco número 14, el quinto consecutivo publicado con Mushroom Pillow. Este se titula Enhorabuena a los cuatro (un juego de palabras sobre una felicitación a una pareja y a sus respectivos amantes).

Por ahora sólo tiene una escucha, pero me parece que sigue la estela de los dos últimos, Presidente y ¡Menos Samba!: Poca instrumentación, muy sencilla, y el peso de las canciones en las letras, con su humor socarrón, sus críticas al poder y a la sociedad, y sus amoríos.

Parece que le siguen dando cierta coba comercial, y para este disco en la promo están haciendo gala de que han colaborado Annie B. Sweet, Guille Mostaza y Pau de La Habitación Roja entre otros.

Antonio Luque, por su parte, a través de entrevistas que le están haciendo en los medios, viene a decir algo así del disco:
"Quería reflejar el fracaso de la idea del amor romántico como el principio del fracaso en la sociedad en su conjunto. El fracaso comienza individualmente, se expande entre las relaciones más próximas y acabamos fracasando como país... La crisis de la sociedad va en paralelo a la crisis de la pareja y de la idea del amor... Porque ahora las relaciones entre hombres y mujeres son también competiciones a ver quién gana. Si por lo menos se practicara el amor libre y nos lo pasásemos bien, pero es que nos la seguimos cogiendo con papel de fumar."



Parece que por aquí saben cómo suena. Habrá que escucharlo un poco más.

domingo, diciembre 30, 2012

El regreso a casa

Son Navidades, y como todos los años y como tanta gente vuelvo a casa. Una casa que ya no es mía, pero no dejará nunca de serme familiar. Dejo las cosas y llamo a los amigos de siempre. Para variar, cerveza en el sitio acostumbrado a la hora acostumbrada.

Qué tal, yo bien, yo también. Por aquí como siempre, qué tal por allí. Pues qué quieres que te diga, como siempre. ¿Sabes que Arturo se ha casado? No jodas, quién lo iba a decir. Ya te digo, el pringao de Arturo ahora hecho todo un padrazo... Lo siento por su hijo. Jaja, yo también. Oye, ¿cambiamos de bar? OK, de acuerdo. ¿Mubarak? Mubarak sea.


Pido una cerveza en el Mubarak y llego a 2005. O al menos eso dice un calendario en la pared. Vuelvo a nuestro rincón de la zona de baile, reconozco la canción de Lori Meyers que está sonando. La canto como si fuera la vida en ello... Más adelante se suceden las canciones conocidas y mil veces cantadas, las Voll Damms de siempre y cuando me doy cuenta, las luces se han encendido y un tipo blandiendo una fregona me dice que deje de hacer el pijo y de cantar canciones de hace mil años, que ya va siendo hora de irme para casa.


Salgo del bar y es 2022, según unas luces de Navidad colgadas de una lado a otro de la calle. “Hola, ¿qué tal? Cuánto tiempo” Muy bien. Siete años por lo menos, ¿y tú? “¿7? Diría que más bien 17, pero bueno. Yo bien, ya ves, aprovechando que he dejado a la mujer con los críos en casa... ¡Hay que desfogar!” ¿Críos? Joder qué fuerte, ¿y cómo llevas lo de tener críos con la carrera pendiente? “¿Qué carrera? La San Silvestre la voy a correr, pero es dentro de cinco días...” Ah, ya, cierto. Yo no la voy a correr este año... “Ja, no te deja la muyer, ¿verdad?” Eh, sí claro, la muyer... Ya sabes, ye lo que hay, la familia manda... “Si es que al final somos todos iguales... unos calzonazos, joder... Bueno anda, me alegro de verte, cuídate y da recuerdos a la muyer y a los críos. ¡Hasta luego Carlos!”


Bajo la calle pensando en quién será Carlos y cuántos hijos tendrá, y en cómo será su mujer y si yo los he conocido alguna vez. Llego a la parada de taxis y me meto en un Passat de los ochenta. Cierro la puerta y estoy en 1982. Suena la COPE en la radio y un político que no reconozco se queja de que los socialistas no pueden tomar el gobierno porque siempre hacen lo mismo, destrozarlo todo. Le pregunto al taxista si no puede cambiar de emisora y me dice que para qué, que son todas iguales. Sigue hablando, y para cuando vuelvo a prestarle atención me dice que una cosa está clara, “con Franco se vivía mejor. Dicen que no había tanta libertad, pero la verdad, ye que hacía les mismes coses” Me hundo en el asiento de atrás hasta llegar a casa mientras el taxista y el político me recuerdan que toda la culpa es de la izquierda, y que lo necesita este país es mano dura y, sobre todo, hacer las cosas como dios manda. Le doy 350 pesetas y le digo que se quede con el cambio. Me da las gracias y le digo que no se desespere, que saldremos de esta.


Me despierto a la mañana siguiente y miro a la mesita de noche buscando la hora. Una pantalla en la que veo de fondo de un viejo posando con tres niños me informa de que son las 10:27 del 29 de diciembre de 2064. En ese momento escucho una voz detrás mía:

- ¡Vaya cómo estamos! Pues sí que hemos dormido hoy, ¿eh? No me diga que estuvo usted de fiesta anoche... Vaya prenda que está hecho.

Trato de incorporarme para levantarme y sólo consigo resbalarme con las sábanas. Intento sacar una pierna fuera de la cama pero no se mueve. La voz se mueve hasta aparecer en mi campo de visión y resulta ser una mujer de unos cuarenta años vestida de enfermera. Viste una especie de pijama azul y raído.

- ¡Adónde va! Pues sí que nos hemos despertado hoy con ganas de pelea... Deje, deje que yo le ayude que usted sólo no va a poder... Así... Cójase de mí y yo le levanto, ¿ve cómo así va mejor?

