domingo, noviembre 25, 2012

Hipótesis de campaña electoral

Personajes:
SPP: Sr. Presidente de un País.
SPR: Sr. Presidente de una Región de ese país.

En algún momento de 2012. Despacho presidencial. Suena el teléfono.

SPP: Sí, sí, páseme con él. ¡Hombre! Bueno oírte, ¿qué tal te va todo por allí?
SPR: ¡Hola! Ya sabes, como todos, tirando. Esta dichosa crisis va a acabar con todos nosotros… no vamos a quedar ninguno…
SPP: ¿Pero qué dices? Si vosotros ganasteis las regionales y al año, a pesar de todo el tijeretazo que pegasteis, en las nacionales sacasteis mejor resultado aún… No me creo lo que dices, ¡vosotros vais de lujo!
SPR: Ya, ya… bueno, no te creas. Las generales las pasamos bien, pero ahora ya las encuestas empiezan a ponerse oscuras. La ventaja que teníamos se desvanece semana a semana, y aunque no hay alternativa clara, nuestra mayoría peligra seriamente. De hecho, por eso te llamo. Nos han aconsejado adelantar las elecciones.
SPP: ¿En serio?
SPR: Así es. Nos han dicho que si no convocamos elecciones antes de final de año, la cosa se nos puede poner muy cuesta arriba. Por eso te llamo, quería que lo supieras de viva voz antes de que lo publiquemos en la prensa.
SPP: Y yo te lo agradezco. ¿Hay algo que podamos hacer por vosotros?
SPR: No, no, muchas gracias. La cosa empieza a torcerse pero tenemos confianza, unas elecciones a tiempo nos harán salvar gobierno para los próximos cuatro años, y para entonces ya esperamos que la cosa mejore… ¿no te parece?
SPP: Je, je, esperar, lo esperamos, pero nunca se sabe… Bueno, quedamos avisados. Os daremos cancha como siempre. Los favores en Madrid no se olvidan, amigo.
SPR: ¡Qué tranquilo me quedo! Y ya sabéis, por poco que necesitéis de nuestro apoyo, ahí estamos para que lo que surja… ¡Adiós!
SPP: Adiós. Cuídate y da recuerdos…

En algún momento de Septiembre de 2012. Despacho presidencial, vuelve a sonar el teléfono.

