Hoy voy a daros mi particular visión de la geografía de España. Sí, la geografía, esa "ciencia" que tiene lo peor de la botánica (hacer listas estúpidas de cosas, como afluentes o sierras), la crítica musical (clasificar esas listas) o las ciencias políticas (creerse una ciencia real por el mero hecho de añadir calificativos rimbombantes como "social" o "física". Claaaaaaaaro, y la antropología física también hay que tomársela en serio, ¿no?).
Podría pensarse que la historia es el meollo de la cuestión y que la geografía es un simple subproducto de ésta, pero también podría estar hablando de cómics y ese es todo mi argumento. De cualquier manera, para llegar a la geografía que me interesa, es decir el condado de Treviño y semejantes, forzosamente tengo que recurrir a la historia. MI versión de la historia. La buena, y tengo pruebas... en algún lado.
En el principio, todo era sencillo. Había unos reyes, visigodos, un huevo de ellos, también ordenados en listas, con nombres cachondos como Recaredo, Chindasvinto o Gundemaro. Luego había reinos y regiones limítrofes, Suevos, Vascones, Cántabros, no les hacían mucho caso pero los visigodos solían durar unos 3 años, eran reyes electivos... un putiferio, vamos.
Entonces llegaron los árabes. Los árabes eran gente de orden, respetaban a los pueblos de otras religiones mientras les pagaran, les gustaban las fuentes y follar, como muestran las 1001 noches. Tenían el pequeño defecto de ser del desierto, y claro, la cuenca del Guadalquivir les venía de puta madre, la Mancha lo mismo, en el Duero se cagaban de frío pero pase... sin embargo, al final llegaron al Norte y a los Pirineos y dijeron... Uy, no habibis, llueve, hace viento y más que cabalgar sobre caballos necesitamos tuneladoras... ala, que se quede esta gentuza con su mierda de valles pasto de futura via estrecha, nosotros nos vamos al soleado sur. Eran gente con visión y los directos predecesores del segundo disco de Nosoträsh. El caso es que en vez de quedarse y llevar civilización de verdad a aquellas pobres gentes devoradoras de bellotas y castañas les dejaron a su suerte, y ellos... se lo creyeron. Aquí empiezan los problemas.
Saltemos unos cien años o así. Sí, sé que lo de "las fechas no es lo mío" no cuela si hablas de historia, pero yo estoy hablando de geografía. ¿Estamos? Por aquel entonces España ya apuntaba maneras de la casa de putas que es hoy en día. Arriba un buen puñado de reinos, condados, crecían, luchaban entre ellos, se dejaban comer por osos... mientras, el solar de los moros estaba mucho más ordenado y apañado, tenían la principal ciudad de Europa, conocían a los filósofos clásicos y habían arrancado a hostias un Califato predecesor de los actuales Estatutos de Autonomía. A medida que pasaba el tiempo los agresivos vecinos del norte seguían a lo suyo: ahora Asturias, ahora León, divido mi reino, soy un condado, ahora soy un Reino, declaro la guerra al vecino, marcas fronterizas, ducados, coronas, que si Navarra, que si Aragón, que si Galicia, que si el Condado Portucalense... Lo curioso es que no se los comieran los del sur para que dejaran de tocar los huevos. Puede que la infinita calidad de los nombres de los reyes cristianos (Bermudo, Mauregato, Urraca, Ordoño, la interminable saga de los Sanchos continuada hoy en José Sancho), o que de tanto filosofar y mirar sus fuentes se habían vuelto inquietos e irascibles, dividiendo finalmente su territorio en pequeños y vulnerables reinos de Taifas. Y a río revuelto ganancia de pescadores, como dijo aquel pescador cartucho de dinamita en mano.