La enfermera me incorpora, me ayuda a levantarme y me sienta en una silla de ruedas. Arrastra la silla hasta un salón con ventanal desde el que se ve la Escalerona. Me dice que me quede ahí, cómo si yo pudiera irme a algún sitio, y que en seguida me trae el desayuno, ya que luego nos tenemos que preparar. Hoy viene uno de mis nietos y me a sacar a comer por ahí. Me fijo en la gente que pasa por el paseo del muro. Bicis, aeropatines, perros de colores y viejos en chándal de Tactel. Hay que cosas que nunca cambian. Más allá, la playa, el mar, el Rinconín al Este y San Pedro al Oeste. Una frase viene a mi cabeza: “todas las cosas que alcanzo a ver me sobrevivirán” y poco a poco noto que una fatiga me invade. No puedo decir que sea dolor, pero sí que alcanza todas las partes de mi cuerpo. Cierro los ojos e intento dormir para ver si así desaparece. Efectivamente, parece que poco a poco el dolor desaparece. Al rato, escucho una voz de lejos “¡Abuelo, abuelo! ¡El abuelo no se mueve papá!” pero no importa, ya no siento fatiga...


Abro los ojos de golpe y siento un sudor frío que me recorre toda la espalda. Miro el reloj y son las 6:55. Salgo de la cama, que por cierto, está bastante alta y corro a la cocina para buscar un vaso de agua. Necesito refrescarme. Curiosamente, la encimera de la cocina está más alta de lo normal. Apenas puedo llegar al grifo y los armarios donde se guardan los vasos quedan fuera de mi alcance. Por suerte, tengo uno mano. Me estiro para abrir el grifo y lo lleno. Pesa mucho, así que tengo que agarrarlo con las dos manos. Afortunadamente, parece que el disgusto de la pesadilla ha pasado y ya no siento la fatiga. Al contrario, mi cuerpo se siente como nunca. De vuelta a mi habitación reparo, al pasar por el salón, en unos bultos extraños. Entro, doy la luz, y veo decenas de paquetes envueltos repartidos por todo la habitación. La mayoría están alrededor de una zapatilla pequeña. La cojo y tiene el número 28. Una voz tras de mí me sobresalta:

- ¿Qué haces tan pronto en pie? ¿Sabes la hora que es? Anda y vuelve a la cama –dudo un instante y mi padre me anima –no te preocupes anda, que los regalos ya están aquí y no se van a marchar. Luego los abrimos todos. Anda vuelve a dormirte.


Así hago, hasta que me despierta el móvil. Un mensaje de whatsapp me dice que hemos quedado en Toma 3 para tomar un café. Ducha y a la calle. Toma 3 resulta ser un bar, y no una tienda de tebeos como yo lo recordaba, y ha cambiado de lugar, así que tardo un rato en encontrarla. Alrededor de una mesa alta encuentro a una media docena de amigos que me saludan sonriendo, les pregunto qué ocurre y me dicen que vaya cara tengo, que parece hubiera dormido dos días enteros. Respondo que puede que así haya sido, y uno pregunta: “¿qué día es hoy?” Ni idea, respondo.

- Joder, no sabes ni en qué día vives –asiento y todos sonreímos.

Les pido que me pidan un té mientras voy al baño. Allí dentro huele a canela, así que salgo tarareando aquella canción. Cuando llegan las bebidas nos damos cuenta de que el té huele a canela, la cerveza huele a canela y hasta el bisolán. Cojo mi teléfono y hago un comentario al respecto en mi Facebook. Vuelvo a la conversación, levanto la mirada de nuevo y veo a la camarera ante mí, que me dice:

- La clave es la deriva.

¿Qué? ¿De qué me está hablando? ¿Qué mensaje misterioso y encriptado me trae esta mujer que ni sé de dónde viene ni cómo ha llegado hasta aquí. ¿Es realmente una camarera? Miro la pantalla del teléfono. Son las 17:56 del 29 de Diciembre de 2012, todo parece correcto y sin embargo, una criatura salida de la nada se abre paso entre mi círculo de amigos sólo para transmitirme este mensaje cifrado. “La clave es la deriva” me ha dicho, no consigo ver la relación que puede tener con mis últimos días aquí y sin embargo, al mismo tiempo, no puedo evitar intuir una poderosa relación. De alguna forma, alguien o algo ha enviado a esta camarera, o quién sabe, quizás ha tomado forma de camarera humana, para comunicarme algo que, desgraciadamente, no puedo desvelar. ¿La habrán visto el resto de mis amigos? ¿Seré el único que ha presenciado este misterioso encuentro? Algo dentro de mí me dice que puede que así sea, por lo que temo que no pueda resolverlo jamás. Levanto la mirada del teléfono y ella sigue allí. La miro extrañado y ella, a su vez, muestra haber captado mi confusión. Vuelve a hablar y me dice:

- El wifi, chaval. La clave del wifi es laderiva.

lunes, abril 02, 2012

Discos de modernos: Iggy Pop - Lust for Life

De entre todos los mandamientos por los que se rige la vida de un moderno, hay uno que destaca por polémico y característico, sin duda uno de los rasgos más representativos de esta forma de vida (forma de vida, ¿por qué no?):

Llevar la contraria.

Algo tan simple y a la vez tan complicado, pero que siempre hay que llevar a rajatabla. Un moderno auténtico no se puede permitir el lujo de agradar a su interlocutor a base de estar de acuerdo en lo bien que se lo pasaron viendo tal película, en lo mucho que les gusta aquel músico, o en lo bien que se come en ese cuchitril que pone hamburguesas debajo de casa. No. Un moderno auténtico y esforzado en serlo, debe llevar la contraria a todos su interlocutores, incluso cuando este mandamiento le lleve a argumentar que el último disco de los Flaming Lips es una obra maestra, justamente cinco minutos después de haber proferido auténticas barbaridades contra ese mismo disco en presencia de un público aficionado a los de Oklahoma. Y es que no hay nada más moderno que mostrar unos gustos únicos que nadie comparte. Lo más moderno siempre es lo que los demás desconocen, o lo que no valoran. Yo me puedo mofar de Marta Sánchez delante de unas aficionadas a los 40, como todos, pero también reivindicarla como auténtica renovadora del party-pop o del lollypop-pop patrio ante unos desconsiderados que se atrevan a difamarla. Así de dura es la vida del moderno.

