domingo, marzo 27, 2011

US Patent 7,379,286

En estos días de "apocalípsis" nuclear, mucha gente aprovecha para reconsiderar nuestra política energética. Cuando digo nuestra, me refiero a toda la especie, claro.

Ya sabemos que el petroleo/gas es malo, mato a mi padre y violó a mi madre. Contamina mucho y se va a acabar pronto (aunque la fecha última de agotamiento no está clara, parece que siempre quedan 50 años para que suceda). Bien, independientemente de que se acabe o no, es verdad que ha posibilitado una era de enormes avances y mejoras en la calidad de vida (de algunos, claro). Pero también es cierto que parece hora de pasar a fuentes de energía más "inteligentes" que sacar una cosa negra del suelo y prenderle fuego.

Una de ellas es sin duda la energía nuclear. Dado que tener un pequeño sol en la tierra parece todavía más ciencia ficción que realidad, nos tenemos que conformar con su hermana bastarda. Que, por cierto, es una muestra increíble de los avances científicos de los que el ser humano es capaz. Como bien hemos visto y oído estos días, esta fuente de energía también es problemática: no solo hay que almacenar residuos con miles de años de vida, si no que además las reacciones de fisión pueden descontrolarse si los reactores dejan de funcionar correctamente, cosa que puede suceder en caso de accidentes como el de Japón. Hasta que no se descubra alguna manera de "apagar" con seguridad las centrales las nucleares, la fisión seguirá siendo una fuente de energía relativamente barata y relativamente limpia, pero muy insegura. Y digo insegura porque las probabilidades de que suceda algo son muy muy pequeñas, como cuando uno va en avión. Pero también es cierto que si el avión se cae estamos jodidos. Pues con las nucleares lo mismo.

Las energías solar/eólica/geotérmica/olas del mar etc. están de moda, como demuestra por ejemplo que, si la memoria no me falla, España obtiene cerca del 20 % de su energía a partir de aerogeneradores. La energía solar en sitios con el adecuado nivel de irradiación es también una realidad. Es cierto que los paneles son caros e ineficientes, pero no se es justo cuando se evalúa la relación coste/beneficio de esta tecnología. No es solo cuánto cuesta instalar un panel y cuanto ahorras, hay que incluir en la ecuación de algún modo el coste ecológico global que tienen las alternativas. La energía solar a nivel local tiene futuro y se deben seguir dando pasos en esa dirección. De las otras no hay todavía muchas noticias, aunque hay proyectos faraónicos para sacar energía de las olas. El problema de las renovables: pues el que todos conoceis, que cuando no hace viento o no hace sol pues no hay energía. Los sistemas de almacenamiento son caros y no están bien desarrollados. En conclusión, salvo algún elemento que dice que hay que cubrir españa con placas solares, todos los expertos están de acuerdo en que hoy por hoy este tipo de energías son un buen complemento a otras más "constantes".

En resumen y para no eternizar la introducción, ahora mismo tenemos las fuentes fósiles como principales pero ya asumidas como caducas, la nuclear en perpetuo debate, las renovables abriendose paso poco a poco pero sin terminar de aportar una solución definitiva al problema, y los gobiernos intentando establecer políticas energéticas que eliminen de una vez por todas el derroche y la ineficiencia. También podemos rezar para que la fusión se convierta en una realidad. Pero el caso es que llevamos muchos años dando vueltas a los mismos conceptos. ¿Es que no hay algo nuevo, diferente, rompedor, algo que realmente nos pueda solucionar el problema energético de una vez para siempre? Y aquí comienza la historia que os quiero contar. Empieza con un físico danés, Henrik Casimir, investigando en los laboratorios Philips, y termina por el momento con Garret Moddel, un nombre que, si algún día llegais a leer en los medios de comunicación, significará que se ha producido el milagro. El milagro de la energía.

