lunes, abril 30, 2012

¿Sólo es real lo que puedo tocar?

El otro día respondía a una amiga que argumentaba que las redes sociales nos alejan del mundo real, agravan el aislamiento de los individuos, crean inadaptados sociales y, en definitiva, vienen a falsear las relaciones humanas. Yo contesté que, tras haber meditado bastante sobre el tema (aquí y aquí, por ejemplo), había llegado a la conclusión de que las redes sociales no eran más que un vehículo de comunicación. Un vehículo mucho más evolucionado que cualquiera que hayamos tenido antes, pero un vehículo al fin y al cabo. Es decir, que el objetivo final de cualquier usuario de las redes sociales no reside en ellas, sino que alcanza el mundo material. Si ligamos con una persona en Internet, la intención final es conocerla y continuar con la relación cara a cara (tocar cacha a través del skype todavía está jodido). Y si lo que buscamos es el consuelo de un amigo, o el mero contacto con una persona conocida, tan válido me resulta el teléfono, como una carta manuscrita o un whatsapp.

¿Y qué pasa con los inadaptados que se quedan atrapados en el mundo virtual? Pues lo mismo que ha pasado con los marginados en el Instituto toda la vida, que no les ha quedado más remedio que refugiarse en otras realidades para poder sobrellevar su día a día.

En mi opinión, los mundos virtuales no sustituyen al mundo físico, “real”, sino que facilitan la comunicación. Sin embargo para ella, la evasión del mundo real es tal, que el individuo corre el riesgo de olvidarse de su mundo “real” y sustituirlo por el virtual.

Terminé diciendo que las redes sociales no son más que el último eslabón de una cadena enorme de medios que hemos creado los humanos para evadirnos de nuestra “realidad” diaria desde los inicios de los tiempos (entrecomillo siempre “realidad” de forma deliberada, ya que habría que redefinir esa relación entre lo real/virtual que hemos asumido hoy en día), y que yendo hacia atrás tendríamos videojuegos, televisión, radio, teatro, literatura… y así hasta las pinturas rupestres, probablemente. Obviamente, la respuesta final fue que los otros medios no tenían nada que ver, ya que la diferencia entre real/virtual que establecían no era tan radical.

Y es que nuestros argumentos siempre caen en el mismo error: pensamos que nuestro punto es el equilibrio perfecto. Los que vinieron antes (pobres de nuestros padres, que no se divirtieron con los videojuegos) y los que llegarán después (y pobres de nuestros hijos, que están todo el día con el facebook y no sabrán lo que es jugar a la pelota) nunca alcanzarán nuestro equilibrio perfecto.


Al hilo de esta conversación, que podría extenderse durante horas, me topé el otro día con una opinión interesante del autor Jim Dodge. Al final de su recomendable fábula Jop, publicada por Capitán Swing Libros aunque nada tiene que ver con este tema, se publica una extensa entrevista que le hace el periodista y novelista Kiko Amat, en la que se tocan varios temas y de la que me permito rescatar esta pregunta (la negrita es mía):

Kiko Amat: Me gustaría saber tu opinión sobre Internet y las cibercomunidades y todo eso. Vonnegut dijo “las comunidades electrónicas no construyen nada, siempre terminas con nada. Somos animales bailadores”. ¿Estás de acuerdo con esto? ¿Consideras que hay un tipo de interacción humana física que simplemente no puede replicarse en la red?

Jim Dodge: La verdad es que mi posición es una de indiferencia, por ignorancia más que otra cosa. He vivido la mayor parte de mi vida sin electricidad ni cañerías, así que me perdí la excitación inicial sobre el fenómeno y ya nunca me puse a la altura. He leído sobre ello, cómo no, pero no excita mi imaginación ni un poco así, probablemente porque estoy involucrado en el movimiento biorregionalista, y uno de sus principios es que cualquier noción de comunidad debe incluir necesariamente todas las otras formas vivientes del lugar donde vives, así como el paisaje, los ecoprocesos (como el agua y los ciclos de carbono) y las cifras mayores de regulación, como la ganancia solar. Por tanto, por supuesto que estoy de acuerdo con Vonnegut en que las cibercomunidades no son comunidades de ninguna de las maneras en que a mí me emocionan; como mucho, son grupos intelectuales. Para que exista una comunidad verdadera, primero hay que tener un cementerio; y no sólo interacciones físicas entre humanos, sino interacciones humanas en un ecosistema compartido a lo largo del tiempo, e interacciones con el mundo más-que-humano (flora, fauna, agua, aire, tierra y fuego). La existencia comunal es verdaderamente elemental. La palabra virtual significa “en efecto pero no de hecho”, y las cosas que más disfruto de la vida –una tormenta formándose espontáneamente en el Pacífico, cerdos salvajes buscando bellotas bajo los olmos, el sabor del humo de arce en una pierna de venado- todo son sensaciones, los hechos y particularidades de la existencia, y no meras aproximaciones. Me he dado cuenta de forma irrefutable –según mi experiencia- de que cuanto más cerca estoy de la fuente, mayor calidad tiene la información que recibo, y como escritor y ciudadano siempre busco la información de mayor calidad, porque no puedes hacer una buena salsa de espagueti con tomates podridos. Para colmo, cuanto más viejo me hago más me doy cuenta de que no necesito más información, sino sintetizar la considerable información que ya llevo acumulada.