SPP: Claro, claro, pásamelo. Buenas, cuéntame rápido. ¿Qué quieres?
SPR: Hola. Sí, tranquilo, no te robaré mucho tiempo. Escucha. La cosa se nos está poniendo cuesta arriba… Los sondeos que nos han pasado internos, no los que vamos a publicar la semana que viene, nos dan un resultado muy malo. Mayoría simple y a pedir ayuda…
SPP: ¿Os vale con nuestros votos?
SPR: No, y ese es el problema. Los técnicos nos han propuesto una estrategia arriesgada, que no me convence mucho, pero lo llevan analizando todo el verano, dicen que no hay otra posibilidad.
SPP: Bueno, no me asustes, ¿qué vais a hacer?
SPR: Vamos a adoptar un discurso secesionista.
SPP: ¿Qué? ¿Seguro? Pero si allí nunca habéis estado de acuerdo con la independencia… ¿Estáis seguros de que funcionará?
SPR: No es que estemos seguros o no, es que parece que es la única estrategia que nos puede dar mayoría absoluta… El discurso radical está calando, ya sabes, con un paro por encima del 20%, la gente pide medidas desesperadas. Por eso te llamo, para avisarte de nuestra estrategia. Vamos a hacer la campaña diciendo que nuestros problemas se deben a formar parte del país, que la solución es la secesión, ya que sólo así nos quitaremos de encima la rémora del país y podremos enderezar nuestra economía. Es la única forma que hemos encontrado para alejar la campaña del discurso económico y la situación actual. Si no sacamos algo potente, nos van a triturar.
SPP: Ya veo. Pero me surgen varias dudas… ¿Qué ocurre si ganáis, haréis referéndum? Y por otro lado, creo que eso nos puede traer mucho problema a Madrid, y ya sabes cómo estamos de problemas… Bueno, qué te voy a contar.
SPR: Pues verás, lo del referéndum está totalmente descartado. Ya sabes, si ganamos las elecciones, no será difícil cambiar el discurso a algo más moderado… Si no, piensa que en Bruselas nos iban a dar hasta en el cielo de la boca. Están ahora allí como para oír hablar de independentismos… Y además, como has dicho, aquí la gente nunca ha sido muy independentista. Hablaremos de lo de siempre, del fútbol, de la selección regional y de una economía libre de pagar al Estado más de lo que recibimos. Pero luego, todo eso se puede calmar y hasta podríamos centrar el año siguiente en ese tema porque, respondiendo a tu segunda pregunta, creemos que también os puede venir bien a vosotros.
SPP: ¿Cómo?
SPR: Fácil. Simplemente nosotros venderemos Madrid como el enemigo, y vosotros podréis hacer lo mismo con nosotros. Así, ambos conseguiremos distraer la atención de la economía. Con un poco de ayuda de los medios…
SPP: Mmm… Déjame que me lo piense, pero no suena mal del todo… Mucho fútbol de por medio. Cuando hablamos de independencia siempre se va a lo mismo, que si hay que hacer ligas separadas, que si la selección se dividirá… eso puede estar bien. Y tampoco parece muy difícil ponerse de acuerdo con la prensa. Ahora que hemos recuperado la pública, sólo un canal de TV va en contra de nosotros, y en el digital tenemos una buena camarilla que os dará mucha caña…
SPR: Los sabemos, pero ya sabes que eso siempre nos ha dado votos aquí. Los periodistas de la capital atacándonos, eso siempre nos ha ayudado.
SPP: Está bien… lo podemos analizar, pero no tiene mala pinta. Imagino que ya sabrás que una parte de nuestro partido os daría mucha caña, pero entiendo que es lo que os interesa.
SPR: ¡Así es! Caña desde la capital o desde el gobierno central, eso sería genial, porque validaría nuestro discurso. Y a la vez, como contrapartida, también os daría a vosotros empuje aquí, entre los votantes no regionalistas… SPP: OK, entonces, trato hecho. Hablaré con mi gente la semana que viene y nos pondremos a trabajar.
SPR: Así da gusto… Recuerda hablar con la prensa también.
SPP: No te quepa duda, déjalo de mi cuenta… ¡Adiós!

Primera semana de Noviembre de 2012, despacho del presidente de la región. Suena el teléfono.

SPR: Acepto la llamada. ¿Sí? ¡Ah! Hola, hola.
SPP: Oye, no sé si has visto el periódico de hoy, he querido explicártelo en persona…
SPR: Y yo te lo agradezco, aquí delante de mí lo tengo. Esto es un poco agresivo, ¿no te parece? A tres semanas de las elecciones… Creo que esto es un poco fuerte… SPP: Ya, ya, por eso te llamo. Al final ya sabes que estos periodistas tienden a pensar “demasiado” por su cuenta, ellos son así… Les cuesta asumir su guión. Pero míralo por el lado bueno, esto va a durar hasta las elecciones y ya está. SPR: ¿Y la investigación policial?
SPP: ¡Nada! ¡Ni caso! Ya nos encargaremos nosotros de que ese borrador muera antes de que acabe el año… Tú por eso no te preocupes. Se han crecido con la guerra esta, y la han llevado un poco más allá, pero tú confía en mí, hasta aquí llegó.
SPR: Pero, dos semanas antes, esto nos puede quitar votos…
SPP: ¿Tú crees? ¿La corrupción quitando votos en este país? Nada, nada… de eso nada. Esta gente, que quiere vender periódicos, pero poco más. Esto sólo radicaliza más las posiciones, tú sólo tienes que salir de víctima, diciendo que van a por ti y ya está, eso reforzará más aún tu discurso. Recuerda, más vale que hablen mal de uno que no que no hablen en absoluto…
SPR: Visto así…
SPP: ¡Claro que sí! Que esto no te desanime… Ya verás, al final, vosotros y nosotros seremos los que más rédito le sacaremos a la campaña. Todo gracias a monopolizar la opinión en la prensa.
SPR: Bueno, no nos queda otra, que sea como tú digas… En fin, el domingo hablaremos.
SPP: ¡No temas, ya verás! El domingo ganaréis vosotros y nosotros mejoraremos nuestra posición. Te lo digo yo.