Con esta norma por bandera, no resulta de extrañar que los modernos guarden una extraña y cíclica relación con los músicos, que sigue más o menos este esquema:

1) Fase “Rockdelux”: Ni dios conoce al debutante grupo murciano “The Velvet Alcachofas”, así que un moderno de pro no duda en calificar su disco de debut “Mi mamá me hace la cena” como una absoluta obra maestra ante cualquier aforo posible, consiguiendo que el público se encoja de hombros ante el desconocimiento general de la existencia de los murcianos, lo que sube el ego del moderno hasta cotas inconcebibles.

2) Fase “Radio3”: Comienzan los problemas, y es que a medida que “The Velvet Alcachofas” se van haciendo un hueco en el circuito indie nacional, el moderno empieza a ver flaquezas en su segundo disco “Los jubilados no deberían tomar Viagra”, claramente alejado de la magia y chispa del primero. La fama se huele y con ella el desastre.

3) Fase “Música Sí”: Con su quinto disco “This is it”, el segundo en inglés, los murcianos afincados en Londres “The Velvet Alcachofas”, que ya firman como “The Velvet Artichokes” han logrado lo inimaginable, encabezar el cartel del festival Glastonbury ‘2026. El moderno, anuncia sin titubeos en su twitter que por primera vez en quince años, no irá al festival anglosajón en protesta por haber cedido ante la presión de las discográficas a la hora de incluir a estos impresentables en su cartel. Consigue siete retweets.

4) Fase “M80”: Sólo las mamás que van a buscar a sus niños en tanques todoterreno a la salida de los colegios escuchan los discos de “The Velvet Artichokes”. Nadie más los recuerda. Sus hijos protestan al escuchar a los de Murcia. El moderno los ignora.

5) Fase “Iggy Pop en Trainspotting”: Justo cuando cumplen sesenta años, los integrantes vivos de “The Velvet Artichokes” celebran con sorpresa un renacer en el interés por su música, al haber sido incluida una de sus canciones en la banda sonora de una popular película –definida como “de culto” en su pre-estreno- titulada “Trainspotting 2, cocainómanos en Murcia” (para todos los públicos). Dos meses antes del pre-estreno, y gracias a teasers y publicidad viral en Internet, el moderno ha vuelto a escuchar sus discos de “The Velvet Alcachofas” y ha sentido renacer algo en él, una chispa que creía olvidada, los de Murcia realmente eran buenos.

6) Última Fase, “Tom Jones se ha inflado a Botox”: Tras su revival, “The Velvet Alcachofas” con una formación renovada, integrada por los nietos de los miembros originales a excepción del cantante y fundador del grupo, que canta en silla de ruedas, se dedican a hacer giras mundiales en estadios de fútbol, abanderan campañas a favor de los derechos de los suricatos pardos, y han tocado dos veces ante el papa. Grandes éxitos, Antologías, discos homenaje, dos biopics y cuatro series distintas de muñecos (incluidos Lego), por fin reciben el merecido reconocimiento a su trayectoria. El moderno, ya abuelo, ha prohibido a toda su familia que entre en casa cualquier producto de la factoría “The Velvet Artichokes”, y ha publicado en su olvidada cuenta de Twitter el siguiente y polémico (si alguien lo leyera) comentario: “Me gustaban cuando no eran comerciales”.

Pues algo parecido pasa con Iggy Pop.


Este tipo ha sido ídolo punk desde finales de los setenta, ha estado tirado en la cuneta gracias a su íntima relación con la heroína alguna que otra vez, han hecho películas sobre su relación con Bowie, documentales sobre su triángulo musical-amoroso con Bowie y Reed, Trainspotting puso a su Lust for Life en las orejas de nuestra generación veinte años después de haber sido grabado, y el tipo todavía tiene ganas de dar conciertos.

Es famoso por sus gestos espasmódicos en los conciertos, de los cuáles sigue haciendo gala y que hace más de cuarenta años le valieron el apodo de “La Iguana”. De entre toda su trayectoria, primero con The Stooges, luego en solitario, luego otra vez con The Stooges y ahora ya no lo tengo claro, destacan los dos que grabó con el Duque en los dos fructíferos (en todos los sentidos) años que vivieron en Berlín: The Idiot y Lust for Life. Aunque probablemente el primero tenga más mérito en cuanto a innovación musical se refiere y la mano de Bowie se note mucho más, yo siempre he sentido una predilección especial por su Lujuria por la vida. Mucha guitarra, mucho ruido, mucha energía y muchas ganas de comerse el mundo. La canción que da título al álbum, The Passenger, Sixteen, Tonight, Success… bah, da igual, los nueve cortes son un estallido de rabia del bueno, la rabia que Bowie no era capaz de poner en sus discos, y que en Iggy, bien canalizada, generaba discazos como este.

domingo, enero 29, 2012

Discos de modernos: Lo mejor del año… ¡2004!

¡Ah! ¿Recordáis la primera década del s.XXI? Qué tiempos aquellos, tiempos buenos de verdad para nosotros los modernos. Todos los años, decenas de bandas nuevas sacan sus primeros discos, reventaban las portadas de la NME, y dejaban a los de la Rockdelux sin adjetivos ni comparaciones. Un momento único en la historia; un momento irrepetible para los que libros de historia y las grandes enciclopedias de la música guardan sus páginas más doradas. Hablo, como no, de la segunda ola del britpop; también llamada segunda ola del post-punk. De traca. 

Qué le vamos a hacer, cada uno es teenager una vez en la vida, y Erasmus otra (bueno, a veces dos), y esos momentos vividos en los días de esplendor de la adrenalina fluyendo por el cuerpo marcan a uno a fuego: “the good ol’ times”, le dicen. Cada uno vive esa época como La época, y no veo nada malo en ello. Los discos a los que uno siempre vuelve, las películas que se recuerdan, el pelo en la coronilla y las chicas que no se tenían que mirar al espejo para saberse radiantes se quedaron en esos días. Visto así, mi 2004 tampoco parece un sitio tan malo al que volver de vez en cuando. Os dejo diez discos para el camino.

Digresión nº 1: Aviso para los no-modernos: las chicas que veíamos en los festivales en aquella época, ahora tienen un trabajo próspero en alguna consultora de Madrid en el departamento de Marketing como “Team Leader” o “Commodity Manager”. Este post de cultura urbanita puede seros útil.

