Personajes:
SPP: Sr. Presidente de un País.
SPR: Sr. Presidente de una Región de ese país.
En algún momento de 2012. Despacho presidencial. Suena el teléfono.
SPP: Sí, sí, páseme con él. ¡Hombre! Bueno oírte, ¿qué tal te va todo por allí?
SPR: ¡Hola! Ya sabes, como todos, tirando. Esta dichosa crisis va a acabar con todos nosotros… no vamos a quedar ninguno…
SPP: ¿Pero qué dices? Si vosotros ganasteis las regionales y al año, a pesar de todo el tijeretazo que pegasteis, en las nacionales sacasteis mejor resultado aún… No me creo lo que dices, ¡vosotros vais de lujo!
SPR: Ya, ya… bueno, no te creas. Las generales las pasamos bien, pero ahora ya las encuestas empiezan a ponerse oscuras. La ventaja que teníamos se desvanece semana a semana, y aunque no hay alternativa clara, nuestra mayoría peligra seriamente. De hecho, por eso te llamo. Nos han aconsejado adelantar las elecciones.
SPP: ¿En serio?
SPR: Así es. Nos han dicho que si no convocamos elecciones antes de final de año, la cosa se nos puede poner muy cuesta arriba. Por eso te llamo, quería que lo supieras de viva voz antes de que lo publiquemos en la prensa.
SPP: Y yo te lo agradezco. ¿Hay algo que podamos hacer por vosotros?
SPR: No, no, muchas gracias. La cosa empieza a torcerse pero tenemos confianza, unas elecciones a tiempo nos harán salvar gobierno para los próximos cuatro años, y para entonces ya esperamos que la cosa mejore… ¿no te parece?
SPP: Je, je, esperar, lo esperamos, pero nunca se sabe… Bueno, quedamos avisados. Os daremos cancha como siempre. Los favores en Madrid no se olvidan, amigo.
SPR: ¡Qué tranquilo me quedo! Y ya sabéis, por poco que necesitéis de nuestro apoyo, ahí estamos para que lo que surja… ¡Adiós!
SPP: Adiós. Cuídate y da recuerdos…
En algún momento de Septiembre de 2012. Despacho presidencial, vuelve a sonar el teléfono.
SPP: Claro, claro, pásamelo. Buenas, cuéntame rápido. ¿Qué quieres?
SPR: Hola. Sí, tranquilo, no te robaré mucho tiempo. Escucha. La cosa se nos está poniendo cuesta arriba… Los sondeos que nos han pasado internos, no los que vamos a publicar la semana que viene, nos dan un resultado muy malo. Mayoría simple y a pedir ayuda…
SPP: ¿Os vale con nuestros votos?
SPR: No, y ese es el problema. Los técnicos nos han propuesto una estrategia arriesgada, que no me convence mucho, pero lo llevan analizando todo el verano, dicen que no hay otra posibilidad.
SPP: Bueno, no me asustes, ¿qué vais a hacer?
SPR: Vamos a adoptar un discurso secesionista.
SPP: ¿Qué? ¿Seguro? Pero si allí nunca habéis estado de acuerdo con la independencia… ¿Estáis seguros de que funcionará?
SPR: No es que estemos seguros o no, es que parece que es la única estrategia que nos puede dar mayoría absoluta… El discurso radical está calando, ya sabes, con un paro por encima del 20%, la gente pide medidas desesperadas. Por eso te llamo, para avisarte de nuestra estrategia. Vamos a hacer la campaña diciendo que nuestros problemas se deben a formar parte del país, que la solución es la secesión, ya que sólo así nos quitaremos de encima la rémora del país y podremos enderezar nuestra economía. Es la única forma que hemos encontrado para alejar la campaña del discurso económico y la situación actual. Si no sacamos algo potente, nos van a triturar.
SPP: Ya veo. Pero me surgen varias dudas… ¿Qué ocurre si ganáis, haréis referéndum? Y por otro lado, creo que eso nos puede traer mucho problema a Madrid, y ya sabes cómo estamos de problemas… Bueno, qué te voy a contar.