En 1948 Casimir se encontraba investigando las fuerzas de Van der Waals, que se producen entre moléculas por desplazamientos aleatorios de sus cargas eléctricas (que me corrijan los bioquímicos). Esta es una explicación muy "fenomenológica", de manera que el verdadero origen microscópico de las fuerzas no era entonces comprendido. Casimir decidió enfrentarse al problema utilizando las herramientas de la mecánica cuántica. Calculó la fuerza que se produciría entre dos placas metálicas planas que se acercasen lo suficiente, en ausencia de cualquier otra fuerza externa. Obtuvo un valor muy pequeño, pero consiguió medirlo (aunque con muchas dificultades experimentales). De hecho, hasta 1997 no se pudo medir con seguridad la existencia del ahora llamado efecto Casimir.

Bien, ya tenemos el primer elemento, un curioso y extraño efecto cuántico denominado efecto Casimir, responsable de la aparición de una fuerza entre dos placas paralelas que viene "de la nada". Vayamos ahora hacia atrás en el tiempo. En 1913 el mismo Einstein postuló, utilizando conocimientos desarrollados por Planck 10 años antes, que los osciladores armónicos "cuantizados" (un elemento clave en el desarrollo posterior de la mecánica cuántica) tienen que tener una energía "mínima", incluso en el cero absoluto. Poco después se acuñó el término "zero-point energy", o energía del vacío. Ese concepto se amplió y refinó más tarde: el vacío ya no está vacío, si no que es también un campo cuántico, formado por osciladores que interaccionan entre sí. Y como tal obedece las leyes de la mecánica cuántica y de los osciladores. Esto implica que posee una energía mínima, una "energía cero". Y llegamos a la segunda etapa de la carrera: pues sí, teóricamente el vacío no solo no está vacío, si no que contiene energía.

Bueno, pues resulta que el efecto Casimir pudo ser explicado utilizando este concepto. Dicho de manera sencilla: cuando juntamos las dos placas metálicas, los osciladores cuánticos del espacio que está entre las dos placas solamente pueden oscilar de una manera, determinada por la forma de las placas y la distancia entre ellas.

Al final, la modificación de la estructura del vacío cuántico en el espacio entre las placas hace que estas experimenten una pequeñísima fuerza (tan pequeña que hace falta ingeniárselas para medirla), la fuerza de Casimir. Bueno, tampoco parece que eso vaya a cambiar nuestras vidas. ¿O quizá sí?

Y ahora viene la última parte de la historia, en la que participan Garret Moddel, un profesor de la universidad de Colorado, la empresa Jovion, y su patente 7,379,286:

"A system is disclosed for converting energy from the electromagnetic quantum vacuum available at any point in the universe to usable energy in the form of heat, electricity, mechanical energy or other forms of power."

Pues sí, estos señores dicen que son capaces de sacar energía del vacío. Tanto como ¡¡21 kW!! de un dispositivo del tamaño de un terrón de azúcar. ¿Cómo funciona?. Pues muy sencillo:


Se inyectan átomos de un gas noble mediante una bomba en un circuito cerrado en el que hay un elemento capaz de absorber radiación, y la clave de todo el asunto: una cavidad basada en el efecto Casimir. Al pasar por dicha cavidad, los átomos entran en una zona en la que las frecuencias permitidas para el vacío cuántico han sido modificadas. Teóricamente, si la disposición de la cavidad Casimir es la adecuada, esto puede hacer que los electrones del gas salten de una órbita a otra de mayor energía. Al salir de la cavidad vuelven a una zona de vacío "convencional", y vuelven a la órbita inicial liberando la energía que antes absorbieron. ¿De dónde?. Pues del vacío. La liberación de energía se produce emitiendo radiación que puede ser transformada en calor por medios convencionales.

¿Confuso eh? Y dudoso también. Mucha gente cree que esto no es posible, que viola una larga lista de leyes físicas. De momento la experimentación que han llevado a cabo no pasa de obtener unos pocos milivatios, mientras que han gastado muchísimo más en propulsar el gas. Y ni siquiera se sabe con seguridad que los milivatios provengan del vacío. Pero el caso es que han montado una empresa, tienen financiación y una idea revolucionaria.

Y aunque quizá sea una tontería, y seguramente jamás lleguen a nada, para solucionar un problema tan grave como el de nuestras fuentes de energía hacen falta emprendedores, locos como estos capaces de imaginar lo imposible. Y soñar sigue siendo gratis, ¿no?.

martes, marzo 22, 2011

El final del camino

Le doy al play.



Escucho la canción entera, sin moverme, mirando a mi alrededor y empapándome todo lo posible de unas notas que ya me sé de memoria. Sólo así consigo que la música suene en mi cabeza el resto del día, y todo lo que hago tome un tono más épico. La escucho sólo una vez al día, tengo que guardar las pilas para el contador y no puedo malgastarlas, pero Apache me anima, algo así como si estuviera en una película de vaqueros. Cuando acaba, apago el reproductor, guardo las pilas en la mochila y continúo la marcha empujando el carrito.

Por las noches me dedico a investigar, es más fácil así. Guardo mis cosas en cualquier escondite improvisado y me dedico a inspeccionar el terreno y a estudiar el camino que recorreré al día siguiente. Durante el día avanzo lo explorado la noche anterior, empujando un carro de la compra con el poco equipo que me queda. Lo del carrito de la compra está bien, es ingenioso. Lo aprendía leyendo La Carretera, de Cormac McCarthy. No es que el libro me entusiasme –en realidad me aburre un poco- pero es una estupenda guía para moverse por tierras abandonadas como esta, la novela ha resultado ser una buena guía de supervivencia a su pesar. Es cierto que preferiría tener otros libros a mano, pero no puedo, sería demasiado peso y consumiría demasiadas fuerzas en cargar con ellos, y las fuerzas no son algo que me sobren ahora precisamente. Además, alimentándome a base de conservas no es que me dé para sentirme vigoroso, más bien débil en exceso; pero hay que seguir adelante, de eso no hay duda.


El contador Geiger hace semanas que no detecta nada, puede que no haya radiación alguna por aquí, pero más bien tiendo a pensar lo contrario. De todas formas, he probado con varios juegos diferentes de pilas, todos los que guardo, y no creo que estén todos agotados porque la canción diaria la sigo escuchando. Seguiré atento.

Camino en dirección al Norte, o eso creo. Explorar por la noche para andar por el día no es la forma más rápida de desplazarse, me siento agotado constantemente y ya no siento sueño cuando quiero dormir, sino un cansancio lento y pesado a todas horas. Pero no hay otra forma de avanzar, y menos desde la última escaramuza. Además del apuro, perdí el mapa y la brújula. Malditos mutantes. Bueno, en realidad yo no sé si mutantes o no, pero yo los llamo así aunque no se parecen en nada a lo que uno imaginaría por mutantes. La radiación es caprichosa y no nos trata a todos por igual; a algunos los fulmina en días y a otros los consume lentamente, los sume en un proceso degenerativo que parece no tener fin. Se deforman sus manos, se retuercen sus articulaciones y se les amarillea la piel. Por eso caminan como zombies y hablan como zombies –apenas balbucean-, todo se debe a la atrofia muscular. Y luego cazan en grupos a otros humanos no porque sean criaturas perversas, sino porque están hambrientos. Son caníbales por obligación. La única diferencia entre ellos y yo es que yo mantengo la calma, mientras que ellos ya no tienen nada que perder –por muy extraño que resulte en este entorno, me obligo a mantener cierto sentido de civilización, como para no perder la cordura-. Mientras tanto ellos se atacan entre sí y atacan también a los que todavía estamos limpios. Los pocos que quedamos limpios. Quién me iba a decir a mí que acabaría viviendo una película de zombies, a mí, que ni me gustó 28 Días Después, ni The Walking Dead, ni el Resident Evil de la play. A mí lo que me gustaba de niño era ser como la antorcha humana, un mutante de tebeo, pero claro, al final ha resultado que un mutante dista mucho de eso. En todo lo demás acertamos, pero en los mutantes no.

Sin brújula y sin mapa ya no sé hacia donde me dirijo. Quería ir al norte, pero ahora ya no sé en qué dirección voy. Camino día y noche para mantenerme vivo, pero creo que para nada más.


En contra de lo que pensaba, por fin he llegado. Tras comprobar anoche que el terreno estaba despejado, he caminado durante el día por la carretera principal hasta un cartel que decía Fukushima City, justo el sitio al quería llegar. Eso explica por qué hace días que no me cruzo con nadie, ni siquiera con mutantes, y aunque el contador Geiger sigue sin marcar nada, ahora ya no hay duda, sé que estaba estropeado. No era un tema de pilas, porque siguen haciendo sonar cada mañana la misma canción, era el maldito aparato. Lo he tirado al suelo con rabia y luego me he reído de mí mismo. Un contador Geiger en Fukushima me resulta tan útil como una lupa en la noche cerrada.


Llevo tres días aquí y los efectos ya se notan. Pronto dejaré de escribir ya que las fuerzas no me darán para mucho más. No sé si alguien encontrará este cuaderno algún día, pero algo dentro de mí me obliga a seguir escribiendo, a dejar constancia de este viaje, y de lo poco que queda de él. Apenas puedo dormir, tengo migraña todo el día. Los músculos y las articulaciones me duelen, y apenas puedo comer nada. Mis vómitos y mis heces han aumentado en cantidad y variedad de colores, Siento como mi organismo se está destruyendo rápidamente.


Hoy ya no puedo más. Ya no me puedo mover y apenas tengo fuerzas para escribir. Hasta aquí he llegado, pero no estoy triste, siento que he alcanzado mi objetivo, fuese cual fuese. Ahora, aquí sentado en un portal de esta ciudad fantasma, sólo, sin comida y sin hambre, paso mis últimos instantes de vida rememorando momentos pasados. De entre todos ellos, el que con más fuerza me viene a la mente es el de una conversación entre amigos. Alguien preguntó hasta dónde sería capaz de llegar el hombre, el ser humano, y yo respondí que hasta Fukushima. En aquel momento ni yo mismo entendí muy bien la respuesta. Ahora ya lo he comprendido, ya lo he cumplido además. Y ya puedo descansar.

domingo, marzo 13, 2011

VBRL3



Ya no hay manera de evitarlo: Estamos en Marzo, y ha de dar comienzo una de las ya ineludibles citas del mes primaveral, el torneo más disputado y reñido, y con mayor carga tecnológica y de I+D de toda la red:

La VBRL3

Hemos escogido unas pocas declaraciones de personajes ilustres como botón de muestra, pero la red vuelve a bullir de emoción y expectación ante el inicio de la liga virtual más despiadada del momento. Pier Nodoyuna se quiso inscribir y no le aceptaron por ser demasiado escrupuloso a la hora de seguir las normas.



La Fórmula 1 sirve de telón de fondo para la VBRL, como todos sabemos. Su normativa y sus pilotos y equipos sientan las bases de la liga, así que todo aquel que quiera participar deberá hacer antes los deberes, si es que quiere tener la menor oportunidad de triunfar.



El campeonato organizado por el VB, además, tiene a bien considerar la grandeza del vencedor, la proeza que ha de realizar si logra vencer el campeonato, ofreciendo como trofeo una grandiosa camiseta que los dos históricos vencedores de la VBRL ya disfrutan. No sólo organizamos ligas virtuales, aquí en el VB somos también magnánimos (pero no tanto como Massa).



Pero basta ya de presentaciones, que aquí nos conocemos todos y a la VBRL también. O no tanto… la tercera edición presenta unos cambios en la reglamentación que obligarán a los equipos a rediseñar sus coches, a cambiar sus estrategias de pilotos en carrera, y a buscar más fondos para invertir en el diseño por computador de los nuevos alerones. Todos atentos:


Puntuación

Los puntos se suman de igual forma que el año pasado. Es decir, que cada uno de los dos pilotos escogidos y el equipo sumarán los puntos obtenidos en carrera. Además, se mantiene los puntos de pole y vuelta rápida:

Pole= 8 puntos
Vuelta Rápida= 5 puntos

Ahora bien, Hay dos formas de descontar puntos: El Mor-through y el Mor-ATP.


Mor-through

La ya clásica norma de la VBRL cambia levemente este año. Ahora el equipo sancionador será el que quede el último, en lugar del primero como el año pasado. Aquí no se beneficia a los vencedores, si acaso se les escupe en la hamburguesa cuando no miran.

La norma consiste en elegir un piloto a sancionar para la siguiente carrera. Todos aquellos equipos de VBRL que lo tengan alineado, sólo sumarán la mitad de los puntos que el piloto obtenga. Pero si nadie ha elegido al piloto sancionado como piloto de su escudería, entonces el sancionador recibe un Auto-Mor-through, y restará todos los puntos que ese piloto haya sumado en la carrrera.

El Mor-through se ejecuta cada tres carreras, y el sancionador será aquel que sume menos puntos en cada parcial.


Mor-ATP

Esta norma se basa en el sistema de puntuación de la ATP: En cada carrera, cada equipo deberá “defender” los puntos obtenidos en la carrera anterior, y se le penalizará si no mantiene o mejora la puntuación.

Así, si en la primera carrera un equipo obtiene 40 puntos y en la segunda 50, no será esta sanción. Si por el contrario, en la segunda carrera obtuviera 35 puntos, el Mor-ATP le sancionaría de esta forma:

35 – (40-35) = 30 puntos

Y así sucesivamente, teniendo en cuenta que siguiendo el ejemplo, en la tercera carrera el equipo tendría que defender 30 puntos.


Ninguna de las dos reglas para restar puntos, pueden llevar a un equipo a obtener puntuación negativa en una carrera. El mínimo de puntos será 0.


Selección de Equipos

La crisis afecta a todos los frentes y la VBRL3 no es una excepción: este año desaparecen los Bartolos. Una mala racha en bolsa ha provocado que todos nuestros activos se hayan devaluado y si os digo la verdad, con Bartolos ya no podéis comprar ni bolitas de papel albal.

Así que en esta edición de la VBRL la elección de pilotos y equipos y será gratuita, y tan sólo habrá que respetar un par de condiciones.

La primera es la ya habitual de no repetir pilotos elegidos como pilotos y como coche (es decir, nada de elegir a la vez a Liuzzi y al Hispania) y la segunda es otra novedad de la VBRL3. No se podrá elegir a un piloto o a un coche más de 4 veces. Administraros bien las elecciones de pilotos buenos, pues este año tendremos 18 carreras.


Inscripción

Como todos los años, escribid al srcocodrilo vuestra elección (2 pilotos + 1 escudería) antes del Jueves, 24 de marzo, a las 23:59 horas.

El domingo 27 arrancarán los motores por primera vez esta temporada, si las revoluciones twitteras y los terremotos hollywoodienses lo permiten. Lo que no cambia es que a partir de esa fecha las amistades quedarán a un lado; hay asuntos que son incompatibles.


¡Empieza la VBRL3!

viernes, marzo 04, 2011

A Gide le gustaban los niños, ¿y a quién no?

Sigo con la saga de posts dedicados a protestar y a quejarme del mundo que nos rodea. Ya se sabe, cualquier tiempo pasado fue mejor, la sociedad actual ha perdido los valores, ya no hay gente como la de antes, porque cuando yo era niño tratábamos a los mayores de usted y les abríamos la puerta; ahora en cambio los críos te escupen… y demás protestas varias. Qué queréis, si Pérez-Reverte y Marías se pueden quejar del mundo en que les ha tocado vivir, por qué no todos los demás. Así que repetid conmigo: el infierno sois vosotros.

¿Y hoy que toca? Pues por seguir con la racha, seguiré con los escritores franceses. Si la semana pasada me quejaba del trato que se le está dando a Céline, esta semana me ha dado por imaginar qué trato le habrían dado a André Gide si le hubiese tocado vivir en nuestro tiempo (y ya de paso, me pregunto por qué la Francia que arremetió contra Céline no arremete contra él también, aunque supongo que todo llegará).

El caso es que Gide (que escribió El Inmoralista, entre otras), aparte de ser otro de los escritores capitales del s. XX, merecedor del premio Nobel y demás loas, e influenciar a otros escritores como Camus, resulta que también sentía un cariño especial por los niños. Se puede incluso decir que le gustaban. ¿Cuánto? Pues mucho, tanto como para afirmarse en sus diarios (publicados en vida y voluntariamente) como pederasta, definido por él mismo como “aquel que, como la palabra misma indica, se prenda de los muchachos jóvenes”.

La duda de cómo nos portaríamos en estos días con el bueno de Gide por hacer tales afirmaciones, y por escribir en varias de sus novelas acerca de personajes con la misma filia y de las fantasías que imaginaban, surge de tristes incidentes como este.

Ahí está, nuestra ministra de Cultura (arrea) González-Sinde, afirmando hace algún tiempo que "las obligaciones y valores de un escritor no son distintas de las de cualquier otro miembro de la sociedad. El oficio de literato no es un eximente para quienes, con sus palabras, por muy hábilmente que estén ordenadas, ofenden, desprecian, se saltan las reglas de convivencia y pisotean, peligrosamente, valores como la igualdad o la no discriminación". Tiemble Nabokov, medite Sade y búsquese un abogado, señor Houellebecq.

Vaya por delante que yo no soy un especial admirador de Sánchez Dragó y que no comparto su gusto por buscar la polémica facilona para así animar su ego y de paso salir en la tele (y va lo mismo por su amigo Boadella, la persona con ideologías más cambiantes de España, tras Rosa Díez), pero una cosa no quita la otra. La falta cometida por la ministra fue clamorosa, y sinceramente pienso que para la máxima responsable de la defensa de la Cultura en nuestro país, un comentario así fácilmente le podría acarrear la expulsión. No caeré en la demagogia de levantar los viejos fantasmas de la censura porque eso sería faltar a la verdad, pero desde luego que los comentarios evocan tiempos pretéritos, por decirlo bonito.



Retomando al buen francés, también él sufrió la crítica en su época, no vayamos a pensar ahora que lo jaleaban y aplaudían cuando se lo cruzaban por la calle de la que iba a la panadería, y que la gente arrimaba a sus niños al escritor con el fin de prestárselos para cinco agradables minutos a cambio de un autógrafo. También él fue objeto de serias críticas por gran parte de la sociedad (por no hablar de las críticas masivas y públicas que se realizaron contra su amigo e iniciador en ciertos asuntos, Oscar Wilde). De hecho, Gide fue uno de los últimos autores en figurar en el Índice de Libros Prohibidos de la Iglesia Católica (algo así como Los 1001 libros que tienes que leer antes de morir, pero con vicio).

Pero claro, ¿veis las siete diferencias? Qué distinto es ser censurado por la Iglesia Católica de mediados del s. XX, que por políticos de izquierdas (entrecomillado a gusto del lector) del s. XXI. Uno tiende a pensar que la sociedad evoluciona, madura, que hay ciertos tabúes que se superan (nota para los suspicaces: hablo de la libertad de expresión en la ficción, no de la pederastia), y que los debates sociales de hace setenta años ya se han aprendido y asumido, y por lo tanto estamos en condiciones de, colectivamente, pasar al siguiente capítulo. Tristemente y parafraseando por segunda vez en el post: nuevas gentes, idénticos problemas.