martes, noviembre 29, 2011

VBRL3. The end.

Si la temporada de F1 ha sido la historia de un monopolio y de un dominio absoluto por parte del joven Vettel (jódete Lobato, el bicampeonato, otro récord menos...), la historia de la VBRL ha sido bien distinta.

Historia de dos bicampeonatos.

Así es, el mundo del motor está de enhorabuena, y es que dos han sido los campeones coronados este año por segunda vez consecutiva. El primero, como ya hemos dicho, ha sido Sebastian Vettel. El mejor diseñador de coches, el mejor presupuesto y el mejor piloto se han juntado para ganar un mundial con una autoridad a la que sólo el aburrido Schumacher nos tenía acostumbrados. Y es que este invierno la FIA tiene deberes si no quiere sumirnos a todos los espectadores en el 2012 en un nuevo monólogo aplastante del triunvirato. Veremos.

Un momento, ¿y el otro bicampeón? A eso íbamos, precisamente a eso.

Clasificación

 
Las cifras no engañan, señores. Aunque por un estrecho margen de 7,5 puntos, el (The Famous dr.Alergia's) Grand Mächaka Powered Engines Orkestar ha logrado su segundo título consecutivo en una muy disputada VBRL3. Si el año pasado su dominio fue aplastante y lideró la clasificación prácticamente desde la primera carrera, este año las cosas han sido más duras para el equipo hispano-turco. Empezó liderando la clasificación durante la primeras cinco carreras, pero por una diferencia casi despreciable. Después, se hundió en la humildad de la mitad de la tabla para resurgir tan sólo a cuatro carreras del final como líder provisional y candidato definitivo a la victoria.

Entre medias, la VBRL3 ha sido la más competida de las tres ediciones, y hasta 4 equipos han disfrutado del honor de ocupar el liderato. Tras la ventaja inicial de Grand Mächaka, fueron el Puzolana y el Red Caesar quienes se disputaron la cabeza durante seis carreras. Más adelante, el F1 Niki Lauda presentó su candidatura a la victoria y lideró rotundamente durante tres carreras, con una ventaja tal que muchos expertos auguraban su victoria.

No obstante, hablar de "liderazgo rotundo" en esta VBRL3 parece algo arriesgado. Tal y como la gráfica siguiente muestra, durante todo la liga los equipos han estado en un puño y en ningún momento se ha identificado un líder claro.


¿Y cómo se decidió el resultado final? Pues, sencillamente, se lo debemos al hombre que hace honor a las sanciones, y es que la MOR de MOR-through no se la pusimos por nada. Si en la última carrera el Puzolanano hubiera asignado el MT a Button, en estos momentos estaríamos celebrando la victoria del F1 Niki Lauda... ¡por medio punto! Tan cerca de la épica y a la vez tan lejos.

Para mayor detalle de la evolución de la VBRL3, la siguiente tabla muestra los resultados completos. Se marca en gris la puntuación previa al MOR-atp (para todos los Grandes Premios excepto para Australia, que por ser el primero no tuvo MOR-atp). Después, se indican en amarillo los resultados que se vieron marcados por esta sanción, y en verde se destaca al vencedor de cada GP.



Victorias

En cuanto a las victorias en Grandes Premios, la tabla también está igualada. El Grand Mächaka y el F1 Niki Lauda han logrado cinco victorias cada uno, y prácticamente todos los equipos han conseguido vencer en alguna carrera este año.



Ya sólo queda felicitar a los vencedores, descorchar el champán y subirlos al podio. El Grand Mächaka es el flamante campeón de la VBRL3, El F1 Niki Lauda Oreja a la Plancha logra por fin subir al podio de una de las ediciones de la VBRL y se hace con la segunda plaza, y el Puzolana Entertainment System se convierte en el único equipo que ha subido al pódium en las tres ediciones, repitiendo la tercera plaza conseguida el año anterior. Enhorabuena a los tres.

Al resto, gracias por participar.