Digresión nº 2: Nota obligada por culpa de Megaupload: Dicen que descargarse discos está mal y es delito. Pero no dicen que gracias a eso he conocido grupos por los que luego me he metido en un avión, he dormido en un hotel, he comido y bebido en restaurantes y cafeterías, me he comprado camisetas y he pagado entradas de precios exorbitantes por verlos en concierto. Eso es mover la economía. Eso es difundir cultura.


Maxïmo Park - A Certain Trigger

Empezamos con gente del norte, de Newcastle. Este fue su disco de debut, y sonaba muy bien. Canciones cortas, muy rítmicas, mucha guitarra y mucha batería… ¿habíamos escuchado eso antes? Pues sí. Cualquier disco de los primeros de The Pretenders, por ejemplo, y eso nos lleva 25 años atrás. Aún así, A Certain Trigger merece la pena y aguanta las escuchas. Ecuchad Apply Some Pressure, Graffiti, y The Coast is Alway Changing.


The Futureheads- The Futureheads

Seguimos por el norte, con estos vecinos de Sunderland. Recalco lo de vecinos porque las voces suenan al norte, y porque ambos discos son muy parecidos. Sin embargo, The Futureheads, también debutantes, son un poco más flojos. Es sorprendente, pero en apenas siete años este disco ya suena como “de otra época”, y es que la moda que siguió a The Strokes y a otros en el primer lustro de los 2.000 pegó muy fuerte pero se deshinchó pronto (para algunos). Desconozco si siguen en activo y me niego a curiosear. Aún y así, el disco se merece entrar en la lista porque no se bajó del mp3 en una buena temporada. Supongo que Robot fue la que más gracia nos hizo.


Razorlight - Up all night

Subimos un poco el listón. Estos chicos tampoco innovaron con esto de las guitarras y las pintas de no haberse duchado en un par de semanas, pero lo de siempre, si lo haces bien, no hace falta que te flipes con ser “original”. David Bowie y Lou Reed y otras buenas referencias se reconocen en otro de los “hypes” del año. Buen disco, Golden Touch sonó un montón.



Art Brut - Bang, Bang, Rock & Roll

Oh, llega lo bueno. Muy finos estos tipos. Lo suyo era hacer rock de toda la vida (como el resto), pero sin tomarse en serio a sí mismos. Y el resultado fue este disco de apenas media hora en el que las canciones son pegadizas, pero sobre todo son cómicas. Por qué se dedican a la música (Formed a Band), qué le ha pasado a su hermano menor, hecho todo un moderno (My Little Brother), una oda a su primera novia (Emily Kane) y una canción dedicada a un gatillazo (Rusted Guns of Milan) conforman el inicio de disco con el que más me he reído nunca. ¡Obligatorio!


Kaiser Chiefs - Employment

No sé muy bien por qué, pero el caso es que yo a estos tipos siempre los tuve un poco atravesados. Iban así como de punkis, pero no llegaban a chachis (o algo parecido era el refrán). Más de lo mismo, fue la moda: canciones cortas, muy pegadizas, pensadas para tener veinte años, una camiseta desecha y saltar en primera fila como un energúmeno o peor aún, como si fueras el único energúmeno. Everyday I love you less and less y I predict a riot, los hits.


Wolf Parade - Apologies to the Queen Mary

Los segundos de la clase. Paralelamente al boom de grupos en el Reino Unido (todos los anteriores y todos los siguientes menos otros dos son de allí), en Canadá se produjo un fenómeno parecido. Sí, hubo un boom que dio lugar a un montón de bandas, pero el corte era diferente. Su música se alejaba del revival de la New Wave (en castellano: todos los grupos anteriores copiaban la música de veinte años atrás) y trataron de innovar con algo que algún periodista llamó “pop preciosista”. Pues bien, esta cursilada quiere decir que estos tipos se curraban las letras, siendo bastante más íntimos y crípticos que sus vecinos del otro lado del charco, y que su música era más orquestal y a menudo acompañada de coros. Violines, órganos, pianos, flautas… cualquier instrumento les valía para hacer canciones más originales y complejas que la moda imperante. El problema fue que salieron tantos, que al final también ellos se convirtieron en moda. No obstante, este disco es para enmarcar y Grounds for Divorce casi un himno generacional (lástima que tuviera que competir con los siguientes).


Bloc Party - Silent Alarm

Atentos a la pronunciación. Estos chavales que parecen salidos de un anuncio de Benetton, todos interraciales ellos, son el máximo exponente de la moda de estos años. Duraron un disco (aunque han sacado más), pero les salió redondo. Helicopter, Banquet, Pioneers, Luno… no sé cómo lo hicieron y no lo consiguieron repetir, pero Silent Alarm es impecable.



The Killers - Hot Fuss

Para cuando llegué a Glasgow, todos los pubs ponían cuatro canciones de estos tipos cada noche. Por cómo sonaban y porque todo el mundo conocía las canciones, uno pensó que se trataba de un grupo de los setenta… hasta que me enteré de que el disco estaba recién estrenado. Mr. Brightside abría la noche, Somebody Told Me levantaba el ánimo de la gente, Smile Like You Mean It ponía a los borrachos en modo “profundo” y All These Things That I’ve Done sonaba ya con las luces encendidas. Un clásico instantáneo.


Franz Ferdinand - Franz Ferdinand

Decir que elegí la ciudad a la que me fui a vivir durante un año por ellos es pasarse, pero no mucho. Gracias a ellos supe que Glasgow era una de las ciudades más movidas del continente, y no me defraudaron. Con ellos aprendí que lo que en España es “alternativo”, en Escocia era como escuchar al Canto del Loco. Sus canciones sonaban por todas partes, dieron cuatro conciertos en el año y no pude verlos ni una vez (las entradas se agotaban en horas); allí eran auténticos gurús. Pisé los bares que ellos frecuentaban, estuve en la School of Arts en la que se conocieron, y nos empapamos con su música pero bien. Jacqueline, Take me Out, The Dark of the Matinee, The Dark of the Matinee!!, This Fire, Darts of Pleasure… sobraos.


