domingo, febrero 27, 2011

(not so) Far away

A veces uno se para a pensar en lo lejos que está de casa, So Far away como dice la canción. Que, supongo, es el lugar donde naces y creces, y no lo puedes elegir (salvo los de Bilbao). Deduzco entonces que yo soy de Gijón, Asturias. Nací en Cabueñes, crecí en el barrio de la arena y luego en Viesques. Tampoco es que sea el más playu del mundo, pero si que digo con orgullo de donde soy: asturiano. Así me llaman por aquí entre los españoles. ¿Por dónde iba? Ah, sí, decía que a veces uno se detiene un momento, entre ida y vuelta al laboratorio, o al centro de deportes a eso de las 7 y media o las 8 de la tarde, cuando hay tiempo, o a las 9 y media de camino a una cena ligera y a disfrutar unos minutos de la radio española o de un libro antes de dormir. Se para y piensa en que es la ostia lo lejos que uno puede llegar a estar de su casa.

Y a veces pasa incluso cuando uno está 3200 kilómetros más cerca, en un sitio ya familiar y que incluso tiene (algo parecido a) mar. Casi sin darse cuenta, como un beduino muerto de sed en el desierto que cree ver un oasis, uno se imagina cosas. Va caminando por la calle, soñando despierto, y ve botellas de sidra.


O comienza a ver libros fantasmales en escaparates anónimos. Y parece casi como si pudiese oler una buena tabla de quesos asturianos, de las que pides cuando vas con tus padres a comer porque en el banco de los desarraigados no sirven de eso. O un buen compango para la fabada que tu madre nunca prepara, pero que a veces tienes la suerte de probar.


Ahhhh el queso de Cabrales, que recuerdos! Ya sé que es fuerte, y que no lo solía comer todos los días ni mucho menos, pero quién puede negar que un trocito de vez en cuando alegraba un poco el espíritu?


Hasta puede que uno se acuerde de repente de las veces que ha estado en Taramundi, haciendo la ruta del agua, visitando Teixoes o comprando una navaja para compensar a su padre por la gasolina que se tragó el Lexus entre la ida y la vuelta, en algún verano tranquilo en el que iba de excursión con algún amigo. Si se pudiera comprar aquí, ¿cuánto costaría? Por lo menos 20 dólares la libra, ¿me respondo a mi mismo? Raro, porque no suelo yo ser hábil calculando esas cosas. Casi que debo estar ya a puntito de bañarme en el oasis.

Aunque pensándolo bien, supongo que un asturiano en medio del desierto alucinaría con una buena espicha, el oasis pa quien lo quiera. Así que me pongo a salivar pensando en un buen chorizo a la sidra, mmmmm, ahí en las mesas de fuera de casa Yoli, un viernes a mediodía que haga un poco de solete. Joder, quién tuviera eso y un tenedor cerca en medio de Nueva York.

Y luego cada uno tiene sus debilidades. En mi caso, las del desayuno. Son muchos años dando de comer a las familias cántabras de la Gullón, con esas 8 galletas diarías que me han acompañado al instituto y a la uni año tras año. Joder, ¿que clase de trastornado piensa en el desayuno, en mojar galletas Gullón en leche con colacao en medio del Soho?




Pues yo, la verdad. Más me vale admitirlo. Y también dejar ya de soñar. Estás de visita en Nueva York, Miguelillo, ayer te subiste a un avión en Denver y mañana de madrugada te subirás a otro para volver a Boulder, lejos de sidra, queso, chorizo y asturias. Dios, si al menos pudiera comprar unas galletas para desayunar. Unas ricas Gullón, de cualquier tipo, me daría igual. Qué digo, si pudiera me compraba hasta unas María Fontaneda, de las que se reblandecen enteras en cuanto las mojas. Qué coño, me compraría hasta las dos.


Sitio: Despaña, 408 Broome street, New York, propiedad de Marcos, asturiano para más señas.

jueves, febrero 24, 2011

La intransigencia del buenismo

No he leído a Céline, pero eso no impide que sepa que su obra Viaje al final de la noche es una de las obras más influyentes de la literatura del s.XX, y más concretamente de la literatura gala. Él figura entre los principales autores en lengua francesa, a la altura de gente como Proust, Camus o Gide. Este año se cumplen cincuenta años de su muerte, y en el país vecino se ha levantado un buen revuelo porque a última hora, el ministerio de cultura ha decidido retirarlo de la lista de conmemoraciones del año.