Y este es el fin de la VBRL.

miércoles, noviembre 23, 2011

Discos de modernos: Röyksopp - Melody A.M.

Este post puede deberse a dos motivos bien distintos.

Quizás estoy pasando por uno de esos momentos en los que uno es consciente de que la vida está cambiando. Puede que me haya tenido que volver desde un país lejano, por motivos de trabajo digamos. Un nuevo puesto, una nueva oficina, con un esperanzador futuro en una consultora en la capital patria. Cambio de look, cambio de ropa, dos trajes, cinco camisas, tres corbatas, un par de zapatos y el pelo corto. Adiós a la melena, a la coleta y a mis camisetas favoritas, esas que ni recuerdo desde cuándo las tengo. De primeras irán al fondo del cajón, por si quiero ponérmelas algún fin de semana, pero poco a poco los fines de semana también serán invadidos por mi nueva vida. El nuevo puesto de trabajo traerá nuevos amigos. No amigos como los de toda la vida, pero sí amigos circunstanciales con los que, durante los próximos años, compartiré tanto tiempo que nuestras vidas serán comunes, y nuestros temas de interés también y progresivamente mi vocabulario se irá llenando de chistes privados que mis amigos de antes, los de toda la vida, pasarán por alto sin comprender qué ocurre. Así que los sábados también cambiaré de aires; saldré con camisa y zapatos, a mejores bares (porque la verdad es que los bares a los que solía ir antes ponían unas bebidas indecentes), a esos bares que ponen el gin tonic como dios manda, a esos bares donde apetece sentarse un buen rato a escuchar buena música, y tener conversaciones interesantes, que me interesan a mí, y no esas tonterías que me pasaba el día diciendo con mis amigos de antes. Hay que ver, si ya casi ni me reconozco… cualquiera diría que he madurado.

Pero también puede ser que simplemente carezca de tiempo para escribir un post en condiciones. El trabajo, como siempre, me agota, y bien no me deja tiempo para escribir, o sencillamente mi cerebro sólo tiene capacidad para seguir la bola en un partido de tenis que den por la tele. A finales del verano tomé impulso y traté de escribir una artículo semanal sobre la novela que me había leído la semana anterior, pero me he atascado en literatura judía. Maldita literatura yiddish.

De cualquier manera, sea porque no tengo tiempo para más o porque mi hipotética nueva vida necesita que adapte mis gustos musicales, nunca viene mal hacer acopio de provisiones para el invierno. Así pues, aquí empieza (o no) una colección de discos imprescindibles sobre los que conversar con mis nuevos amigos mientras tomamos gin tonics en bares de moda. O quizás aquí empieza una serie de posts sobre discos que me han impresionado y a los que tarde o temprano siempre acabo volviendo.


Era el año 2001, y la MTV todavía era un canal de vídeos musicales. A ciertas horas de la noche, el canal conseguía dejar de encadenar vídeos de hiphoperos malvados, negras culonas y bailongas, latinos con sombreros de panamá y yankees ñoños cantándole al amor, con la camisa desabrochada, el pecho afeitado y paseando por la playa descalzos al amanecer, mientras su amada se bañaba en el mar, y sufría visibles síntomas de hipotermia, para encadenar un par de horas de música de esa que escuchan los jóvenes de hoy, en los festivales esos a los que se van en verano, que te diré una cosa, yo no me fío un pelo de lo que hagan allí… pero bueno, si son felices allá ellos… en mi época nos divertíamos con mucho menos… A ver, sigo que me lío.

El vídeo en cuestión fue este. Y no le di al botón de repeat porque la televisión no lo tiene, pero recuerdo que el resto de la semana volví a ver el canal a la misma hora sólo por ver si repetían la canción. Era de un grupo llamado Röyksopp, así que debían ser nórdicos como poco, y se llamaba Remind me.