Pero, ¿quién se podría imaginar algo así? Me temo que sólo Díaz Yanes… Bendita democracia.

jueves, noviembre 15, 2012

Boñigas y cardamomo parte I: Delhi

Aterrizamos el día 29 en el Indira Gandhi International Airport. Largo, larguísimo, metros de alfombra rodante, cientos de personas. Acero bruñido y pantallas digitales, pero también saris, motocarros, smog y una muchedumbre que te asalta a la salida, reclamando tu atención. Estábamos sobre aviso. Welcome to India - Námaste.
Llamaremos a nuestro guía Yogui, un nombre perfectamente válido y que además es el suyo; el conductor permanecerá anónimo el resto del viaje. Nos sueltan en el hotel Oberoi de Nueva Delhi, la ciudad de los Británicos. Hartos de la inmundicia, la lluvia y el agobio de Calcuta decidieron recrear un pequeño trocito de su añorada Albion, al menos de la imagen de la misma que tenían. Hoy en día los guiris que se van a Canarias se conforman con pubs donde ver partidos del Manchester United y comer fish and chips, quien los ha visto y quien los ve... Ochenta años tras su inauguración y sesenta y pico tras convertirse en capital de la India independiente, Nueva Delhi  sigue siendo una excepción de avenidas de anchas aceras, edificios coloniales y jardines amplios en un país de más de mil millones de personas.
A la entrada del hotel nos comprueban los bajos del coche con un espejo. Los guardas nos hacen un saludo militar antes de cruzar la valla que nos separa del exterior que no se antoja, a primera vista, tan terrible. Mientras esperamos a registrarnos desplegamos todo nuestro poderío hispano, y pronto los sofás tapizados y los cojines coloridos se hayan cubiertos por un bazar de maletas, mochilas, Kalenji, Quechua y mortajas de nuestros cuerpos maltrechos. Llevamos 19 horas de viaje, 2 comidas de avión, una escala en Amman, una película de Pixar y otra de Marvel, un andaluz borracho y dos alemanas insoportables, y un Indio bebedor de whisky a quien tuve que escribir la documentación de entrada del país. Mientras esperamos nuestro turno nos vamos durmiendo y el resto del hotel despierta para encontrare que han sido invadidos por zarrapastrosos con peineta y prima de riesgo.

The Oberoi

 Vestíbulo de el Oberoi
Parte de una cadena y con diferencia el hotel más lujoso que vamos a catar en este viaje, la fachada no promete revelar más que el típico hotel-mamotreto de Benidorm; sin embargo hay un señor con levita y simpático gorro a la entrada cuya única función parece ser saludarnos. Otras personas tienen otros trabajos igualmente peregrinos: subir maletas -imposible negarse y llevarlas tú-, ver como un arco detector de metales inevitablemente pita y sonreírte mientras insiste en que pases sin hacer ninguna comprobación adicional, repartir periódicos desde un pequeño mostrador... a ese señor nos dirigimos en modo Paco Martínez Soria, hasta que nos indica con una media sonrisa que son los otros tres larguísimos mostradores llenos de personal donde uno se registra. Jaque mate, este no es nuestro mundo.
El vestíbulo huele a perfume, abundan los cuencos de agua en los que flotan pétalos de rosa. Hay dos piscinas y nos rodea una vegetación frondosa y oscura. Cuando subios a la habitación finalmente comprendemos la expresión "Vivir como un maharajá". Eso sí, Internet de pago y a precio de rubí. Me siento como en casa. Desde luego hemos avanzado desde aquel motel de carretera en Cuenca, el politeísmo nos sienta bien.