Por otro lado, dejando aparte todos mis reparos sobre lo que es o no es una comunidad verdadera, creo que de todos los profetas de los 60 McLuhan fue el que más cerca estuvo al imaginar el futuro como una aldea global. Veo a la juventud de hoy mucho más abierta a nuevas experiencias, mucho más espontánea, pero mucho menos reflexiva, con lapsos de atención más cortos; trabajando con jóvenes escritores me doy cuenta de que la única moneda cultural común son las películas o la música, no los libros. Por lo pronto sí parece también que los ordenadores han hecho la información mucho más democrática y descentralizada, lo cual es probablemente positivo (leed lo que Jorge Volpi opina al respecto de la opinión de Vargas Llosa sobre la democratización de la cultura), pero me preocupa que al reducir el tiempo de búsqueda de respuestas acabes olvidando el propósito de la pregunta. Parafraseando a Antonio Machado, es bueno saber que los vasos son para beber, pero no deberíamos olvidar qué es la sed.

Notas mentales: Biorregionalismo, McLuhan

3 comentarios:

delia dijo...

El tema de la redes sociales me agobia bastante, pero en lo relativo al tiempo que les dedicamos.
No entiendo cómo después de mirar las 3 cuentas de correo contestando al algún que otro mail, contar por facebook cómo te ha sentado la lasaña, retuitear a tu vecino y contestar a otros tres, hablar con tu primo que vive en Sanfrancisco por skype, escribir un post y leerte tres, contestar a todos los grupos del whatsapp, y un largo etcétera al día, nos pueden quedar ganas para charlar con el de al lado ¿?

Ya no podemos hacer nada sin contarlo a los demás vía redes sociales, por lo que parece que lo importante es contarlo no vivirlo...

Al parecer los adolescentes de hoy ya no tienen tendinitis en el dedo gordo, ahora tienen síndrome de abstinencia cuando no pueden conectarse al whatsapp.

No creo quen haya marca atrás, así que tendremos que aprender a hacer un uso moderado de ellas, supongo.

Delia

Croqui croco dijo...

Me parece a mí que las redes sociales es una pequeña parte de lo que es internet y el mundo virtual que se mueve en torno a él. Si hubiese que encontrar lo común a todo lo que rodea internet o a todo lo que compone internet, yo creo que es la información. Internet es información. Y las redes sociales son información también, porque leer en twitter que tu vecina acaba de hacerse la permanente o que el amigo de tu prima se va al cine es información. Inútil, pero información. Mi pregunta es, centrándome en las redes, cómo es posible que la gente entienda esto como algo provechoso. Todo evoluciona hacia lo que no es, y muchas veces en aspecto negativo y la palabra social lleva ese camino al lado de otras palabras como "redes". Yo recuerdo cuando tuve que aprobar en el colegio Ciencias sociales. Bueno, que me lío. Que lo que quiero decir es que tenemos que aprender a seleccionar la información que nos parece útil o la que nos divierte y además, en cada momento. Porque también creo que nos hacen vivir al momento. No hacen más que inventar artilugios que nos hacen dar la información al momento, pero tiene que ser abreviada. Creo que twitter permite 140 caracteres y los sms también. O lo dices en esos 140 o no puede ser. Es como una carrera. Me agobio. No solo tienes que tener rapidez en las manos sino destreza con el dedo meñique porque acabas dándole a teclas que no son y te sale un mensaje para tirarlo a la basura. Y me vuelvo a agobiar, claro.

Creo que lo que nos han hecho hacer es, antes de llegar al fin, al objetivo en una "comunicación", que nos guste recrearnos en los medios. Ya no importa la moraleja. Lo que importa es el "cuento". Somos humanos, ¿no?.

Croqui croco dijo...

Me parece a mí que las redes sociales es una pequeña parte de lo que es internet y el mundo virtual que se mueve en torno a él. Si hubiese que encontrar lo común a todo lo que rodea internet o a todo lo que compone internet, yo creo que es la información. Internet es información. Y las redes sociales son información también, porque leer en twitter que tu vecina acaba de hacerse la permanente o que el amigo de tu prima se va al cine es información. Inútil, pero información. Mi pregunta es, centrándome en las redes, cómo es posible que la gente entienda esto como algo provechoso. Todo evoluciona hacia lo que no es, y muchas veces en aspecto negativo y la palabra social lleva ese camino al lado de otras palabras como "redes". Yo recuerdo cuando tuve que aprobar en el colegio Ciencias sociales. Bueno, que me lío. Que lo que quiero decir es que tenemos que aprender a seleccionar la información que nos parece útil o la que nos divierte y además, en cada momento. Porque también creo que nos hacen vivir al momento. No hacen más que inventar artilugios que nos hacen dar la información al momento, pero tiene que ser abreviada. Creo que twitter permite 140 caracteres y los sms también. O lo dices en esos 140 o no puede ser. Es como una carrera. Me agobio. No solo tienes que tener rapidez en las manos sino destreza con el dedo meñique porque acabas dándole a teclas que no son y te sale un mensaje para tirarlo a la basura. Y me vuelvo a agobiar, claro.

Creo que lo que nos han hecho hacer es, antes de llegar al fin, al objetivo en una "comunicación", que nos guste recrearnos en los medios. Ya no importa la moraleja. Lo que importa es el "cuento". Somos humanos, ¿no?.