Tengo que conseguir este disco, me dije, y ahí me quedé. En aquella época Napster acaso empezaba a dar sus primeros pasos y el tráfico de música por Internet apenas fluía. Los discos que quería los tenía que comprar, y Tipo (que sorprendentemente sigue viva) no daba para tanto. Así que de momento me quedé sin el disco, y por supuesto lo olvidé.

Años después, alrededor del 2004, la cantidad de discos que empezamos a escuchar semanalmente subió de manera exponencial. Hasta entonces, yo me había limitado a descargarme canciones de la red, pero cuando empezamos a descargarnos discos completos, la cantidad de música nueva que llegaba era desorbitada; resultaba difícil escuchar todo lo que conseguíamos. Nos dedicábamos principalmente a nuevos discos, así que el Melody A.M., que era como se llamaba el primer disco de los noruegos (sí, definitivamente noruegos), no figuraba entre mis inmediatos objetos de deseo. Aún y así, el disco llegó a mi ordenador disimuladamente, y conmigo se ha quedado desde entonces. No es el disco que más he escuchado, ni creo que esté entre los cien que más he escuchado, pero es uno de los más fieles, como ya he dicho.

La música, una vez has aceptado que un cierto disco o artista te gusta, se te apetece de forma cíclica, con distintos niveles de amplitud y frecuencia, pero tarde o temprano vuelve. Así se explica que según uno se hace mayor, cada vez tiene menos ansias por escuchar nuevas cosas y disfruta más al recaer en los sospechosos habituales.

En este disco, no encontraréis la intensidad del vídeo que hace diez lejanos años me impactó. Resulta que ese Remind Me era una remezcla llamada Someone Else's Radio Remix. Mucho más discotequera que la original del álbum. El Melody A.M. se puede clasificar como un disco de Trip-Hop y Ambient, si hablamos en lenguaje Moderno. En castellano, es un disco de música electrónica, tranquilo, no muy discotequero, con una percusión muy adictiva y unas melodías pegadizas. Perfecto para escuchar de fondo en una tarde de domingo en invierno, o mejor aún, para poner en mi piso en esos extraños días en que, después de tomarme dos gin tonics con mis nuevos amigos, me encuentro con que una incauta ha decidido acompañarme para tomarse la última copa.

viernes, noviembre 18, 2011

El cetro envenenado

Corría el año 2013, y el país alcanzó uno de los momentos más bajos de su democracia. Tras casi cuarenta años de elecciones democráticas, se formó un gobierno sin la elección del pueblo. El gobierno saliente había sido incapaz de hacer frente a la presión que los mercados ejercieron sobre el Estado durante una crisis que duraba ya cinco años; la luz al final del túnel de la crisis no se veía.

La solución es por todos conocida, se convocó un gobierno de tecnócratas elegidos a dedo, vinculados casi todos ellos a diversos bancos y contando con pocos representantes de la esfera política, tal y como había ocurrido con Italia, Grecia y otros países de la UE en años anteriores. El nuevo gobierno provocó muchas inseguridades en la ciudadanía, y tuvo que responder tanto de las medidas impopulares que tomaron ellos, como de las que habían tomado acción los gobiernos anteriores. La entrada del copago en la sanidad, la redefinición de las pensiones y su consecuente mengua, las subidas en las tasas universitarias hasta doblar de media las que teníamos dos años atrás y la subcontratación de ciertos servicios por parte del Estado en materia de seguridad, sanidad, educación, justicia y defensa. Todas estas medidas agotaron la paciencia y lo que es peor, la esperanza de los ciudadanos, que salieron a protestar a la calle en numerosas ocasiones. No obstante, el país nunca necesitó de fondos de rescate europeos o del FMI como sí que lo hicieron algunos de sus vecinos europeos, el euro se mantuvo como moneda, y toda la comunidad financiera internacional alabó los esfuerzos que hizo el conjunto del país.