¿Y por qué? Pues porque además de ser un famoso escritor, a Céline se le ha conocido también por su antisemitismo, sus filias nazis y su estima a la villa de Vichy. Y ya se sabe que no nos gustan los antisemitas, hasta el punto de que queremos borrarlos del mapa y actuar como si jamás hubiesen existido ni ellos, ni sus obras, ni su legado.

El ministro de cultura francés, Frédéric Mitterrand (sí, sobrino del ex-presidente), declaró que “tras una profunda reflexión, y sin dejarme llevar por la emoción del momento, he decidido que no figure Céline en las celebraciones nacionales”. Claro que si las emociones no afectaron al ministro, parece que un tal Serge Klarsfeld, presidente de la asociación de hijos de deportados judíos ha tenido algo que ver al respecto.

No comprendo a qué viene este buenismo desmedido que nos lleva a pasar por encima de todo lo que no nos gusta del pasado. Lo mismo da quitar unos aguiluchos en la Universidad Laboral de Gijón, que hacer como si un escritor no hubiese existido, simplemente por su opiniones personales. Hay ciertas causas contra las que es imposible luchar. Resulta inútil tratar de defender la obra de Céline (que no a su persona) si en frente nos encontramos a alguien agitando furibundo un cartel que dice “antisemita”. Parece que ahí se acaba el debate: si fue antisemita, tenemos que borrarlo del mapa. La Historia es la que es, no se debe escribir sobre la marcha y no debería ser la que nos apetezca contar a tiempo pasado. Además es extremadamente peligroso borrar nuestras huellas, ya que luego correremos el riesgo de no encontrar el camino.

Por otro lado, es cierto que Céline no guardó su ideología para sí mismo; fue muy activo políticamente y puso su pluma al servicio del nazismo publicando panfletos antisemitas (entre los que destaca uno titulado Bagatelas para una masacre). Pero mucho cuidado, porque nadie pide que se le perdone. Las opiniones vertidas a favor de que se le recuerde y conmemore (que no es lo mismo que pedir que se le celebre) no le excusan, ni piden que se dulcifique su recuerdo o se borren sus páginas más oscuras. Entienden que para comprender y conocer al escritor es necesario hablar de todos los aspectos de su vida, y aunque los panfletos antisemitas no se puedan leer hoy en día por estar declarados ilegales (internet aparte), sí que se pueden leer ensayos que comentan dichos textos. Nadie pide ocultar la dualidad del personaje.

Lo que piden sus defensores es que no se borre de un plumazo la existencia de una novela capital para la literatura francesa, y que no se permita debatir sobre ella y también, cómo no, sobre su controvertido autor.



Parece que nos cuesta mucho aceptar que personas capaces de dejarnos bellísimas obras de arte, sean a la vez mezquinos o crueles con otros seres humanos, o racistas, o misóginos, pero la realidad es que la naturaleza del ser humano permite coexistir en un mismo ser, al talento y a la crueldad. Ignorar esto es un acto de necedad muy peligroso. El olvido no nos conducirá a nada bueno. ¿Qué piensa la gente, que los etarras no ríen con sus sobrinos? ¿que no les compran juegos para la wii? ¿que no juegan al fútbol con sus amigos? La necesidad imperiosa que tenemos de sentir que los “malos”, lo son todo el día y que la maldad es una cualidad que afecta a todos los aspectos de la vida es una venda que hace años se nos debería haber caído.

Ya es vieja la cantinela de que la Historia es necesaria para no olvidar, que precisamente debemos conocer de dónde venimos para evitar ciertos errores allá adónde vamos. Por mucho que se tiña de buenismo, la oscura maniobra que intenta ocultar a Céline y a sus novelas no deja de ser una simple censura de ciencia ficción orwelliana, que además está consiguiendo el efecto inverso. Nunca nadie podría haber imaginado que se iba a volver a hablar tanto sobre el autor de Viaje al final de la noche.