Arcade Fire - Funeral

Y llegamos a la cumbre del moderneo del s.XXI. Los canadienses Arcade Fire son el punto y aparte en este exigente mundo de lo alternativo. Educados en la música clásica, innovaron al traerse sus registros al campo de la música popular. En concierto impactaban (ahora ya no sorprenden, se les espera) al ponerse todos a la misma altura, nada de un líder y los músicos de fondo, todos en primera línea, todos cantando a coro, y todo el público con los bellos de punta. Puedo decir, y no exagero (no lo diría de los otros), que escucharlos en directo es conmovedor. No sólo por esa música barroca, coral, divertida (venga a cambiarse los instrumentos canción a canción, multi-instrumentistas todos ellos), sino porque sus letras recogen un sentimiento general. Ese de nuestra generación, perdida y adormilada entre el bienestar heredado de nuestros padres, y las negras perspectivas futuras de pobreza y pérdida de derechos. Funeral no es un disco, ¡es un testimonio de nuestro tiempo!



Rebuscando entre mis carpetas, y más tarde revisando las listas de las revistas especializadas, descubro que la lista de discos y grupos que recuerdo de aquellos años es larga: The Libertines, Kasabian, Interpol, Clap Your Hands Say Yeah, Nick Cave, TV On The Radio, Keane, Mylo, Hope of The States, Devendra Banhart, The Go! Team, The Zutons, The Shins, 22-20’s, The Cribs, The Rakes, British Sea Power, The Magic Numbers, The White Stripes, Antony And The Johnsons, Doves, Bright Eyes, We Are Scientists, Hard-Fi, LCD Soundsystem, Editors, Ladytron, The Duke Spirit, Engineers, Mercury Rev, Test Icicles, Idlewild, Shout Out Louds, Brakes, The Bravery. Pero más larga aún es la lista de recuerdos que cada uno de estos discos evoca, anécdotas juveniles y superficiales la mayoría, pero que llenan la negrura de mi cabeza de chispazos coloridos . Coño, de pronto son las fiestas de Begoña y estoy en el Paseo del Muro mirando al cielo con la boca abierta para llevar la vista más arriba todavía y expresión de lelo en la cara. Mi memoria es una puta noche de fuegos artificiales. Esto sólo parece querer decir una cosa: mereció la pena.

sábado, diciembre 31, 2011

Discos de modernos: Wilco - A Ghost is Born

Hay modernos y modernos, como de todo en esta vida. Uno puede caer en el error de pensar que cualquier tipejo con camiseta a rayas y gafas de pasta es un moderno y ya está, ya sé todo lo que hay que saber sobre el tema. Pero si uno piensa así se equivoca.

Así que hoy vamos a conocer una clase muy concreta: el moderno pureta, o moderno superior.

Como ya sabemos todos (o deberíamos), el primer rasgo distintivo de un moderno, al margen de las gafas y otros adornos corporales varios, es que reniega de su propia condición de moderno y se defiende a capa y espada a grito de “dios, ¡como odio a esos modernos!”, como si la cosa no fuera con él, o el fuera distinto, o incluso mejor. Hay muchas variantes de este tipo de desprecio, y una de mis favoritas es la indiferencia. La indiferencia, amigos, es el arma más poderosa del moderno. Mucho más que una expresión vehemente o que un dedo señalando con odio y tensión, la indiferencia, ese leve gesto de la cabeza, entre un “no” y un “sí” pero que se queda en un sencillo cabeceo hacia un lado, como apartando la mirada, duele mucho más que el común “yo ya los conocía antes de que fueran famosos”. Probadlo, amigos, probad la superioridad que concede la indiferencia.

¿Y quiénes la practican mejor? Pues los que no se visten de indiferencia, sino los que son auténticamente indiferentes a todo aquello que les rodea. Y en este mundillo, amigos, esta casta superior la representan los modernos puretas. Han sido y son modernos, como cualquier otro, así que definitivamente es el “pureta” del término, el que marca la diferencia. Y es que no hay nada tan envidiable en el mundo que habitamos, que poder decir eso de “cualquier tiempo pasado fue mejor, y yo lo viví”; y claro, para esto, la edad siempre es un grado.

Nadie te puede pintar mejor la cara en una sociedad moderna que aquel que ha visto a David Bowie en concierto y encima te lo dice sin darse importancia, como si no supiera que ya es remotamente imposible igualar semejante gesta. Llevándolo a un extremo radical, un moderno sólo puede hincar la rodilla en el suelo ante alguien que promete haber pisado Woodstock en el ‘69, haber visto a Lou Reed tocando hasta arriba de heroína en su mítico concierto de Madrid (creo que duró 2 minutos antes de desvanecerse) o haber estado a menos de doscientos metros de Brian Jones en un concierto. Digo que lo llevo a un extremo radical porque modernos con este currículum es muy probable que se traten de modernos retirados, pero de todo podemos ver en este mundo. La experiencia es un grado, dicen ellos.

¿Y qué pinta Wilco en todo esto? Pues ahora lo vemos. It’s Download time baby!


A pesar de toda la parrafada anterior Wilco es un grupo actual, y todo el que tenga un mínimo de ganas de verlos en concierto puede hacerlo, ya que han venido y con seguridad vendrán más veces a este territorio patrio nuestro (tendría que buscar el post en el que iba a comentar el concierto en el que los vi, pero me da pereza). ¿Y entonces, de qué va esto? Pues de que para llegar a Wilco hay que esperar unos años de vida moderna. Y normalmente esos años suelen llegarle a uno a la edad pureta. ¿Y por qué? Pues porque el moderno jovencito, el que da sus primeros pasos, suele tirar por el moderneo hype (Alaaaaa), y para esto me remito a wordreference: promoción exagerada, bombo.

Por definición, el más estándar de los chavales modernillos obedecerá a la NME, a las listas de Pitchfork, o al jenesaispop (dios nos coja confesados). ¿Y Wilco por qué no pasta por aquí? Pues, según una teoría puramente personal, porque estos tipos pasan de hacerse fotos poniendo cara de “estoy cansado de follar, y además tengo resaca”. Aunque claro, también puede ser porque no tengan canciones pegadizas de tres minutos. Su estilo es otro.