Han pasado ya 400 días desde que el gobierno de tecnócratas tomó posesión del poder, y nos quedan apenas dos semanas para las próximas elecciones democráticas. Estamos a mediados de 2014 y echando la vista atrás, vemos todas las cosas que han cambiado en la esfera política en este país en los últimos años. La derecha sufrió un varapalo terrible al no poder contener a los mercados y tener que ceder el gobierno a unos técnicos. La población no lo perdonó, pero lo que realmente hizo mella en el PP fueron las divisiones internas. Así, por primera vez en democracia, la derecha acude dividida en dos partidos a las elecciones. La ley democrática sigue esperando su reforma, así que sólo son dos partidos los que aspiran a alcanzar la presidencia del gobierno, aunque las encuestas indican que esta vez tendrá que ser un gobierno de coalición. Por otro lado, esta será la primera ocasión en la que dos mujeres sean las principales candidatas a lograr la presidencia del gobierno, hito histórico en nuestro país.


El reto para el gobierno entrante será sin duda alguna el de recuperar el terreno perdido por las funciones sociales del estado. Sabemos que lo que perdimos en una noche, tardaremos años en recuperarlo, y que los mercados no van a aflojar su presión sobre los estados por mucho que la economía haya reflotado. Pero la realidad es que así es. Por primera vez en un lustro, el PIB va a crecer por encima del 3%, y la tasa de desempleo, aunque sigue en un alto 16%, está en una tendencia que hace esperar que en el plazo de dos años más podamos estar por debajo del 10%. Esto nos lleva a pensar que el partido ganador de las próximas elecciones, tiene muchas posibilidades de ganar dos partidos seguidos. Estas, y las próximas elecciones. Navegar con viento favorable siempre es más sencillo.

Lejos quedan ya las elecciones generales de aquel 2011, y pocos se acuerdan ya de la debacle que sufrió el PSOE. Aquel batacazo electoral producido por su pobre gestión de la primera etapa de la crisis financiera mundial, por el que le auguraban una factura de muchos años, ha probado ser menos duro que el golpe que el PP no ha sabido encajar en los años siguientes. Con un partido dividido en dos (habrá que ver qué pactos estarán dispuestos a hacer ambos grupos después de las elecciones), y una prensa de derechas dividida y entretenida en echarse los trastos a la cabeza los unos a los otros en lugar de trabajar unida como antaño, las encuestas le dan al PSOE una ligera ventaja. Ligera, pero impensable en los inicios del gobierno de Rajoy a principios del 2012. Parece que los electores han considerado mayor traición la de la derecha, entregando el gobierno a unos técnicos sin mediar una consulta popular, que las anteriores acciones de los socialistas.

Lejos queda ya aquel 20N pero, visto en perspectiva, aquella victoria fue un cetro envenenado para Rajoy, una batalla vencida pero que ha resultado fatal para la guerra. Hoy, con la suficiente distancia ganada, sabemos que aquel día fue para Rajoy, el primero del final de su carrera política.

jueves, noviembre 10, 2011

El próximo gobierno

Dice que tiene un plan, y su plan es crear empleo. Fin del post.

Bueno, me lo tendré que currar un poco más que el bueno de Mariano, porque la verdad es que él poco se lo ha trabajado.



Pero así es la política española, tampoco se lo han puesto difícil. Está claro que los dos partidos principales llegaban a las elecciones en una absoluta desigualdad de condiciones. Unos cargando con la responsabilidad política de una crisis financiera a nivel mundial, unido al desprestigio de una pobre gestión de la misma, y otros que simplemente han necesitado del beneficio de la duda. Pero esto ya lo sabíamos, ¿y qué más ofrece la campaña electoral?

Pues el resto son todo incógnitas. Parece mentira que sumergidos en plena campaña no se consigan despejar casi todas las dudas respecto a las intenciones de los diversos partidos, pero la baja calidad del debate político pasa factura, y como en un buen capítulo de Perdidos, tendremos que esperar al próximo, ese que empieza a partir del 20N, para despejar algunas de las muchas preguntas sin responder que, a mi juicio, se van a quedar sin una sola opinión concreta antes del domingo próximo.

