domingo, abril 15, 2012

The League of Extraordinary Gentlemen Century: 1969, de Alan Moore y Kevin O'Neill

A estas alturas de la película, ponerse a comentar la obra de Allan Moore puede resultar un poco cándido. Y es que dudo mucho que quede algo interesante por decir acerca de este inglés con pintas aterradoras y de sus historias.

Ilustrísimo guionista de comics, el señor Moore es uno de los mayores implicados en la evolución del tebeo y en el hecho de que, cada día más, se lo considere una forma de expresión artística tan válida como cualquier otra, y no un género menor. También le podemos culpar -en parte- de que Hollywood, en ese saqueo brutal que ha hecho del mundo del cómic en busca de guiones (y a ser posible, storyboards ya hechos y pintados y con diálogos), haya perpetrado algunas de las peores adaptaciones del mundo de las viñetas a la gran pantalla, aunque supongo que aquí actúa más como víctima que como verdugo.

Moore ha firmado historias como Watchmen, V de Vendetta y From Hell, auténticos pilares del mundo del cómic, y tebeos más que recomendables para leer (aunque no tanto películas para ver). Distopía, ciencia ficción, fantasía, steampunk, ocultismo, política, religión y la eterna lucha del individuo por distinguirse, por sobrevivir a la masa y a los totalitarismos a los que cada vez estamos más acostumbrados.


Sin embargo, si hay una idea original y divertida entre sus historias es, a mi parecer, la de The League of Extraordinary Gentlemen. Esta saga de historias consiste en el más entrañable guiño a la ficción que yo conozco. La premisa es sencilla: ¿qué ocurriría si todas las historias que se han escrito y filmado hubiesen sido reales? Metaficción en viñetas. Un mundo que responde a la fantasía más infantil (y por lo tanto plena) que nos podemos hacer, ¿y si todo lo que vemos y leemos, todo lo que llega a nuestra mente fuera real? Esto nos lleva a un mundo en el que, además de Napoleón o Einstein, también han dejado sus huellas el Rey Arturo, el Quijote, el dr.Jekyll, el Hombre Invisible, el dr.Moreau, Drácula, Sherlock Holmes… De pronto, H.G.Wells y Julio Verne no fueron más que dos historiadores de su tiempo que consagraron su vida profesional a dejar testimonio de los hechos más increíbles que tuvieron lugar en su época y que, por supuesto, han modificado en cierta manera nuestro presente y lo han transformando, dejando las marcas de un pasado distinto al que conocemos.

En este mundo en el que tanto extraterrestres como espíritus también han dejado su impronta, un grupo de “caballeros extraordinarios” son elegidos por el gobierno británico para llevar a cabo ciertas misiones especiales que requieren de sus especiales talentos, y que además son cruciales para lograr el pacífico devenir de la Humanidad. En los dos primeros volúmenes publicados, ambientados en el s.XIX, el grupo está formado por Allan Quatermain (protagonista de “Las minas del Rey Salomón”, de H. Rider Haggard), Mina Murray (prometida de Jonathan Harker y víctima de Drácula), el capitán Nemo, el dr.Jekyll (bueno, a veces hay que tratar con el sr.Hyde, ya se sabe) y Hawley Griffin (a quien H.G.Wells llamaba “El hombre invisible”).

En el tercer volumen, que se está publicando en tres partes (1910, 1969 y 2009, que todavía no ha visto la luz), del grupo original tan solo continúan la sra.Murray y Allan, y se les ha unido Orlando (cuyas andanzas nos contó Virginia Woolf en la novela homónima). En los tres volúmenes hay unos malos a los que hay que perseguir, y una amenaza que se cierne sobre la especie humana si estos elegidos no logran impedirlo, pero el argumento es -casi- lo de menos.

Si por algo destacan las historias de La Liga, es por la descomunal cantidad de referencias y guiños que, viñeta a viñeta, el sr.Moore y el dibujante Kevin O’Neill nos dejan. Cada cartel, cada viandante y cada edificio del paisaje pueden estar abriéndonos una puerta a un alternativo mundo de ciencia ficción, terror o fantasía. ¿Resulta abrumador? No realmente. Yo he leído los volúmenes sintiendo que la historia me atrapaba, como cualquier buena historia de aventuras, y además me recompensa al ofrecerme, de vez en cuando, alguna referencia conocida que me ha hecho sonreír, o alguna otra desconocida para mí, que me ha hecho dudar y buscar su origen, hasta conocer o reconocer otra obra que no tenía más remedio que apuntarme para leer más adelante (y para los inconformistas, aquí y aquí hay un par de guías más que exhaustivas). En definitiva, La Liga funciona como una estupenda guía sobre la literatura y el cine de géneros menores.

1969, el volumen que acabo de leer, está totalmente influenciado por la psicodelia, el ocultismo, el boom pop de los sesenta, y el cine de gánsteres de aquellos años. No se debe desvelar mucho de una historia que se lee de un tirón, pero digamos que en el mundo de La Liga, sus Satánicas Majestades iban más allá de la pose en sus relaciones con el maligno. El concierto de Hyde Park en 1969, la muerte de Brian Jones, el LSD, Rosemary’s Baby y el anticristo… juntos en una realidad que, sin duda alguna, resulta mucho más divertida que la nuestra.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Srcocodrilo, tu crónica ha vuelto a despertar mi interés.¡lo leeré ;)!

delia