SPR: Pues verás, lo del referéndum está totalmente descartado. Ya sabes, si ganamos las elecciones, no será difícil cambiar el discurso a algo más moderado… Si no, piensa que en Bruselas nos iban a dar hasta en el cielo de la boca. Están ahora allí como para oír hablar de independentismos… Y además, como has dicho, aquí la gente nunca ha sido muy independentista. Hablaremos de lo de siempre, del fútbol, de la selección regional y de una economía libre de pagar al Estado más de lo que recibimos. Pero luego, todo eso se puede calmar y hasta podríamos centrar el año siguiente en ese tema porque, respondiendo a tu segunda pregunta, creemos que también os puede venir bien a vosotros.
SPP: ¿Cómo?
SPR: Fácil. Simplemente nosotros venderemos Madrid como el enemigo, y vosotros podréis hacer lo mismo con nosotros. Así, ambos conseguiremos distraer la atención de la economía. Con un poco de ayuda de los medios…
SPP: Mmm… Déjame que me lo piense, pero no suena mal del todo… Mucho fútbol de por medio. Cuando hablamos de independencia siempre se va a lo mismo, que si hay que hacer ligas separadas, que si la selección se dividirá… eso puede estar bien. Y tampoco parece muy difícil ponerse de acuerdo con la prensa. Ahora que hemos recuperado la pública, sólo un canal de TV va en contra de nosotros, y en el digital tenemos una buena camarilla que os dará mucha caña…
SPR: Los sabemos, pero ya sabes que eso siempre nos ha dado votos aquí. Los periodistas de la capital atacándonos, eso siempre nos ha ayudado.
SPP: Está bien… lo podemos analizar, pero no tiene mala pinta. Imagino que ya sabrás que una parte de nuestro partido os daría mucha caña, pero entiendo que es lo que os interesa.
SPR: ¡Así es! Caña desde la capital o desde el gobierno central, eso sería genial, porque validaría nuestro discurso. Y a la vez, como contrapartida, también os daría a vosotros empuje aquí, entre los votantes no regionalistas…
SPP: OK, entonces, trato hecho. Hablaré con mi gente la semana que viene y nos pondremos a trabajar.
SPR: Así da gusto… Recuerda hablar con la prensa también.
SPP: No te quepa duda, déjalo de mi cuenta… ¡Adiós!
Primera semana de Noviembre de 2012, despacho del presidente de la región. Suena el teléfono.
SPR: Acepto la llamada. ¿Sí? ¡Ah! Hola, hola.
SPP: Oye, no sé si has visto el periódico de hoy, he querido explicártelo en persona…
SPR: Y yo te lo agradezco, aquí delante de mí lo tengo. Esto es un poco agresivo, ¿no te parece? A tres semanas de las elecciones… Creo que esto es un poco fuerte…
SPP: Ya, ya, por eso te llamo. Al final ya sabes que estos periodistas tienden a pensar “demasiado” por su cuenta, ellos son así… Les cuesta asumir su guión. Pero míralo por el lado bueno, esto va a durar hasta las elecciones y ya está.
SPR: ¿Y la investigación policial?
SPP: ¡Nada! ¡Ni caso! Ya nos encargaremos nosotros de que ese borrador muera antes de que acabe el año… Tú por eso no te preocupes. Se han crecido con la guerra esta, y la han llevado un poco más allá, pero tú confía en mí, hasta aquí llegó.
SPR: Pero, dos semanas antes, esto nos puede quitar votos…
SPP: ¿Tú crees? ¿La corrupción quitando votos en este país? Nada, nada… de eso nada. Esta gente, que quiere vender periódicos, pero poco más. Esto sólo radicaliza más las posiciones, tú sólo tienes que salir de víctima, diciendo que van a por ti y ya está, eso reforzará más aún tu discurso. Recuerda, más vale que hablen mal de uno que no que no hablen en absoluto…
SPR: Visto así…
SPP: ¡Claro que sí! Que esto no te desanime… Ya verás, al final, vosotros y nosotros seremos los que más rédito le sacaremos a la campaña. Todo gracias a monopolizar la opinión en la prensa.
SPR: Bueno, no nos queda otra, que sea como tú digas… En fin, el domingo hablaremos.
SPP: ¡No temas, ya verás! El domingo ganaréis vosotros y nosotros mejoraremos nuestra posición. Te lo digo yo.
Pero, ¿quién se podría imaginar algo así? Me temo que sólo Díaz Yanes… Bendita democracia.