No he leído a Céline, pero de este año no pasa.

jueves, febrero 17, 2011

La zona sucia, de Nacho Vegas

No es la primera vez que me aprovecho del bueno de Nacho para postear en una mala semana... Y es que 50 horas semanales de trabajo le dejan a uno poco tiempo para cualquier otro asunto, y mucho menos para buscar nuevos temas, o hablar de los de siempre pero intentando hacerlo de una manera diferente.

¿Y entonces qué nos queda? 

Pues lo de siempre. La F1 y una particular admiración por Fernando Alonso, "Creer por encima de todas las cosas en el Sporting de Gijón" y poco más.

La F1 porque la sigo desde la infancia; también está la VBRL, que nos "obliga" a seguir en contacto de forma más frecuenete; el sporting, porque es la seña de identidad de una asturianía que nunca me he tomado muy en serio y sin embargo siento que me empieza a ser más cómodo ceder y dejarme llevar; luego está la música, que os enlazo más abajo y, sumando la lectura y el campo tenemos eso que los suplementos dominicales llaman Ocio.


¿El disco qué tal?

Juzgad vosotros mismos.

viernes, febrero 11, 2011

Primicia

Son las ventajas de vivir cerca de Jerez las que hacen que uno a veces tope con sorpresas como esta, y es que nunca sabemos qué nos podremos encontrar dando vueltas a un circuito de competición.

En esta ocasión, un día de esta semana (o de la anterior, igual da), oímos unos ruidos inconfundibles: un motor de F1 aceleraba y frenaba, subía y bajaba de revoluciones y la velocidad era considerable, así que no lo dudamos y cogimos la carretera que lleva al circuito. Una vez allí nos sorprendió que no hubiera mucha gente, puesto que para los entrenamientos privados la afluencia de público es ya generosa. Supusimos pues, que se trataba de una sesión que no había sido anunciada, y lo que vimos al entrar nos lo confirmó. No querían público.

Un solo coche daba vueltas a la pista, pero corría como si llegara ya tarde. ¿De qué coche se trata? Nos preguntamos al verlo, puesto que no asociábamos esa gama de colores de la carrocería a ninguno conocido, pero no cabía duda de que aquel bólido era un F1 en toda regla, y además de la temporada 2011. Sin F-duct, con el morro ligeramente más elevado que la temporada pasada, y con los pontones laterales un poco más subidos para no captar el mismo aire que el KERS. ¿Los neumáticos? Pirelli. Eso sí, ¿qué coche va de gris y lleva los laterales y parte del morro pintados de azul? Ni idea.

Así que nos aprovechamos de que hubiera poca gente y poca o nula seguridad privada contratada, y nos acercamos a los boxes por la parte de atrás, donde aparcan los camiones que llevan todo el equipo.

Mecánicos, alguna persona vestida de calle, algún chaval con pintas de piloto, pero en todo caso un joven probador al que no conocíamos (sin casco a mano para poder identificarlo), y nosotros un tanto confundidos hasta que vimos a una tipa que tenía toda la pinta de ser relaciones públicas hablando con otros dos; ya teníamos a nuestro objetivo a tiro.

Nos acercamos cautelosamente, esperamos a que nos viera, sonreímos, los otros dos tipos nos vieron, también se sonrieron y nos dejaron el blanco a tiro. ¿Os puedo ayudar en algo? Nos preguntó en perfecto castellano, y el resto ya casi es historia. Fotos del nuevo coche no podemos publicar puesto que no nos dejaron, así que os tendréis que conformar con un boceto nuestro.













¿El equipo? Pues aquí está la primicia: No sólo se trataba de un coche de F1 el que captó nuestra atención, sino que además se trataba de un coche de la mismísima VBRL, y en concreto del equipo Force Srcocodrilo. ¿Qué ocurre con el amarillo y el verde ya míticos? preguntamos, y la respuesta fue que por fin han conseguido un fuerte patrocinador principal que cubra los gastos de este equipo. No solo cambian los colores, sino que el equipo a partir de ahora pasa a llamarse:

Force Williams (desodorante)

Parece ser que la reciente victoria en el Racing Day terminó de desatar el interés del patrocinador en este equipo. Aunque también hay que mencionar que su relación data de hace años, pues nos consta que el propio mánager del equipo en persona, es consumidor habitual del producto estrella de la empresa anunciante.