De templos y monumentos

Estuvimos sólo un día en la ciudad, y pudimos visitar poco de vieja Delhi y algo más de la ciudad británica. Nueva Delhi tiene el mismo aire capitolino y algo impersonal de Washington. Hoy es festivo y las familias salen a ver algunos de los monumentos que abundan en esta parte de la ciudad. A los españoles no suele vérsenos en estos lugares y eventos. ¿Son los indios más nacionalistas/patrioteros/víctimas de la propaganda? ¿O son, simplemente, muchísimos más? Visitamos la puerta de la India, los palacios del presidente y de los ministerios, la zona de las embajadas y un bonito y sencillo monumento en el lugar donde fue cremado Gandhi.
Mansión del presidente de la India

Puerta de la India

Raj Ghat, memorial de Ghandi


Para completar la ajetreada jornada visitamos tres templos también. El hinduista no es como lo esperábamos: es colorido, alegre, poco solemne y no estaría fuera de lugar en Port Aventura. Los hindúes tienden a llenarlo todo de capillas, capillitas e ídolos. Tras diez minutos me pierdo en la sopa de nombres y renuncio a entender si está dedicado a algún Dios en concreto o si hay algun tipo de organización o jerarquía. A la gente no parece importarle: llegan, tocan la campana a la entrada de la puerta, dejan flores o dulces, echan una moneda, musitan algo, se arrodillan, o tocan el dintel de la puerta... y se van a otra cosa, a otra capilla, a otro dios. No tenemos fotos del interior preñado de esvásticas.
Cris en el templo hinduísta de Laxminarayan

Siguiente parada: el templo Sij de Gurdwara Bangla Sahib. Los miembros de esta religión son una minoría, pero han alcanzado una visibilidad y relevancia social importante. Determinadas características no hacen sino reforzar la identidad Sij y la sensación de pertenencia a una comunidad, cosa difícil en una sociedad generalmente permisiva y permeable, donde todo se mezcla y Budha acaba siendo el octavo avatar del dios Vishnú en la tierra. Los Sij se distinguen por llevar siempre barba y turbante (nunca se cortan ni muestran el pelo), una daga y una pulsera de acero. El aspecto es generalmente serio, fiero incluso. Sus templos van sobrados de oro, aunque ninguno alcanza el nivel del templo de Amritsar. Los templos son llevados por voluntarios, y tienen la curiosa costumbre de la cocina comunal: los fieles se reunen, cocinan juntos y comen juntos, un ritual que recuerda que -al menos en principio- no creen en clases ni castas. Aunque no compro, gracias, al menos escucho su interesante oferta, y pruebo su comida de las manos de un señor muy mayor y dudosa higiene.
Gurdwara Bangla Sahib

En la cocina económica Sij

En la ciudad vieja tuvimos un primer contacto con el ajetreo, el tráfico y las callejas que son tipicas de las ciudades indias. Para muestra, un botón: el bazar de los ladrones, donde según nuestro guía se puede recuperar lo que te "desaparece" en el mismo día. Observad el preciso cableado típico de la zona. La foto está tomada desde lo alto de la mezquita.
Ademas de robado y apaleado, electrocutado

La mezquita de Delhi (Jama Masjid) es la más grande de la India. Aún así no resulta especialmente impresionante en comparación con otras más masivas o hermosas pero nos dio para inaugurar el contador de anécdotas. Poco después de ponerle a Cris un precioso paño de flores en la mejor escuela señora de Cai bajando a la playa, comenzó a tener peticiones de fotos. Niños, niñas, adolescentes: todos querían una foto con Cris, se quedaban mirando sin reparo alguno o directamente sacaban el móvil y disparaban,  con una chocante y divertida falta de disimulo. ¿Hay una actriz de Bollywood de aspecto semejante? ¿En doscientos años nunca pisó la India una inglesa que fuera, a la vez, blancurria y de pelo oscuro? ¿La precisa combinación de rasgos de Cris hizo que los indios mojen las bragas, sin importar edad, género o condición? Misterios que nunca se resolverán.
Cris, desi superstar