Mostrando entradas con la etiqueta Teorias de la conspiracion. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Teorias de la conspiracion. Mostrar todas las entradas
domingo, noviembre 25, 2012
miércoles, noviembre 14, 2012
Simpatía por el Diablo, de Agustín Díaz Yanes
Esto es Espasa, y aquí todo el mundo puede escribir una novela. Bueno, todo el mundo no, pero si eres Agustín Díaz Yanes y has firmado películas como Nadie hablará de nosotros cuando hayamos muerto, Sin noticias de Dios o Alatriste, entonces sí. De las dos primeras nada puedo decir, pero de la tercera, que el mundo sepa que me deben el dinero de la entrada y que maldigo a todos los hideputas –masculló Alatriste - que participaron en ella, pues durante su filmación se plantó la semilla que dio lugar a la ruptura entre Ariadna Gil y David Trueba. Ella dejó al guionista español con gafas y cara de buen chaval por el ilustre actor de Hollywood Viggo Mortensen (Aragooooooorn!), y eso hizo del mundo un lugar peor. El cine en 2006 costaba 4 euros.
Centrémonos. Esta es una primera novela y como toda primera novela, a su autor le ha costado mucho conseguirle la publicidad que se merece. O no. “Simpatía por el Diablo Agustín Díaz Yanes” en google descubre menciones en El País, Canal Sur, Página 2, Diario de Mallorca, RTVE, ABC, El Heraldo de Aragón, La Verdad (de Murcia), El Correo Gallego, El Diario de Córdoba, El Correo. Vamos, el típico apoyo que recibe un debutante. Pero bueno, me voy a dejar ya de protestar de forma gratuita.
La novela es una historia de suspense en una España paralela a la actual. En esta España sufrimos los mismos problemas de crisis económica y social que en la realidad, pero los personajes de las altas esferas políticas y del mundo financiero son otros. En este marco, una secretaria que se compra lencería en La Perla (nos lo dicen como cuatro veces) y se ve todas las series de televisión americanas habidas y por haber descubre que su jefe, el presidente del banco Hispania (Bankia, no. H-i-s-p-a-n-i-a), prepara una conspiración para dar un golpe de estado mediático y conseguir el poder del país en las urnas (hasta aquí la contraportada del libro). En la primera parte del libro nos presentan a los protagonistas (políticos en su mayoría: alcaldes, ministros, consejeros y ex-presidentes) que se van posicionando (buenos y malos) y nos relatan cómo se va fraguando esa tentativa de golpe de estado encubierto, y en la segunda parte la trama coge carrerilla hasta llegar al previsible desenlace final.
Simpatía por el Diablo está escrita en forma de best-seller y es una novela de libro (ja, me parto yo solo). Agustín cumple paso a paso todas las premisas que hacen que una novela pertenezca a este género literario. Gracias Malherido, por ilustrarnos desde el 2006:
- La estructura se apoya en Cliff-hangers constantes, y en la primera parte del libro alternan narraciones en dos espacios temporales diferentes, para que así la resolución de cada enigma se posponga un capítulo. Esto le da emoción a la narración.
- Las ideas que cuenta son obvias. La apuesta reveladora que nos ofrece el libro es esta: En España hay dos Españas, sí, pero no la izquierda y la derecha, no. Están los buenos y están los malos, y en los dos grupos (izq-der) hay gente de ambos. Alaaaa. Y como es una idea obvia la entendemos y eso nos hace sentir mejor.
- Cultura. Arranca el modo ¡aprendo, aprendo, aprendo! y suelta referencias de cultura contemporánea al alcance de la mano de cualquier mortal. La Cultura Trivial: series de televisión (El ala Oeste de la Casa Blanca y Deadwood), libros (Los Enamoramientos, de Javier Marías, principalmente) y música (ya ni lo apunté, pero eran cosas como La Shica…).
- Cine. Una vez nos presenta la historia en la primera parte, la segunda parte se convierte en película de espías: Corre, salta, huye, conspira, pincha el teléfono, corre, salta, folla (un poco), corre –explosión-, corre más, abrazo final.
Y me permito añadir alguna característica más a las citadas por Malherido:
- Es condescendiente con el lector. Nos habla de la crisis, culpa de ellos, las gentes con poder. Nosotros somos meras víctimas o meros lectores (espectadores) de todo lo que ocurre. Leyendo la novela me convenzo más aún de que la culpa de todo no es mía. El infierno son los otros.
