martes, abril 24, 2012

Objetivo: Distopía

Las recientes medidas del Gobierno orientadas teóricamente a reducir el déficit español, propuestas en el mes siguiente a la publicación de los presupuestos generales del Estado y antes de su aprobación, marcan claramente la línea de acción del nuevo gobierno. Y esta línea tiene un problema.

El problema no es la apuesta por reducir el déficit. Tampoco lo es el hecho de que estas medidas difícilmente puedan contribuir a reducir la tasa de desempleo española, verdadero problemón del país. (Hay que recalcar que el principal problema de España no es la deuda del Estado y los balances anuales deficitarios, sino la elevada tasa de desempleo. Sin bajar la tasa de desempleo, no hay recuperación posible, y ninguna de las medidas propuestas por el gobierno en el último mes puede ayudar en manera alguna a reducir dicha tasa. Aún así, este no es El problema).

Empecemos por el principio.

La estabilidad de cualquier sociedad, Estado, país o unión de estados depende principalmente de tres factores:

- Igualdad de los ciudadanos ante la justicia.
- Cobertura sanitaria universal.
- Libre y ecuánime acceso a la educación.

No se puede concebir una sociedad pacífica y equilibrada que no se asiente en estos factores, puesto que el incumplimiento de cualquier de ellos produce unas desigualdades que al final se tornan insostenibles. La Declaración de Derechos Universales recoge estos tres puntos (artículos 7, 22, 25 y 26), y aunque no los recogiera, igualmente se sobreentiende que estos principios se encuentran por encima de cualquier ideología política.

Las últimas medidas propuestas atacan principalmente al sistema sanitario y al educativo. Se puede discutir largamente sobre la situación actual de ambos en este país. Hablando de la sanidad, podemos hablar de listas de espera, de patologías que quedan fuera de las coberturas, de excesiva burocracia en el sistema y de desigualdades entre regiones. Sin embargo, no pueden quedar lugar a dudas acerca del más que aceptable funcionamiento del actual sistema. Por mucho que se trate de un modelo mejorable, todos estamos orgullosos de Seguridad Social.

Por otro lado, el sistema educativo nacional arrastra desde hace años ciertas flaquezas. La formación profesional no termina de recibir el prestigio social que merece, ni el apoyo de las instituciones necesario para convertirse en el objetivo de algunos jóvenes. Por su parte, la educación universitaria, aunque económicamente asumible, adolece de una excesiva descentralización, de un peso político en sus organismos de gobierno que lastra el sistema, y de una más que dudosa oferta formativa de calidad en cuanto a ciertas titulaciones se refiere (podríamos decir que el sistema educativo no responde a las necesidades del mercado laboral, y por lo tanto, estamos generando potenciales desempleados). Además, nos estamos enfrentando a una realidad oculta, algo que los medios de comunicación no parecen captar: hoy en día, la titulación universitaria (es decir, el tope de la educación pública, al margen de los doctorados –orientados a una vida profesional de investigación) no es suficiente para acceder a ciertos puestos de trabajo.

Hoy en día se presentan a cada oferta de trabajo miles de personas con títulos universitarios y excelentes notas. Los parámetros diferenciadores de los CV’s son los idiomas (que muchas veces necesitan de experiencias en el extranjero, usualmente más caras que la educación universitaria en el país y sólo parcialmente cubiertas por las becas), o los másteres. Estos cursos, si son de carácter técnico, entran dentro del catálogo de la universidad, pero si lo que se demandan son másteres de gestión, los populares MBA’s, nos tenemos que ir a escuelas privadas, y los presupuestos empiezan en 18.000€ y acaban en los 120.000€. La práctica totalidad de los puestos de responsabilidad en las empresas patrias exigen en el CV la aparición de uno de estos caros estudios post-universitarios, lo que nos deja ante una palpable realidad: los puestos directivos quedan fuera del alcance de personas carentes de medios económicos, independientemente de su valía (y la disminución de los presupuestos de becas no ayuda precisamente). Esto fomenta la perpetuación de una sociedad de clases: crea diferencias.


Pero ahora viene lo bueno. El gobierno actual, una vez ha asumido que las medidas necesarias para sanear la economía española pasan por una subida de impuestos, tenía dos líneas de acción para atacar el problema:

- Subir los impuestos directos
- Subir los impuestos indirectos

Atacando los impuestos directos, se tendrían que haber tomado medidas como gravar las rentas de forma progresiva, mantener el impuesto sobre el patrimonio (que el PSOE quitó y recuperó) y sobretodo, trabajar en medidas que castigaran duramente el fraude fiscal y la evasión impuestos.

Actuando sobre los impuestos indirectos, es decir, gravando el consumo, se puede toca el IVA (subido por el gobierno del PSOE, y que de momento no ha sido modificado por el actual gobierno) y se han tocado las tasas universitarias (un 50% más altas) y el consumo de fármacos. Esto sí que es un problema.