Finalmente nos arrastraron hasta un conjunto arquitectónico a las -estimo- afueras de la ciudad. Para esas horas caminábamos ya como zombis y nos quedábamos dormidos en los rincones. Logramos rescatar dos neuronas y tres gotas de adrenalina para asombrarnos ante el minarete Qutb, que domina el complejo de ruinas y construcciones del mismo nombre. Fue construido por los primeros gobernantes musulmanes de Delhi y resulta imponente, bello y muy distinto a los minaretes a los que estamos habituados. Caminamos entre los templos, primero hinduistas, reconvertidos en musulmanes y hoy simple monumento, y vimos la grabación de una escena de una película de Delhiwood. Día completo, día cansado: no recuerdo el regreso al hotel ni quedarme dormido, pero lo agradecí a buen seguro.
Fijaos en el tamaño de las hormiguitas al pie del minarete


miércoles, noviembre 14, 2012

Simpatía por el Diablo, de Agustín Díaz Yanes

Esto es Espasa, y aquí todo el mundo puede escribir una novela. Bueno, todo el mundo no, pero si eres Agustín Díaz Yanes y has firmado películas como Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, Sin noticias de Dios o Alatriste, entonces sí. De las dos primeras nada puedo decir, pero de la tercera, que el mundo sepa que me deben el dinero de la entrada y que maldigo a todos los hideputas –masculló Alatriste - que participaron en ella, pues durante su filmación se plantó la semilla que dio lugar a la ruptura entre Ariadna Gil y David Trueba. Ella dejó al guionista español con gafas y cara de buen chaval por el ilustre actor de Hollywood Viggo Mortensen (Aragooooooorn!), y eso hizo del mundo un lugar peor. El cine en 2006 costaba 4 euros.

Centrémonos. Esta es una primera novela y como toda primera novela, a su autor le ha costado mucho conseguirle la publicidad que se merece. O no. “Simpatía por el Diablo Agustín Díaz Yanes” en google descubre menciones en El País, Canal Sur, Página 2, Diario de Mallorca, RTVE, ABC, El Heraldo de Aragón, La Verdad (de Murcia), El Correo Gallego, El Diario de Córdoba, El Correo. Vamos, el típico apoyo que recibe un debutante. Pero bueno, me voy a dejar ya de protestar de forma gratuita.


La novela es una historia de suspense en una España paralela a la actual. En esta España sufrimos los mismos problemas de crisis económica y social que en la realidad, pero los personajes de las altas esferas políticas y del mundo financiero son otros. En este marco, una secretaria que se compra lencería en La Perla (nos lo dicen como cuatro veces) y se ve todas las series de televisión americanas habidas y por haber descubre que su jefe, el presidente del banco Hispania (Bankia, no. H-i-s-p-a-n-i-a), prepara una conspiración para dar un golpe de estado mediático y conseguir el poder del país en las urnas (hasta aquí la contraportada del libro). En la primera parte del libro nos presentan a los protagonistas (políticos en su mayoría: alcaldes, ministros, consejeros y ex-presidentes) que se van posicionando (buenos y malos) y nos relatan cómo se va fraguando esa tentativa de golpe de estado encubierto, y en la segunda parte la trama coge carrerilla hasta llegar al previsible desenlace final.

Simpatía por el Diablo está escrita en forma de best-seller y es una novela de libro (ja, me parto yo solo). Agustín cumple paso a paso todas las premisas que hacen que una novela pertenezca a este género literario. Gracias Malherido, por ilustrarnos desde el 2006:

- La estructura se apoya en Cliff-hangers constantes, y en la primera parte del libro alternan narraciones en dos espacios temporales diferentes, para que así la resolución de cada enigma se posponga un capítulo. Esto le da emoción a la narración.
- Las ideas que cuenta son obvias. La apuesta reveladora que nos ofrece el libro es esta: En España hay dos Españas, sí, pero no la izquierda y la derecha, no. Están los buenos y están los malos, y en los dos grupos (izq-der) hay gente de ambos. Alaaaa. Y como es una idea obvia la entendemos y eso nos hace sentir mejor.
- Cultura. Arranca el modo ¡aprendo, aprendo, aprendo! y suelta referencias de cultura contemporánea al alcance de la mano de cualquier mortal. La Cultura Trivial: series de televisión (El ala Oeste de la Casa Blanca y Deadwood), libros (Los Enamoramientos, de Javier Marías, principalmente) y música (ya ni lo apunté, pero eran cosas como La Shica…).
- Cine. Una vez nos presenta la historia en la primera parte, la segunda parte se convierte en película de espías: Corre, salta, huye, conspira, pincha el teléfono, corre, salta, folla (un poco), corre –explosión-, corre más, abrazo final.