Jeff Tweedy y compañía se destacan por tener una instrumentación sobresaliente, por tener dos guitarristas cojonudos (el propio Tweedy y Nels Cline), por adentrarse en el country hasta oler la paja y ponerse el sombrero de ala ancha, por darle a las drogas pero para mal (estos no molan, como los planetas –punto 8 de la entrevista-, esta gente lo pasa mal y tiene depresiones y canta sobre ello y esto claro, no vende) y reflejarlo en sus letras y, si no lo he dicho ya, por tener dos guitarristas cojonudos.

Aunque haya elegido A Ghost Is Born, la crítica parece alabar más otros discos de la banda como el Being There, el Summerteeth o el Yankee Hotel Foxtrot, pero hay dos piezas en este, que son el “At least that’s what you said” y el “Spiders (Kidsmoke)”, que me parecen terriblemente conmovedoras y no precisamente por las letras o el tono de las mismas. Es esa guitarra la que marca la diferencia, esa guitarra que te pide paciencia para que la escuches detenidamente, sin prisa, que te absorbe y te abstrae de todo lo que te rodea y sobre todo te permite olvidarte de esos chavalitos que brincan como energúmenos delante de ti. ¿Modernos, dices? ¿Dónde? Ni me había fijado que andaban por aquí. ¿Que nos estaban llamando puretas? Bah, tanto da. Déjalos, son chiquillos…

miércoles, diciembre 14, 2011

Discos de modernos: The Strokes - Is This It

Aquí pudo haber empezado todo. Es cierto que en realidad el problema comenzó cuando tenía un año y sólo dejaba de llorar cuando ponían música en la radio del coche, o incluso antes cuando mi madre, embarazada de mí, decía que yo me tranquilizaba con radio clásica. Qué tierno. Pero desde luego, este fue un punto de inflexión.

Dicen que con tres años me gustaba el disco de “Al Alba”, con seis recuerdo que mi padre ponía por las mañanas a The Police y a Dire Straits, y con nueve no olvido el día que el Queen – Greatest Hits II entró en mi casa. Terrible. Luego me convertí en teenager, y llegaron los discos de Blur, Oasis, Beck, Moloko… En fin, los primeros grupos que yo conocía y mis padres no, porque de eso va ser adolescente y yo ya me estoy haciendo la picha un lío veinte años después.


A donde iba: La primera vez que escuché el Is This It, no supe cuál era el single. Fue el primer disco que, de principio a fin, todo me parecieron temazos. Después tampoco me ha pasado muchas veces, no llega a la media docena, pero este fue el primer disco en el que realmente creía que estaba “descubriendo” algo, y por descubrir me refiero a escucharlo antes que la media de la gente de mi entorno, antes de que los medios de comunicación patrios se hicieran eco de él, etc. etc.

The Strokes eran unos niños bien de Nueva York. Que si mi padre era un músico famoso en los setenta, que si el mío tiene una agencia de modelos, que si nos conocimos en el lycée de Nueva York, que si estudiamos en Suiza, que nos mudamos al Soho y que vamos a sacar un disco, que es en realidad lo que nos mola.

¿Y qué sacaron? Pues un disco como los de toda la vida. Para qué inventar cosas nuevas cuando con una batería, un par de guitarras, un bajo y un cantante tenemos suficiente. Para qué seguir las modas, para qué tratar de innovar, cuando en los setenta hacían un música del copón. Y con todo esto triunfaron.

Doce cortes breves, de los que ninguno llega a los cuatro minutos. Mucha batería, unos riffs de guitarra ultra pegadizos, una voz ronca como la que te gustaría tener, y unas letras sobre jóvenes que salen de copas… ligan… toman más copas… la dura vida, vamos. Hasta que empieza otra canción y otra vez la guitarra te mueve los pies, como si tuvieras los cordones enganchados en la mano del bueno de Hammond Jr. y simplemente no pudieras evitar seguir el ritmo. Doce temazos, ¿lo he dicho?

Is This It no es exactamente un disco de rock de los ’70, pero suena más a eso que a ninguna otra cosa. Ecos de Television y de la Velvet Underground, un disco que encajaba mejor con el post-punk de finales de aquella década (Pretenders, Blondie, The Stooges…) que con su época. Lo que ocurrió con este disco es Historia del moderneo del s.XXI, y es que los Strokes marcaron tendencias. En los siguientes años de la década, el revival del post-punk fue brutal (Interpol, Maximo Park, Razorlight, The Hives, Jet, BRMC, The Futureheads, Franz Ferdinand, Arctic Monkeys…), copó todas las listas de música alternativa, y hasta consiguió que muchos grupos extintos hacía más de veinte años, volvieran a tocar. La NME, tras ver cómo perdían fuelle Oasis y el Brit Pop, encontró en los neoyorquinos a sus nuevos mesías. Daba comienzo una nueva década musical. Y yo, me convertí en un moderno.

domingo, diciembre 04, 2011

Discos de modernos: The National - Boxer

Recuerdo perfectamente cuándo aparecieron The National en mi vida. Era 2005, volvía de Glasgow y era el dueño de medio mundo, justo hasta donde alcanzaba mi vista. Volvía de un año de conciertos, de bares a reventar de escoceses hambrientos de pintas y música, y con una maleta llena de mp3 bajo el brazo. El año anterior fue testigo, probablemente, de la mejor cosecha que ha dado la música alternativa en los últimos veinte años (y más atrás no me meto porque la memoria no me alcanza), y yo lo había disfrutado en una de las capitales culturales de Europa, parada de todos los grupos que se precien. Sin embargo, a estos me los había saltado.

“Preparábamos” el Festival de Paredes de Coura, en Agosto, y alguien me pasó un cd de esta gente, se llamaba Alligator y era una de las novedades del año. Antes del festival no lo llegué a escuchar entero ni una vez, y en los días que pasamos en Portugal fue uno de los pocos conciertos que me perdí. Recuerdo que llegué a la última canción (era el primer grupo de la tarde) y una quemazón me recorrió el cuerpo, me gustó y me habría gustado escuchar el resto. Durante el resto del verano y el otoño siguientes, aquel Alligator se convirtió en uno de mis habituales, pero la oportunidad de verlos en concierto había pasado. Hasta hoy no he vuelto a toparme con ellos.