Un momento, ¿que de qué os estoy hablando? Pues de qué iba a ser.
















¡Nuevas reglas!
¡Más equipos (espero)!
¡La misma emoción de siempre!

VBRL3, el retorno.

martes, febrero 08, 2011

¿Qué hay al otro lado?

Cada vez es más notoria la influencia que Internet tiene sobre nuestras vidas. Además, ciertos acontecimientos acaecidos en las últimas dos semanas han puesto esta tendencia aún más de relieve, pero sospecho que no estamos comprendiendo hasta qué punto las vidas de ambos lados de la pantalla se interrelacionan hasta convertirse en una sola, y creo que se está menospreciando el impacto que los actos de cada lado tienen en el contrario. Veamos los hechos.

En España Internet nos sirve para comprobar que Bisbal es un bocachancla, que Nacho Vigalondo se acaba de jugar su futuro laboral por publicar un chiste en Twitter mientras estaba pedo y que Alex de la Iglesia ha pasado de liderar a los malos a liderar a los buenos en todo esto de la lucha Discográficas vs. El resto del mundo. Si cruzamos el Mediterráneo, vemos que el asunto va más allá y que esto del Internet se está utilizando para hacer… ¡revoluciones populares!

Para empezar, resulta que en este país, y muy en especial a nuestros famosos, les ha dado un arrebato irrefrenable, así, a todos a la vez, de confesarle al Twitter sus más íntimos pensamientos. Y claro, si mi padre decía que “no es lo mismo decir algo que ponerlo por escrito, hijo. Lo escrito no se borra”, qué decir entonces de una página en la que tienes decenas de miles de personas esperando a leerte al instante. No son ni uno ni dos los personajes de nuestra patria los que se la han jugado por ciento cuarenta caracteres de más, y como encima la gente ya se lo sabe,  millones de “usuarios anónimos” aguardan ansiosos el nuevo post de Patxi López o el último twitter de ese gran sabio de nuestro tiempo que es Alejandro Sanz.

Pero, ¿qué es esto de convertir en información relevante la última paja mental de Pérez-Reverte? ¿Esto es información? ¿Es útil? ¿Es siquiera divertido? La realidad es que me siento como si me estuviera bañando en el Cantábrico, y esperase con ansiedad la llegada de la ola, grande y  fuerte, tratando de evitar que tire de mí hacia dentro, pero justo pasa un instante y ya demasiado tarde para pensar en ella y regodearme en cómo la he esquivado: ya viene la siguiente.

Da la sensación de que vamos a terminar muertos por exceso de información, y además de información inútil.



Uno piensa entonces que alguien debe de estar debatiendo de forma seria acerca de cómo se relacionan nuestras vidas virtuales y reales, y ahí aparece, brillando en plena blogosfera y con la nariz roja como un payaso Álex de la Iglesia; éste nos va a salvar. No en vano, la comunidad de internautas ha conseguido que el aún Presidente de la Academia de Cine, uno de los principales protagonistas en el debate sobre los Derechos de Autor, se vaya a la calle por su síndrome de Estocolmo-twittero. ¿Pero qué ocurre aquí? Estamos metidos en un debate sobre el sentido de Internet, la posibilidad de legislarlo o de regularlo de alguna manera y cómo gestionar sus contenidos… en definitiva, estamos debatiendo sobre qué es Internet para nosotros, qué carajo queremos hacer con él y hasta dónde queremos usarlo, y todo esto lo queremos resolver en este país centrándonos solamente en el tema de los derechos de autor (el cual no quiero entrar a valorar ahora) y las descargas de contenidos.


Estamos pues, errando el tiro. No tiene sentido empezar a construir una casa poniendo la televisión encima de la mesa. En Internet están involucrados todos los actores que intervienen en la vida de este lado de la pantalla, ya que el otro lado no es sino un vehículo nuevo para los viajes de siempre. Y aunque no nos aplicamos el cuento y pasamos el día haciendo el chorras entre Forocoches y Taringa, bien que se nos calienta la boca a la hora de asegurar que del otro lado del Mediterráneo, el Internet este está haciendo la revolución; el solito, oiga.