Saltemos otros cientos de años. Taifa a taifa, alianza a alianza, guerra civil a guerra civil va conformándose la España cristiana. No es que antes no hubiera cristianos en Al-Andalus, es que cuando los monarcas del Norte se ponían integristas con el tema de la religión no había quien los parara. Bien que mal iban tirando para el sur, dejando reinos conquistados a su paso, fueros propios de ciudades y comarcas, todo muy complicado y con más casos particulares y excepciones que una sucinta gramática de la lengua inglesa. Bueno, echaron a los moros y a los judíos, descubrieron américa, unieron (o no) las coronas de Aragón, Castilla y el reino de Navarra, les salió un hijo de madera en forma de Portugal, tuvieron una guerra de sucesión, decretos de Nueva Planta y los navarros comenzaron a jugar con la idea de ponerse enormes boinas y apostar por el caballo perdedor. No por nada, pero éstos también tenían visión de futuro, o eso pensaban.
Entonces llegaron los Borbones, que además de ser medio mongoles (les quedaba camino por recorrer) eran franceses, y como los franceses no entienden de sutilezas, centralismo al canto. En España. En una unión de tres coronas, diecisiete reinos, catorce regiones históricamente diferenciadas y enfrentadas, ocho lenguas y tres millones de dialectos. Me quitaría la boina si la llevara, pero no soy tan bueno como Gabino de Lorenzo o los Navarros de antaño. Ayyyyyy.
Llamaron a un puntu y le dijeron "Oye, tú, haznos una división en provincias, tú". Y como no quedaron satisfechos al cabo de un par de años llamaron a otro y repitieron. El nombre de este tío era Javier de Burgos. Claro, de Burgos tenía que ser para montar la que montó. Todos sabemos que de Burgos sólo salió una cosa buena, frío, y por buena quiero decir mala a rabiar. Además un tío de una región donde ven una chica tomando el sol en topless y lo confunden con una sierra de súbita emergencia no debía tener muy buen ojo para hacer divisiones territoriales coherentes. Y si me vais a decir que era de Granada, pues peor me lo ponéis. ¿Quiénes son de Granada? Los Planetas. ¿Se les entiende? Nooooo. Pues eso, imaginaros la diferencia entre lo que decía el señor y lo que luego se llevó a cabo. El caso es que sus intenciones eran buenas, provincias de un tamaño similar, sin grandes diferencias demográficas, capitales más o menos cerca de todos los puntos de la provincia para centralizar los servicios... pero claro, esto no es Oregón y tirar de meridiano es lo contrario de lo que debería hacerse.
Con cambios menores hemos heredado la división de este señor hasta nuestros días, le hemos sumado el rollo de las Autonomías y una buena dosis de politiqueos en las últimas tres décadas. Haciendo un repaso rápido...
-Enclaves, o sea, cachos de provincia en otra. Hay una en Valencia, tenemos un trocito en medio de Francia y la mas famosa de todas, el condado de Treviño. Muy bien, chavales, porque el País Vasco no es suficientemente complicado, a una de sus provincias le dais forma de Oreo. ¿No sería más fácil partir Vitoria en dos, la mitad para Burgos, un cuarto para cada una de las otras dos y listo? A fin de cuentas, todos sabemos que los vascos de verdad son los de Vizcaya y Gipúzcoa y los de Vitoria son castellanos con veleidades de autenticidad. Por eso les dieron la capital, es un chiste privado para los de Bilbao y los de San Sebastián.
-Provincias estúpidas, como Teruel o Huesca. ¿Sabéis cual es la ciudad más poblada de Castilla La Mancha? ¡Albacete, que hasta hace cuatro días era de Murcia! ¿Vive alguien en Extremadura? ¿Dónde está exactamente Palencia? ¿Por qué, por amor de Dios, necesitamos de la existencia de cosas como Soria? Sería mucho más fácil dejar todos esos territorios vacíos, Tierra de Nadie... los difuminamos en los mapas, como hacían con África en los antiguos, un simbolito de "Aquí Hay Dragones" y listo, que se organicen como ellos quieran. Que necesidad de burocracia, oye.