- Los personajes van todos acompañados de juicios de valor (¡cómo me jode esto!). El que es malo, es malo hasta para abrir la puerta: saca el codo para que no te cueles. El que es bueno, es bueno hasta cuando te mata (si yo lo comprendo, usted me mata porque yo me lo merezco… muy Faemino y Cansado). Los buenos miran a las macizas con romanticismo (“Los labios demasiado finos para una belleza moderna”, pensó), y los malos las miran al escote cuando hablan y sólo piensan en las guarrerías que les harían si tuvieran veinte años menos.
Ya sólo me queda por cargarme al personaje principal: Isabel. Esa mujer anónima, salida de la nada, secretaria cumplida de un banquero, único personaje de la historia con el que los anónimos mindundis del mundo podemos identificarnos. Y vaya cómo nos dejan. Isabel se define por sí misma. Ahí van dos extractos:
“Isabel, siempre tan privada y tan convencional – “excepto en la cama”, pensó con satisfacción -, mientras se despedía del piso del Camino Viejo de Leganés y se encaminaba a entregar los documentos se vio a sí misma como una persona diferente. El pasado había quedado atrás definitivamente. Ahora tenía que pensar en el futuro.”
“Isabel cuando se enteró de la muerte de su antiguo jefe no pudo contener las lágrimas. Se sintió un poco culpable. Ella había sido una de las causantes, si no la principal, de su muerte. Como les suele ocurrir a las personas de buen corazón, Isabel recordó al mejor Julián de la Hoz: al hombre cortés y educado, que jamás decía una palabra más alta que otra y que siempre le trató con deferencia y, por qué no decirlo, con cierto cariño. Como a una sobrina muy muy lejana.”
Está bien repartir para todos. Isabel es una persona de bien, porque sí, no te jode, que para eso me la inventé yo. El mejor Julián que podemos recordar es aquel que daba los buenos en el ascensor (todos los días), y el escritor es leísta. Olé.
Un personaje pueril, el peor de la novela. Se ve arrastrada a toda esta vorágine de conspiraciones y espías de chiripa, pero ni pertenece a este mundo ni va a quedarse en él cuando todo esto acabe. Además, ella lo sabe y no aspira a ello, tan sólo aspira a follarse al chico que le gusta y ver la tercera temporada de Deadwood. En toda la historia, no me queda claro por qué se decide a traicionar a su jefe (más allá de las necesidades del guión). Es más, diría que una persona tan servicial y con tan poco espíritu, nunca traicionaría a su jefe, por la sencilla razón de que no descubriría una conspiración ni en un documento que se titulase “Hoja de Ruta de La Conspiración”. Y además, no le leería los documentos a su jefe, que siempre le daba los buenos días. Eso de que las personas anónimas también pueden cambiar el mundo en acciones individuales, supongo que está sacado de la Aldea del Arce o algo parecido…
La última pregunta que uno se hace antes de cerrar un libro de estos es, ¿y para qué lo he leído? Y uno duda en la respuesta. Puede que lo haga para sentirse mejor consigo mismo (entiendo lo que leo, luego soy listo), para sentir que aprovecha el tiempo (leyendo este libro aprendo) o para sentirse superior a los demás (puedo criticar el libro, he encontrado sus debilidades y fallos, así que soy superior al autor y a las personas que lo han disfrutado). Da igual. Las tres respuestas esconden algo miserable en lo que preferiría no indagar.
Sexo: De parroquia. “Retrocedieron hasta una zona de sombras” p.62; “Javier salió del dormitorio procurando hacer el menor ruido posible. No quería despertar a Isabel, que dormía desnuda desparramada sobre las sábanas”, p.93; “Isabel se despertó de golpe y lo primero que sintió fue una enorme liberación (…) al final todo se había resuelto en una noche” p.99… Ni media teta asomando. En lo que a mí respecta, Isabel y Javier se pasaron la noche jugando al Tabú.
Naves espaciales: Ni una.
domingo, diciembre 18, 2011
Inquietante verdad...
Etiquetas:
Teorias de la conspiracion
Suscribirse a:
Entradas (Atom)