Tras leerme las noticias que El País recopila bajo la etiqueta “Ola de cambio en el mundo árabe”, la idea que a uno le queda es la de que las revoluciones en los distintos países árabes se están produciendo gracias a Internet, e incluso debido a Internet. Entre todos esos artículos, no he encontrado ninguna mención expresa a los líderes instigadores de las revoluciones. El Baradei y Rached Ghannouchi no cuentan, ya que volvieron a Egipto y Túnez respectivamente después de que se iniciaran las revueltas (¿cómo era eso de a río revuelto…?), pero tampoco han sido los Hermanos Musulmanes egipcios, ni sindicatos, ni líderes religiosos, ni actores de cine, ni Bono. Según la prensa han sido los jóvenes, convocándose a través de Internet. Tanto ha sido así que en Egipto han llegado a cortar el acceso a la red como medida para disolver las revueltas. Muerto Internet se acabó la revolución, debieron pensar. Y se equivocaron.

¿Es Internet un instrumento revolucionario? ¿Hemos pasado de una foto de un tío con barba y boina mirando al infinito a millones de ordenadores conectados en red? Bueno, toca ser algo escépticos, algo tan simple no nos lo podemos creer. Suena demasiado fácil, y es una pena que todo un periódico, o incluso toda la prensa de un país, no sea capaz de profundizar más en una situación tan crítica: Túnez, Egipto, Yemen, Jordania, Marruecos… llevan sufriendo gobiernos totalitaristas durante décadas (todos ellos bendecidos por Occidente, que conste en acta), y el pueblo vive en condiciones miserables mientras que sus líderes viven como actores de Hollywood. Pero eso no nos mola. Eso no vende. Qué más nos da que los moritos se mueran de hambre y de ignorancia. Sólo nos preocupan dos cosas: que el islamismo no gane poder (ya se sabe, el islamismo es malo) y que el Twitter ayuda a hacer la revolución. Cualquier análisis que vaya más allá de esto parece aburrir a los medios de comunicación masivos.

Para arrojar un poco de luz sobre este asunto y alejar a los fantasmas de Polancos y PJ's, os recomiendo este artículo del recomendable blog Trending Topics (curiosamente también bajo el paraguas de El País), donde podemos leer opiniones más sensatas acerca del asunto, y pego este párrafo de un artículo de Manuel Castells publicado en La Vanguardia, que resume mejor de lo que yo pueda hacer la idea que subyace en todo esto:

Obviamente, no es la comunicación la que origina la revuelta. Esta tiene causas profundas en la miseria y la exclusión social de buena parte de la población, en la pantomima de democracia, en el oscurantismo informativo, en el encarcelamiento y tortura de miles de personas, en la transformación de todo un país en la finca de las familias Ben Ali y Trabelsi con el beneplácito de EE.UU., los países europeos y las dictaduras árabes. Pero sin esa nueva forma de comunicación la revolución tunecina no hubiera tenido las mismas características: su espontaneidad, la ausencia de líderes, el protagonismo de estudiantes y profesionales, junto con los políticos de la oposición y los sindicatos jugando un papel de apoyo cuando estaba el proceso en marcha.


Lo que no se puede poner en duda, es que bien sea frivolizando o aprovechando su capacidad instantánea de comunicación, Internet está cambiando nuestras vidas. Y no se trata de un mero juego de ordenador, o de un nuevo canal de televisión, es mucho más ambicioso. En el camino, cambiará nuestro concepto de imagen pública y el uso que cualquiera pueda hacer de ella. Además, tendremos que resolver el debate de cómo gestionar esa cantidad infinita de información que estamos guardando sin control ahí adentro, al otro lado de la pantalla, sin quedar demasiado alienados en el intento. Mejor será que, entre mensaje al twitter y "me gusta" en el facebook, reflexionemos un poco sobre ello.

viernes, febrero 04, 2011

Ockam's Razor

La semana pasada me encontré con un artículo que me llamó la atención y sobre el que pensé que debería hacer un post. Su título daba pié a ello: “La navaja de Ockham para explicar el creacionismo”

Como sabéis, el principio de la navaja de Ockham, es una especie de filosofía que se fundamenta en la idea de que ante dos teorías que producen las mismas consecuencias la más simple es la que tiene más probabilidades de ser cierta. Este sencillo enunciado, que más que filosofía tiene pinta de Ley de Murphy, esconde más miga de lo que puede aparentar y aunque parezca mentira se usa en bastantes ramas del conocimiento, por ejemplo, su homólogo en el mundo de la informática es el KISS Principle, Keep it simple, stupid! o más educadamente Keep it short and simple, así como también se aplica en desarrollos estadísticos y construcción de gramáticas de lenguajes.