-Autonomías estúpidas. De estas hay unas cuantas, cada una con razones diferentes. Mi favorita es Castilla-León. Primero solía ser dos regiones, Castilla La Vieja y León, y decidieron formar una sola autonomía. Los partidarios de "León sólo" y el famoso "País Llïonés" te salen con que fue una imposición para reducir el número de autonomías, centralismo castellano... pero bien que se separaron La Rioja y Cantabria en cuanto pudieron, así que no me lo acabo de creer del todo. Claro está, hay los que reclaman restaurar esa Autonomía, y para León lo puedo ver, para Zamora todavía, pero estos charros... si son más castellanos que los de Valladolid, por Dios, a donde los quieren meter. Luego tienes a los del Bierzo, unos quieren ser provincia, otros autonomía, otros seguir como están, otros ser parte de Galicia, algunos se sienten leoneses pero no de la provincia de León, otros castellanoleoneses pero no de la provincia de León, he oído a alguno decir que incluso Asturianos (quita, quita, sólo aceptamos regiones geniales como Babia)... todo es por el microclima, está claro. Para completar las cosas, la gente se enfada con Valladolid por ser la capital. Les llaman centralistas. Mejor les hubiera ido con Tordesillas como capital, que era el proyecto inicial. Por cierto, un último apunte castellanoleonés: en el proceso constitutivo del régimen autonómico los municipios, que eran los que decidían, de todas las provincias actuales votaron por unirse... excepto una. Una sóla, nadie se lo esperaba, y cuando tuvieron el resultado no les quedó otra que comenzar el proceso de constitución de una comunidad autónoma uniprovincial hasta que "por causas de interés nacional" les empaquetaron con el resto. Después de haberse echado unas risas con todo esto los oriundos parece que se cansaron de tanta tontería, porque nunca más se supo. El nombre de la provincia... Segovia.
-Provincias que... como que no. Me encanta Albacete. Un cacho Cuenca, un cacho Ciudad Real, un cacho Murcia y tenemos la provincia de... ¿Chinchilla? Un tiempo después deciden Albacetearla, pero como Albacete está en Castilla la provincia forma parte de... Murcia. Claro, cuando les volvió la razón y lo integraron en Castilla La Mancha se olvidaron que toda la cuenca alta del Segura era así como bastante Murciana, pero las provincias ni tocarlas...
Bueno, basta de criticar. ¿Cómo arreglar este desaguisado? Si no es con una bomba de neutrones no veo yo posibilidad alguna. Lo único que nos queda es "imaginación al poder": si todas las divisiones van a ser malas, ¿por qué no divertirnos al menos con ellas? Aquí va mi propuesta, firmemente asentada en las tradiciones del pasado y en Wikipedia.
-Recuperación de provincias geniales que nunca debieron de irse: Calatayud, villafranca del Bierzo, Játiva. Aparición de la imprescindible provincia de Toro y de la mosca cojonera, la provincia de Cartagena. Para tocar los cojones más, Cartagena pasa a llamarse Murcia y el resto de Murcia, Huerta-Levante.
-A cambio fusionamos las provincias intrascendentes y les damos el nombre de "Ignotia". Burgos pasa a llamarse "Siberia", Salamanca "Estepa" y Cataluña y Valencia forman una nueva Autonomía, "Países mallorquines", para que se dejen de polladas. Por cierto, quemamos los archivos de toda España en la hogera de San Juan.
-El resto de provincias cambian sus nombres, conservando mientras sea posible la denominación de prefacturas de los franceses: Lérida=Cinca y Segre, Asturias=Cabo Peñas, Granada+Almería=Genil, Salamanca=Ágeda (capital Ciudad Rodrigo, ojo), etc.
-Por último, ¿por qué conformarse con "café para todos"? ¡Recuperemos la noble tradición hispana de dar un régimen a cada sitio: Autonomía, Cantón, Estado Asociado, Región Autónoma, Comarca Libre, País... prohibido repetirse.
¿Ideas?