Dos años después, en 2007, sacaron el que yo creía que era su segundo disco, Boxer. En realidad no era el segundo sino el cuarto. Los dos primeros discos fueron bien recibidos en su Nueva Jersey adoptiva (son de Ohio) y en EEUU en general, pero a mis oídos no llegaron todavía. El caso es que con Boxer repitieron el éxito de crítica que habían tenido con el anterior, y además llegaron a mucho más público. Su trayectoria, si bien no está siendo fulgurante, ha dado constantes pasos hacia el estrellato, a mi juicio hasta su último álbum, titulado High Violet, que se me hace un tanto aburrido. No obstante, sus ventas no hacen más que subir con cada nuevo LP y hoy en día tienen un sitio prominente en el Olimpo de la música alternativa.


Escojo Boxer en lugar de Alligator porque me parece un disco más sosegado y más maduro, en el sentido de que me resulta un disco más homogéneo, más regular, como si por fin hubieran dado con la tecla adecuada, aunque eso no quita que ambos sean dos discazos muy recomendables. Alligator tiene cortes más roqueros que Boxer, que es un tanto más sobrio. Llaman la atención las orquestaciones de viento y cuerda, la voz de su cantante, Matt Berninger, con ese tono cálido tan característico, y las poderosas melodías, muy penetrantes. ¿Y a qué suenan? Pues ahí está lo grande de este disco para mí, y es que es uno de los más evocadores que jamás he escuchado The National consiguen despertarme sentimientos muy alejados de lo musical, y me resulta más fácil hablar del disco usando adjetivos que poco parecen tener que ver con la música. Boxer me suena a otoño, a tardes lluviosas, a un tipo con gabardina y bufanda, y a un bar con sofás de piel, cócteles y música de jazz de fondo. Es un disco de lo más “cool” que haya dado la música alternativa; su música es profunda, y merece ser escuchada detenidamente. No se debe malgastar en tontos bailoteos ni ponerse de fondo en el coche. Se debe disfrutar con paciencia y atención, y sólo así uno conseguirá apreciar esas notas dulces que emergen bajo la superficie de melancolía… ¡Coño, si es que es un oporto!

miércoles, noviembre 23, 2011

Discos de modernos: Röyksopp - Melody A.M.

Este post puede deberse a dos motivos bien distintos.

Quizás estoy pasando por uno de esos momentos en los que uno es consciente de que la vida está cambiando. Puede que me haya tenido que volver desde un país lejano, por motivos de trabajo digamos. Un nuevo puesto, una nueva oficina, con un esperanzador futuro en una consultora en la capital patria. Cambio de look, cambio de ropa, dos trajes, cinco camisas, tres corbatas, un par de zapatos y el pelo corto. Adiós a la melena, a la coleta y a mis camisetas favoritas, esas que ni recuerdo desde cuándo las tengo. De primeras irán al fondo del cajón, por si quiero ponérmelas algún fin de semana, pero poco a poco los fines de semana también serán invadidos por mi nueva vida. El nuevo puesto de trabajo traerá nuevos amigos. No amigos como los de toda la vida, pero sí amigos circunstanciales con los que, durante los próximos años, compartiré tanto tiempo que nuestras vidas serán comunes, y nuestros temas de interés también y progresivamente mi vocabulario se irá llenando de chistes privados que mis amigos de antes, los de toda la vida, pasarán por alto sin comprender qué ocurre. Así que los sábados también cambiaré de aires; saldré con camisa y zapatos, a mejores bares (porque la verdad es que los bares a los que solía ir antes ponían unas bebidas indecentes), a esos bares que ponen el gin tonic como dios manda, a esos bares donde apetece sentarse un buen rato a escuchar buena música, y tener conversaciones interesantes, que me interesan a mí, y no esas tonterías que me pasaba el día diciendo con mis amigos de antes. Hay que ver, si ya casi ni me reconozco… cualquiera diría que he madurado.

Pero también puede ser que simplemente carezca de tiempo para escribir un post en condiciones. El trabajo, como siempre, me agota, y bien no me deja tiempo para escribir, o sencillamente mi cerebro sólo tiene capacidad para seguir la bola en un partido de tenis que den por la tele. A finales del verano tomé impulso y traté de escribir una artículo semanal sobre la novela que me había leído la semana anterior, pero me he atascado en literatura judía. Maldita literatura yiddish.

De cualquier manera, sea porque no tengo tiempo para más o porque mi hipotética nueva vida necesita que adapte mis gustos musicales, nunca viene mal hacer acopio de provisiones para el invierno. Así pues, aquí empieza (o no) una colección de discos imprescindibles sobre los que conversar con mis nuevos amigos mientras tomamos gin tonics en bares de moda. O quizás aquí empieza una serie de posts sobre discos que me han impresionado y a los que tarde o temprano siempre acabo volviendo.


Era el año 2001, y la MTV todavía era un canal de vídeos musicales. A ciertas horas de la noche, el canal conseguía dejar de encadenar vídeos de hiphoperos malvados, negras culonas y bailongas, latinos con sombreros de panamá y yankees ñoños cantándole al amor, con la camisa desabrochada, el pecho afeitado y paseando por la playa descalzos al amanecer, mientras su amada se bañaba en el mar, y sufría visibles síntomas de hipotermia, para encadenar un par de horas de música de esa que escuchan los jóvenes de hoy, en los festivales esos a los que se van en verano, que te diré una cosa, yo no me fío un pelo de lo que hagan allí… pero bueno, si son felices allá ellos… en mi época nos divertíamos con mucho menos… A ver, sigo que me lío.

El vídeo en cuestión fue este. Y no le di al botón de repeat porque la televisión no lo tiene, pero recuerdo que el resto de la semana volví a ver el canal a la misma hora sólo por ver si repetían la canción. Era de un grupo llamado Röyksopp, así que debían ser nórdicos como poco, y se llamaba Remind me.

