Dejo aquí un texto (levemente corregido) que escribí en 2004, cuando era un tierno erasmus sin blog. Lo envié por correo a unos cuantos amigos. Ya va siendo hora de que vea la luz pública.
Hay historias que se tienen que contar, a pesar de que vayan en detrimento de uno mismo y se corra el riesgo de perder cualquier rastro de dignidad en la vida. Esta historia acaba de suceder hace escasa media hora, así que si me faltan las palabras perdonadme pero es que todavía sigo paralizado por los hechos. Os he elegido a vosotros para contaros la historia, bien porque sabréis apreciarla, o bien porque albergo la esperanza de que a pesar del relato no me quitaréis el saludo. Vamos a los hechos.