La primera y la más importante de todas ellas, es cómo va a afrontar el PP el gobierno. Con la mayoría absoluta en el bolsillo y los 2/3 de la cámara a tiro, quedaremos a merced de Rajoy y de su verdadera imagen. Parece mentira, pero tras ocho años del gallego como líder del partido, todavía no se puede intuir la alineación que elegirá. ¿Coparán los moderados del partido como Gallardón, Basagoiti o Feijoó los ministerios? ¿Cuánta cuota de poder se quedará nuestro Tea Party patrio con Arenas, Esperanzas, Trillos y Pons varios? En resumidas cuentas, la campaña electoral no ha servido para despejar las dudas acerca del talante del nuevo gobierno, y votamos sin saber que versión tendremos dentro de esa tan amplia derecha española. Lo de siempre: todavía no sabemos si los recortes que vienen los harán con la cabeza gacha como han hecho los socialistas durante los últimos tres años, o si los harán con una radiante sonrisa como la que nos ofrecen desde la presidencia de la comunidad de Madrid acompañando a cada perla ideológica que desde allí nos salpica a todos.

Y la segunda incógnita es la más importante: ¿Cuánto más nos obligarán a humillarnos los mercados? Los partidos políticos siguen evitando el principal sujeto de debate, el aspecto verdaderamente crítico de estos tiempos: qué tipo de Europa estamos creando. El euro está poniendo en tela de juicio la ya frágil Unión Europea y las políticas comunes son más que una necesidad, representan la única vía para mantener ese estado del bienestar que prácticamente ha desaparecido -si es que alguna vez existió- del resto de continentes, y Europa era su mayor adalid. En los debates políticos y los noticiarios esto se ha obviado por completo. Se habla mucho de Merkel y de Sarkozy, y de Grecia y de Portugal pero, ¿realmente los partidos han aportado algo? Aquí hay un buen artículo, para los curiosos, que habla de los errores que están cometiendo los gobiernos del viejo continente, pero los partidos han pasado por encima de este tema descaradamente.

Pero bueno, la verdad es que el futuro gobierno no es el único que plantea dudas que han quedado sin resolver tras la campaña. Por mucho que el sistema electoral prácticamente ignore a los partidos nacionales minoritarios, eso no implica que ellos mismos se sigan tirando piedras contra su propio tejado. Ahí está IU, que a pesar de que los sondeos les dan una ligera subida gracias al presunto descalabro del PSOE, sigue su imparable camino hacia la extinción. Y es que es una pena que la izquierda española haya sido incapaz de renovar su discurso, como sí que lo han conseguido los partidos de izquierdas de otros países europeos, y además se auto flagelen con una bicefalia en la que ninguna de las dos cabezas convence.

De UPyD creo que no merece la pena ni hacer comentarios. Se han autoproclamado como tercera vía sin tener un programa concreto, más allá del "votadnos porque somos la tercera vía". ¿Son la tercera vía porque su programa es ser la tercera vía? Creo que no lo entiendo.

¿Y qué decir de los partidos regionalistas?

Pues lo más destacado me temo que será el triunfo de Amaiur. Las encuestas dan un resultado muy apretado en Euskadi, comunidad en la que cuatro partidos pueden conseguir entre cuatro y cinco diputados. Amaiur no sólo está en la pelea, sino que los recientes anuncios de ETA pueden llevar a la formación abertzale a ser la más votada de la región. Eso sería un éxito sin precedentes para su ideología (tras el éxito de las municipales de este año), y puede cambiar drásticamente el mapa político de la región, lo que afectará directamente al proceso de desaparición de la organización terrorista. Aunque el terrorismo parece ya no importar a los españoles, creo que es un momento muy importante para el País Vasco y para toda España por extensión en lo que al problema del terrorismo se refiere, y los próximos cuatro años bien gestionados podrían acabar de una vez por todas con esta lacra, o podrían seguir prolongando su agónico fin. No nos queda más remedio que seguir a la espera.