Tengo que conseguir este disco, me dije, y ahí me quedé. En aquella época Napster acaso empezaba a dar sus primeros pasos y el tráfico de música por Internet apenas fluía. Los discos que quería los tenía que comprar, y Tipo (que sorprendentemente sigue viva) no daba para tanto. Así que de momento me quedé sin el disco, y por supuesto lo olvidé.

Años después, alrededor del 2004, la cantidad de discos que empezamos a escuchar semanalmente subió de manera exponencial. Hasta entonces, yo me había limitado a descargarme canciones de la red, pero cuando empezamos a descargarnos discos completos, la cantidad de música nueva que llegaba era desorbitada; resultaba difícil escuchar todo lo que conseguíamos. Nos dedicábamos principalmente a nuevos discos, así que el Melody A.M., que era como se llamaba el primer disco de los noruegos (sí, definitivamente noruegos), no figuraba entre mis inmediatos objetos de deseo. Aún y así, el disco llegó a mi ordenador disimuladamente, y conmigo se ha quedado desde entonces. No es el disco que más he escuchado, ni creo que esté entre los cien que más he escuchado, pero es uno de los más fieles, como ya he dicho.

La música, una vez has aceptado que un cierto disco o artista te gusta, se te apetece de forma cíclica, con distintos niveles de amplitud y frecuencia, pero tarde o temprano vuelve. Así se explica que según uno se hace mayor, cada vez tiene menos ansias por escuchar nuevas cosas y disfruta más al recaer en los sospechosos habituales.

En este disco, no encontraréis la intensidad del vídeo que hace diez lejanos años me impactó. Resulta que ese Remind Me era una remezcla llamada Someone Else's Radio Remix. Mucho más discotequera que la original del álbum. El Melody A.M. se puede clasificar como un disco de Trip-Hop y Ambient, si hablamos en lenguaje Moderno. En castellano, es un disco de música electrónica, tranquilo, no muy discotequero, con una percusión muy adictiva y unas melodías pegadizas. Perfecto para escuchar de fondo en una tarde de domingo en invierno, o mejor aún, para poner en mi piso en esos extraños días en que, después de tomarme dos gin tonics con mis nuevos amigos, me encuentro con que una incauta ha decidido acompañarme para tomarse la última copa.

domingo, abril 10, 2011

Modernos, modernos, modernos....

... a que no adivináis dónde estuve ayer?



Pues sí, una persona que no distingue entre McLaren y Mercedes GP, que confundió a los teloneros con los mismísimos Arcade Fire, y que ayer ni siquiera sabía que tenían un 3º disco, se lo pasó teta por 40 dólares a 30 metros del escenario.

No sigo el tema así que seguramente ya estén pasados de moda o quizá al contrario, sean famosos y "a mi me molaban más cuando nadie les conocía". Pero yo digo lo que ví: un grupo de gente danzando sin parar en el escenario, tocando con una fuerza increíble, moviéndose febrilmente, sudando y bailando y haciendo que la gente disfrutase como nunca, con mucha más intensidad que en cualquier concierto de rock o heavy o lo que sea que yo haya visto, con todos tocando casi todos los instrumentos, con dos baterías, tambores, bombos, xilófonos, teclados, violines, guitarras, bajos (lo siento Bert)... un grupo que, mejor o peor que le salga, desde luego no se puede decir que se adhiera a fórmulas comunes y preestablecidas. Incluso alguien como yo que tampoco les conoce en exceso disfruta como un niño pequeño en un concierto suyo, y eso tiene muchísimo mérito. Lástima que no os pueda poner la canción entera porque ocupa demasiado.

Menos Justines Bieveres y más Arcade Fire, por favor.

El próximo día os cuento cómo aprobé al 4º intento el test sobre Acoso Sexual y Discriminación de la universidad de Colorado. He aprendido tanto...

viernes, junio 12, 2009

La fuente de inspiración

Ah, la inspiración. Perseguida musa de los autores. Hecho #1: Fuente de inspiración tiene 882.000 entradas en Google, y las tres primeras son la mujer, la revolución comunera y Cuenca. Supongo que este ejemplo basta para demostrar que puede aparecer en cualquier sitio y puede ser inspirada por cualquier acontecimiento.

Hecho #2: Picasso decía algo así como que "la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando." Quizá esa sea una de las citas más famosas que sobre ella se han dicho, y muchos se han apoderado de ella tiempo después.

Yo no la buscaba, la fuente de inspiración digo. Pero la encontré. Ni trabajaba, ni pensaba en trabajar, ni pensaba en escribir un post ni nada por el estilo. Simplemente vagueaba, actividad que me interesa mucho últimamente y en la que he decidido centrarme una temporada y me topé con una imagen, ¡qué digo una imagen!, una instantánea que sé que esconde una historia formidable detrás. El problema es que no he dado con ella, con la historia digo. La inspiración me llamó a la puerta pero yo estaba dormido y la dejé pasar, así que os propongo que sigáis con el juego vosotros, a ver si os llama a la puerta cuando estéis despiertos. Os reto a que deis con el texto que ha de hacer de pie a la dichosa instantánea. Os dejo los míos, aunque como ya os he dicho, la musa inspiración no debe estar muy satisfecha con ellos, porque me sigue dando con el dedo en la espalda insistentemente, como protestando. Completad el post.

texto #1: La conversación.
Conductor: Te digo que es así. No creo en el determinismo. No hay nada determinado en el futuro, más allá de la muerte de cada uno, claro está.
Copiloto: No estoy de acuerdo. Hay cosas que sabemos que ocurrirán o no, cosas que vienen dadas en nuestra vida, sin margen al azar.
Conductor: Te digo que no ¿Como qué? Pon un ejemplo.
Copiloto: Pues por ejemplo, yo te puedo asegurar que al girar la curva no nos encontraremos con un avión.
Conductor: Bah, vaya tontería...

texto #2: El paciente.
Tras el accidente fue imposible. Ningún psiquiatra logró que Douglas McDonnell, superviviente del 11-S, abandonara la idea de que los aviones tenían algo personal contra él.

texto#3: La literatura.
El policía, animado por sus recientes lecturas de Corín Tellado, se sintió inspirado y escribió en el atestado: "El flechazo fue instantáneo, y los dos medios de transporte se fundieron en un beso; eterno."


Y se me olvidaba, la fuente: