¿Cómo? ¿De qué va esto? Si algo está claro es que un grupo como U2 no puede considerarse música de modernos. Ya sólo faltaba esto, ¡que los modernos lleguen hasta U2!
Sí, es cierto, todas las quejas del mundo tienen cabida antes de empezar porque no tienen en cuenta una cosa: Pop es, a día de hoy, el disco menos valorado y recordado del grupo irlandés, y eso lo hace especial. Bien conocido es el gusto de los modernos por llevar la contraria. ¿Alguien se imagina a un moderno elogiando la infinitamente escuchada With or without you? No me hagáis reír. Sin embargo, partir la baraja en una conversación sobre Bono y sus colegas diciendo: “Sin duda alguna, la canción más emotiva de U2 es Please”, o “La mejor canción disco de los noventa, y la más olvidada a la vez, es Mofo”. ESO es ser valiente. Para decir ESO, hay que tener cojones. Cojones de moderno.
Pero hagamos una breve cronología de la historia del mundo hasta la salida del disco. En 1960 nació Paul David Hewson. Paul creó a Dios, a quien llamó Bono. Después, Bono creó Irlanda (Boy, October y War), después creó América (The Unforgettable Fire y The Joshua Tree), más tarde Europa (Achtung Baby) y el rock alternativo (Zooropa). Después de haber hecho todo eso y antes de echarse a descansar y a escribir canciones para anuncios de ipods, en 1995, cuando Chris Martin tenía 18 años y soñaba con ser famoso algún día mientras miraba en su habitación sus pósters de Bono y de Gwyneth Paltrow, él decidió crear la música electrónica. Y así nació Pop.