Y como no, para el final me tengo que reservar al partido favorito de los asturianos. Que el partido de Cascos haya decidido terminar lo que Pelayo no pudo completar, y reconquistar así toda la Península Ibérica como propuesta para llegar a Madrid con partido propio y no como miembro del grupo mixto, no sé si merece reír o llorar,  pero sí que sé que es lastimoso que nuestra región abandere una forma de hacer política berlusconiana, por así decir.

Por supuesto que todas estas dudas no creo que afecten al devenir del país, que nuestro futuro no depende de todo esto, y el partido más importante se juega en el mercado de trabajo, pero sí que creo que esta campaña electoral ha hecho un flaco favor a la política en general, me refiero al debate político; es probable que nunca hayamos tenido uno de tan baja calidad en este país, y eso no nos beneficia.

martes, noviembre 01, 2011

Parque Nacional de Monfragüe

Con los años, las intensas jornadas laborales y las vacaciones restringidas, uno se ve obligado a asumir un rol que nunca pensó iba a tomar y que siempre menospreció. "¿Cómo puede alguien caer en eso?" nos preguntábamos hace no muchos años, y ahora sin embargo tenemos que bajar la cabeza cada vez que alguien nombra a este detestado gremio por vernos reflejados en el parcialmente. La letra escarlata de nuestro tiempo. Me refiero, como no, a los domingueros.

Los domingueros, ya se sabe, viajan en coche, llevan la tortilla en un tupper y la abuela en un rincón. Tienen coca-cola para todos y siempre fría; sombrilla por si acaban en la playa y manta para hacer pic-nic por si llegan al campo. La barbacoa, el radio-casette y las sillas plegables con estampados a rayas vienen de serie. ¿Cómo transportan todo esto? ¿Alguien ha visto alguna vez a alguna familia de domingueros llegar o irse de algún sitio, o por el contrario parece que siempre estuvieran allí? Lo siento, no me pagan para comprender estas cosas, y la investigación requiriría muchos madrugones en el día del señor.

Así que llegado el puente de Todos los Santos, olé, y teniendo pocas ganas de montarnos en un Ryanair hacia una capital europea llena de domingueros "erasmus", tiramos de manual: Carretera adelante.

Desde donde vivimos, tirando en línea recta y no avanzando menos de una hora ni más de tres, la ficha sólo podía caer en una región, desconocida para mí; en mi mente, una mezcla de Todos los Santos y Jamón, jamón. En la realidad, llámase Extremadura.


Pero bueno, os ahorraré el resto del relato, y me centraré en la pequeña sorpresa que guarda el Tajo, un poco por debajo de Plasencia y antes de entrar en la meseta: El Parque Nacional de Monfragüe.

Es un parque pequeño si lo comparamos con Picos de Europa o Doñana y joven, hasta 2007 no accedió a la calificación de Parque Nacional. Es un ejemplo de fauna y flora mediterránea, en el que abundan los alcornoques, quejigos y encinas y presume de dar cobijo a una gran población de rapaces, y de las poco abundantes en la Península Ibérica cigüeñas negras.

Uno no es un experto en estos temas y no está preparado para sacar fotos de animales en libertad, principalmente porque raramente se los ve a menos que se vayan buscando. No es que los animales en libertad frecuenten las carreteras y los centros de visitantes, precismente. La sorpresa en esta visita fue la facilidad y cercanía con que pudimos contemplar algunos de estos animales. Para empezar, una cigüeña negra nos sobrevoló un par de veces a media docena metros por encima nuestro, pero nos pilló tan de sorpresa que no hubo oportunidad de sacarle foto alguna.

Después, la población de buitres leonados del parque casi alcanza los cien ejemplares, y sus nidos están al alcance de una foto sacada con un móvil. Llegando al cerro donde están ubicadas las ruinas del Castillo de Monfragüe, en un enclave que resulta el mejor mirador del parque, nos paramos casi una hora en una pared cercana para contemplar a los buitres que aterrizaban y despegaban. Los teníamos a escasos diez metros, y el silbido que hacían las alas contra el viento era exactamente igual (aunque en menor intensidad, obviamente) que el de los aviones. Llegaban planeando y a dos palmos de chocar contra la pared recogían las alas para frenar en seco y posaban sus enormes garras en la roca. La foto es mala, y su color de camuflaje no ayuda a verlas bien, pero las teníamos tan cerca...