Y me permito añadir alguna característica más a las citadas por Malherido:

- Es condescendiente con el lector. Nos habla de la crisis, culpa de ellos, las gentes con poder. Nosotros somos meras víctimas o meros lectores (espectadores) de todo lo que ocurre. Leyendo la novela me convenzo más aún de que la culpa de todo no es mía. El infierno son los otros.
- Los personajes van todos acompañados de juicios de valor (¡cómo me jode esto!). El que es malo, es malo hasta para abrir la puerta: saca el codo para que no te cueles. El que es bueno, es bueno hasta cuando te mata (si yo lo comprendo, usted me mata porque yo me lo merezco… muy Faemino y Cansado). Los buenos miran a las macizas con romanticismo (“Los labios demasiado finos para una belleza moderna”, pensó), y los malos las miran al escote cuando hablan y sólo piensan en las guarrerías que les harían si tuvieran veinte años menos.

Ya sólo me queda por cargarme al personaje principal: Isabel. Esa mujer anónima, salida de la nada, secretaria cumplida de un banquero, único personaje de la historia con el que los anónimos mindundis del mundo podemos identificarnos. Y vaya cómo nos dejan. Isabel se define por sí misma. Ahí van dos extractos:

“Isabel, siempre tan privada y tan convencional – “excepto en la cama”, pensó con satisfacción -, mientras se despedía del piso del Camino Viejo de Leganés y se encaminaba a entregar los documentos se vio a sí misma como una persona diferente. El pasado había quedado atrás definitivamente. Ahora tenía que pensar en el futuro.

“Isabel cuando se enteró de la muerte de su antiguo jefe no pudo contener las lágrimas. Se sintió un poco culpable. Ella había sido una de las causantes, si no la principal, de su muerte. Como les suele ocurrir a las personas de buen corazón, Isabel recordó al mejor Julián de la Hoz: al hombre cortés y educado, que jamás decía una palabra más alta que otra y que siempre le trató con deferencia y, por qué no decirlo, con cierto cariño. Como a una sobrina muy muy lejana.”

Está bien repartir para todos. Isabel es una persona de bien, porque sí, no te jode, que para eso me la inventé yo. El mejor Julián que podemos recordar es aquel que daba los buenos en el ascensor (todos los días), y el escritor es leísta. Olé.

Un personaje pueril, el peor de la novela. Se ve arrastrada a toda esta vorágine de conspiraciones y espías de chiripa, pero ni pertenece a este mundo ni va a quedarse en él cuando todo esto acabe. Además, ella lo sabe y no aspira a ello, tan sólo aspira a follarse al chico que le gusta y ver la tercera temporada de Deadwood. En toda la historia, no me queda claro por qué se decide a traicionar a su jefe (más allá de las necesidades del guión). Es más, diría que una persona tan servicial y con tan poco espíritu, nunca traicionaría a su jefe, por la sencilla razón de que no descubriría una conspiración ni en un documento que se titulase “Hoja de Ruta de La Conspiración”. Y además, no le leería los documentos a su jefe, que siempre le daba los buenos días. Eso de que las personas anónimas también pueden cambiar el mundo en acciones individuales, supongo que está sacado de la Aldea del Arce o algo parecido…

La última pregunta que uno se hace antes de cerrar un libro de estos es, ¿y para qué lo he leído? Y uno duda en la respuesta. Puede que lo haga para sentirse mejor consigo mismo (entiendo lo que leo, luego soy listo), para sentir que aprovecha el tiempo (leyendo este libro aprendo) o para sentirse superior a los demás (puedo criticar el libro, he encontrado sus debilidades y fallos, así que soy superior al autor y a las personas que lo han disfrutado). Da igual. Las tres respuestas esconden algo miserable en lo que preferiría no indagar.