Pero eso sí, la filosofía, en definitiva es una forma de pensar y  tiene unos límites, es el caso del derecho, la presunción de inocencia y el “in dubio pro reo” pesan mucho más que lo que pueda parecer la explicación más sencilla, es decir, no se puede condenar a nadie por conjeturas, hacen faltan pruebas y cuantas más mejor, o dicho de otra forma "La explicación más simple y suficiente es la más probable, mas no necesariamente la verdadera". Es aquí dónde entran nuestros amigos del “Creation Ministries International” con un artículo dónde, según el principio de la navaja de Ockham, comparando la teoría de la evolución con el creacionismo, este último... GANA!!, literalmente.

Diría algo como esto:

La teoría de la evolución postula mutaciones, un proceso aleatorio casual, y la selección natural. En cualquier caso, las casualidades aleatorias no pueden explicar y son capaces de originar la materia, la energía, la vida o la información.
¿Entonces por qué la teoría de la creación? ¿Qué responden los creacionistas a estos problemas fundamentales? Ninguno de estos presenta ningún tipo de problema, porque el creacionismo postula un Dios eterno, todopoderoso, omnipotente y que existe en todo lugar en todo momento. Por ello, para los cristianos creacionistas:
1) El origen de la materia y la energía no plantea ningún problema: Dios todopoderoso y omnipotente los creó al principio. La materia no puede ser eterna, pero Dios sí que lo es.
2) El origen de la vida no plantea ningún problema. El Dios eterno dio vida a las plantas, animales y a la primera pareja de seres humanos en su creación al comienzo de todas las cosas.
3) El origen de la información tampoco plantea problema alguno. El Dios omnisciente diseñó un orden y una complejidad en el universo, y entonces le dio al hombre inteligencia para ver, comprender y usarla.
4) Tal y como los dinosaurios desarrollaron alas y se convirtieron en pájaros, ¿no sería más simple pensar que Dios creó los dinosaurios para ser dinosaurios y los pájaros para ser pájaros? El creó distintas formas de organismos para reproducirse siendo fieles a su tipo. Nosotros observamos que los organismos se reproducen únicamente para originar más organismos de su misma especie, y conocemos las bases genéticas de ello.
De acuerdo con la navaja de Ockham, la razón más simple o aquella que tiene menos suposiciones que explican los hechos es la que debe ser elegida. La creación hace una única suposición, que Dios es quien dice ser en la Biblia, y por lo tanto, el debe haber hecho todo lo que dijo haber hecho.
La evolución tiene muchas suposiciones y ninguna de ellas da una explicación a ninguna cosa.
Según la navaja de Ockham, el creacionismo gana.

Aunque es evidente, me gustaría recalcar que este razonamiento, como ya hiciera Santo Tomás con sus Cinco Vías, peca del hecho de convertir en un axioma (algo que por evidente, no necesita demostración) un dogma de fe, que es la propia existencia de Dios. Pero dejando a un lado el estéril debate de la existencia de Dios, para aplicar correctamente el principio de la navaja de Ockham, pongo a las dos teorías en igualdad de condiciones, con lo que obtengo:

  • Consecuencia: Especies que viven en la Tierra a día de hoy. (obviamos las que puedieran existir en otro planeta)
  • Teoría 1: Selección natural, los mejor adaptados al medio sobreviven y se reproducen.
  • Teoría 2: Un ente eterno, todopoderoso, omnipotente y que existe en todo lugar en todo momento creo el universo, al hombre y todas las especies en 6 días.

¿Qué teoría parece más simple?

El gran logro científico que han conseguido los creacionistas ha sido el de mezclar agua con aceite, equiparar ciencia-religión y además conseguir subvenciones públicas por ello.