Y por último, pudimos ver ciervos. Ya por la mañana nos sorprendimos cuando nos salió un cervatillo a la carretera, delante del coche. Se le veía desorientado y trataba de salirse del camino remontando la ladera, pero era tan empinada que se resbalaba y volvía a la carretera. Así le tuvimos que acompañar una buena tirada hasta que por fin dio con el camino de huída.

Más adelante a punto de dar por terminado el día y volvernos a casa, nos acercamos a un par de presas que forman sendos embalses en el Tajo y en su afluente, el Tiétar. Los gustos de cada uno son personales e intransferibles, y uno tiene debilidad por grandes construcciones en sitios inhóspitos o de difícil acceso. Ya se sabe, centrales nucleares semi abandonadas, presas en medio de páramos desiertos, faros en el fin del mundo y cosas parecidas. Así que aparcamos el coche, caminos hacia la presa, y cuando quisimos darnos la vuelta para emprender el camino de vuelta a casa, nos sentimos observados.


Resulta absurdamente potente la capacidad que un bicho de estos tiene para aguantarle la mirada a uno, o lo que sea que estuviera haciendo sin apenas moverse, mirando en nuestra dirección, salvo por un compulsivo agitamiento de una oreja. Así pues, cansados del desafío al que nos estaba sometiendo el animal, y deduciendo que, aunque no podía hablar, de alguna forma trataba de comunicarnos que lo que el quería era pasar por donde estábamos nosotros, decidimos echarnos a un lado del camino.

Mientras tanto, escuchábamos ocasionales berridos que yo creía que procedían del otro lado de la presa y mi compañera opinaba que venían de detrás de la loma, como por detrás del cervatillo.


La criatura de las fotos tuvo que pasar a escasos cinco metros nuestros, y ni me atreví a intentar hacer la foto. Se acercó poco a poco, al principio como disimulando, bajando la cabeza, parándose a olisquear algún matorral, y según pasaba a nuestra altura, sin quitarnos los ojos de encima, se arrancó a trotar hasta pasar de nuestra posición y avanzar unos pocos metros más hasta reunirse con... con su madre y sus tres hermanos.

Mientras nosotros nos quedamos absortos viendo al pobre cervatillo, su madre llevaba llamándole esos cinco minutos que tuvo que aguantar nuestra mirada, y a ella la teníamos la mitad de cerca que a él y ni nos enteramos. Después la madre siguió mirándonos un buen rato, y a pesar de lo inexpresivos que resultan los ciervos, a nosotros nos quedó claro que estaba mentando a toda nuestra familia y a parte de la vuestra, por si acaso.

Luego entramos en el absurdo. Volvimos al coche felices con nuestra experiencia, sintiéndonos unos privilegiados, elegidos por Dios para disfrutar de un momento tan intenso de hermanamiento con la naturaleza, hasta que a la vuelta de la carretera nos encontramos con una docena de coches y una treintena de personas, con sus cámaras con teleobjetivos de medio metro y su trípodes como torres de electricidad, y ciervos por todas partes. A ambos lados de la carretera, comiendo hierbajos y pasando olímpicamente de la gente que les hacía fotos a cinco metros, y pasando también de los coches y de su ruido. Al otro lado del río se veía todavía a la familia que estuvimos a punto de partir, y yo juraría que la madre nos seguía mirando, incluso juraría que todavía hoy sigue pensando en nosotros o en lo que sea que creyó que éramos... pero claro, parece ser que ir a Monfragüe en plena Berrea y cruzarse con ciervos no es un privilegio divino, sino más bien una tradicional costumbre dominguera.