Sexo: De parroquia. “Retrocedieron hasta una zona de sombras” p.62; “Javier salió del dormitorio procurando hacer el menor ruido posible. No quería despertar a Isabel, que dormía desnuda desparramada sobre las sábanas”, p.93; “Isabel se despertó de golpe y lo primero que sintió fue una enorme liberación (…) al final todo se había resuelto en una noche” p.99… Ni media teta asomando. En lo que a mí respecta, Isabel y Javier se pasaron la noche jugando al Tabú.

Naves espaciales: Ni una.

jueves, noviembre 08, 2012

Neuromante, de William Gibson

Resulta que una pandilla de amigos en la Universidad de Columbia, allá por el final de la Segunda Guerra Mundial, se sentó a una mesa y acordó darle un vuelco a la literatura de aquel siglo. Algunos de ellos se llamaban Ginsberg, Kerouac y Burroughs, su movimiento se llamó Generación Beat y, recogiendo todo lo que pudieron de la contracultura y del “Underground”, condicionaron para siempre a cualquier escritor que surgió tras ellos.

Más de treinta años después, William Gibson y otros 4 amigos (a quienes dedica Neuromante), en otra mesa, con el término “ciberespacio” rondando por ahí, crearon el Ciberpunk. Distopía, postmodernismo, género negro, y de telón de fondo una sociedad híper-tecnificada (Internet-antes-de-Internet, IA’s, biotecnología, estaciones orbitales, realidad virtual). Héroes atrapados en mundos virtuales, con serios problemas en el mundo “real”, la puerta al otro lado, Ballard, Orwell, Chandler, Lem y los beats.

Neuromante puede no estar escrita de forma ejemplar (pecado común en la ciencia ficción), pero el mero hecho de descubrir este libro casi treinta años después de su publicación produce una cierta inquietud. ¿Tan retrasado voy? Esta novela se puede leer como ciencia ficción hoy en día, en un mundo en el que Internet es una realidad y no un concepto, la ingeniería genética abre camino a diario y vivimos en algo llamado “era Digital”. ¿Pero en 1983? En ese año en España llevábamos tricornio, no teníamos autopistas, la televisión en blanco y negro era común, sólo teníamos dos canales y reproductores de CD’s sólo había en casas de “ricos”. No puedo ni imaginar el impacto que pudo suponer leer esta novela entonces, y tampoco puedo imaginar la sensación de Gibson al comprobar que el mundo real se acerca, en cierta medida, a su mundo inventado.

Hoy en día, aunque sigue resultando reveladora, se ve como una propuesta mucho menos arriesgada de lo que en su día tuvo que ser. Pero que no se me malinterprete, sigue siendo ciencia ficción vigente (no como la Naranja Mecánica, por ejemplo, distopía en vena veinte años anterior, pero hoy en día un mero reflejo de una parte de la realidad), y buena. Mezclada además con el género negro, mantiene un ritmo entretenido, acumulando Cliff-hangers capítulo tras capítulo (sin llegar a cansar, querido amigo Dan Brown) y estallando en el momento justo, revelando toda la verdad que el lector necesita y ocultando lo que el lector desea.


¿Pero de qué va Neuromante? Pues va de lo mismo que la mayoría de las historias. Narra la historia de un pusilánime, un ser humano común y corriente, incapaz de hacer frente a su propia vida, y que sobrevive esperando a que la vida elija por él. Unos lo llaman destino, durante más de dos mil años muchos lo han llamado dios, y en Neuromante lo llaman IA (Wachowskis, brother and sister, ahí en su rincón recopilando ideas para Matrix), pero tanto da.

La vida raras veces te deja escoger entre “A” o “B”. Nuestra rutina suele ser más bien binaria, y los cruces que se nos presentan suelen ser del tipo “A” o “No A”. Así, nuestras vidas posibles –el conjunto de las que podían haber sido y la que realmente está siendo- se dibujan como líneas ramificadas, como tallos de plantas salpicados con bifurcaciones (muchas veces menos de las que nos podamos imaginar), en los que es raro encontrar nodos de los que partan 3 ramales (“A”, “B” y “No A y No B”).