El Estado, por definición, tiene una función de reparto de la riqueza. No es Robin Hood; no se trata de quitar a los ricos bolsos de Louis Vuitton para darles a los pobres viajes en Ryanair. Estamos hablando de repartir las rentas de forma que todos tengamos igualdad ante estos servicios básicos: sanidad y educación. La apuesta radical por gravar el consumo y no la renta, sencillamente aleja a unas clases sociales de otras. El lema de “el que quiera algo que se lo pague” lo podemos emplear para los lujos, para el ocio, pero no para unos servicios tan esenciales. Todo esto no se trata de izquierdas y derechas, ni de PP o PSOE (el propio PSOE ya tomó medidas ciertamente contrarias al pensamiento de izquierdas), se trata simple y sencillamente de gente de arriba contra gente de abajo. Se trata de estrangular a la clase media, se trata de proteger a los ricos y poco a poco convencer a los pobres de su condición, y convencerles también de que no tiene sentido que lo intenten, jamás entrarán. La sociedad no está hecha para ellos o, mejor dicho, la sociedad contemporánea se basa precisamente en que por cada uno que goza de privilegios, nueve trabajen para mantenérselos. Luego hablamos de épsilones y de betas y de alfas, y ya nos metemos en distopías, y parece que divagamos y encima nos dicen que no prestamos atención.

4 comentarios:

BJ dijo...

Deberías hacer estas cosas en formato de video, entran mucho mejor, como el tipo de Españistán y
Simiocracia.

Con el estado actual de las cosas todo el mundo tiene asumido que hay que pagar la factura. Sin embargo creo que la progresividad en el caso de los impuestos y la penalización de vagos, caraduras y demás calaña en todos los ámbitos debería ser el camino a seguir. Lo demás sólo trae consecuencias gravísimas.

mitrulk dijo...

No se por donde empezar a meterte el dedo en el ojo cual mourinho. Estoy en un pais donde dos de los tres puntos según tu fundamentales para que un país no tenga una conflictividad social intolerable no se cumplen. No veo a la gente quemando neumáticos en las calles. Creo que te ha salido demasiado simple, habría que darle algunas vueltas mas al argumento. Toma trapin.

srcocodrilo dijo...

BJ: No había visto el vídeo promocional de Simiocracia... da en el clavo el amigo Aleix Saló.

Miñññ: Es cierto que en EEUU no se cumplen los principios de los que hablo, y tampoco en muchos países de Europa... De todas formas, EEUU dista mucho del modelo de estado europeo en general y latino en concreto. Además, dado que nunca he pisado suelo yanki, me declaro ignorante absoluto de su caso.

No obstante, esos tres pilares son el sustento de nuestra sociedad, por muchas excepciones a la norma que haya, y por mucho que una buena dosis de demagogia y desinformación compense lo incompensable.

¿Simple? Of course! ¿Qué esperas en 1.000 palabras?

De todas formas, y por defender el post, dudo mucho que EEUU disfrute de lo que llamamos "Estado del Bienestar" para una amplia mayoría. Aunque en Europa tampoco este principio sea aplicable al 100% de la sociedad (ahí tenemos a los inmigrantes "ilegales", cada vez más aislados aunque no por ello dejen de ser personas), la idea de justicia social está mucho más arraigada.

Yo simplemente quería poner de manifiesto que las medidas que está tomando el gobierno español, no sólo no van a solucionar el problema de la crisis financiera, sino que además nos alejan de ese objetivo principal que debe ser la igualdad social ante esos tres parámetros: justicia, sanidad y educación.

Si me permites, te devuelvo el trapín y te emplazo a que nos cuentes cómo ven en los EEUU el modelo social europeo...

BJ dijo...

Evidentemente, MrCroc estaba hablando de la estabilidad del estado de bienestar. Es cierto, que en términos macroeconómicos la sanidad de la parte improductiva de la sociedad es indiferente para la estabilidad del sistema, no así para cuestiones relativas a la ética, la solidaridad y la igualdad. En la educación, con formar sólo a las mentes privilegiadas sin importar la procedencia y limitar al resto el acceso, reservándolo a las élites, es suficiente para la perpetuación del sistema. Esta es la visión si quieres, cruel, la de los viejos halcones, la de los números frente a las personas, y no me gusta. Pero tampoco me gusta la que ha hecho creer al país que esto es Jauja. Desde mi punto de vista ese bienestar, es el acceso a sanidad, la educación y el respeto de los derechos humanos, entre los que se encuentran los básicos que podríamos enumerar en base a la lógica y alguno más. Sin embargo, aquí ahora vamos a pagar las consecuencias de creer que vivir acomodado y en la inopia y que los políticos trabajaban a nuestro servicio, era vivir en un estado de bienestar.
De esto que ha dicho arriba el coco, sobre que las medidas no nos van a sacar de la crisis, coincido porque creo que nada nos va a sacar de la crisis. Ya hace tiempo que se está hablando que el futuro no va a volver a ser lo de antes, o si queréis consecuencia de una recuperación o salida manteniendo de alguna manera lo anterior. Pero algo está claro, en el presente hay que recortar.
Es incontestable que hemos crecido a crédito y hay que pagar el exceso y reajustar. Quizás IU tenga planes para Andalucía que me tapen la boca, pero al menos ahora mismo creo que esto es así, pero si me lo demuestran lo contrario, no se me caen los anillos por envainármela y rectificar. Podemos discutir la forma de reequilibrar las cuentas, el papel del BCE y si es moralmente admisible que el ciudadano de a pie tenga que sostener sobre sus hombros el peso de un sistema tras fallar, si debemos mantenerlo y mejorarlo, y cómo, o dejarlo caer y empezar de nuevo. Sin embargo, previamente hay que asumir como sociedad que no se puede vivir con lo que no se tiene, y no estamos preparados para ese cambio de mentalidad, y ahora vamos a tener que vivir con una parte de lo que tenemos y destinar el resto a pagar lo que debemos, renunciando a algunas cosas de las que suponían el verdadero bienestar, lo que hace más dura si cabe la vuelta a la realidad.