En el caso del protagonista de Neuromante, comme d’habitude, su vida se dibuja sobre los ramales del conjunto de sus vidas posibles con una línea roja y gruesa antes de que los sucesos tengan lugar. Un camino crítico marcado desde el principio pero que él desconoce. Son el resto de personajes de la novela los que trabajan en la sombra para que se cumpla ese camino ya predicho. Case, el protagonista, no tiene más que dejarse llevar; esperar a que en cada cruce, una flecha grande se le dibuje en medio de su mente y le indique el camino a seguir.

“Night City era como un perturbado experimento de darwinismo social, concebido por un investigador aburrido que mantenía el dedo pulgar sobre el botón de avance rápido.”

Ya, todo esto suena muy mesiánico. El destino, la vida ya escrita, nuestra existencia se debe a un propósito ya definido por un ser superior y todo eso… Pero claro, en la novela todo esto no está orquestado por señor barbudo que vive en las nubes, ni por una pirámide con un ojo brillante encima ni, mejor aún, hay redención final. No. Como dice mi jefe: “¡Te jodes!” ¿Dónde está la diferencia? Pues en que son los humanos los que escriben su propio destino. Aunque no siempre escribamos el nuestro, sino el de otros, no dejan de ser humanos escribiendo el destino de humanos. Hormigas obreras cumpliendo un guión preestablecido por hormigas reinas que, que lejos de ser seres divinos poseedores de poderes sobrehumanos que les permitan decidir qué debemos y qué no debemos hacer los demás, se mueven por los mismos impulsos que el resto. Poder, sexo, amor, soledad…

Un plan establecido por alguien que no tiene un plan establecido, y ni siquiera es consciente de que lo debe tener. Una familia rica con más poder del que pueda manejar, corrompida generación tras generación, venida a menos en espíritu pero manteniendo un poder que les permite controlar las vidas de terceros sin tener que pagar un precio moral por ello.
“Poder, en el mundo de Case, significaba poder empresarial. Los zaibatsu, las multinacionales que determinaban el curso de la historia humana, habían superado las viejas barreras. Vistas como organismos, habían conseguido una especie de inmortalidad. No podías matar a un zaibatsu asesinando a una docena de ejecutivos importantes; había otros que esperaban para ascender un nuevo peldaño, hacerse cargo del puesto vacante, acceder a los vastos bancos de memoria empresarial.”

Al igual que ROGELIO acabó con su creador Emeterio, Gibson utiliza los atrezos del ciberespacio, las computadoras y las redes virtuales para contarnos la historia de siempre. La obra acaba con el maestro. O para que todos nos entendamos: El Capitalismo acabó con el hombre. Ala hijo, hazte postmoderno y medítalo.


Ya para terminar, dos comentarios finales. Hay una breve línea que separa una novela de una obra maestra, y esa línea está flanqueada por dos guardianes: sexo y naves espaciales. Si ellos no están de tu lado, tu novela no pasará del premio Planeta nunca jamás.

Sexo: Neuromante tiene poco pero del bueno (“Ella le respondió estirando la mano hacia atrás, metiéndosela entre los muslos y sujetándole suavemente el escroto con el pulgar y el índice. Se balanceó allí un minuto en la oscuridad; erguida, con la otra mano en el cuello de Case. El cuero de los pantalones crujía débilmente. Case se movió, sintiendo que se endurecía contra el acolchado de goma espuma”). Una de los detalles que más me gustó, fue la tenue y disimulada carga sexual del libro. Levemente insinuada, pero de alguna forma siempre presente.

Naves espaciales: De las buenas. Estaciones geoestacionarias con comunidades de ciber-hippies y también una colonia para ricos, una especie de “Las Vegas” espacial, con la forma de un Cilindro de O’Neill (una estación espacial con un sistema de 2 cilindros coaxiales que giran en sentido opuesto y generan gravedad artificial). De aquí a la eternidad.