domingo, julio 13, 2014

Nantes 10: Tu ne convoiteras pas la femme de ton prochain

Un hombre y su pareja se mudan a Nantes cuando la empresa para la que éste trabaja se lo propone. Al llegar, otra empresa, misteriosa, llamada Transparence, lo contacta y le empieza a proponer extrañas misiones que le ocupan su tiempo de trabajo y cada vez lo alejan más de la realidad. Al llegar a su hogar tras una larga ausencia comprueba que está vacío y dos notas le informan de que su pareja le ha abandonado y de su supuesto paradero, un lugar llamado Eroscenter.
Conseguí dar con la puerta del local tras haber dado unas cuantas vueltas por aquel polígono industrial desconocido para mí, en el que todas las calles parecían la misma calle y todos los edificios el mismo edificio. Llegué al mismo tiempo que una señora de unos cincuenta años, morena y ya con canas, vestida con un traje de chaqueta y falda gris y que parecía llegar tarde a su cita. Nos quedamos parados mirándonos el uno al otro bajo un neón enorme que anunciaba que efectivamente habíamos llegado al Eroscenter pero que yo no había visto ya que a estas horas del día todavía estaba apagado. La señora me preguntó divertida si iba a entrar y reaccioné a tiempo para abrir la puerta, sonreír y dejarla pasar. Ella me devolvió la sonrisa y entró a toda prisa.

Se accedía a través de un oscuro pasillo de cemento y se llegaba a un patio interior circular apenas iluminado por un haz de luz que venía de arriba. Al llegar al centro del patio y levantar la vista, pude comprobar que la luz era natural y provenía de una cristalera situada a unos quince metros por encima de mi cabeza. Toda la pared de aquel cilindro interior estaba cubierta por neones rojos y azules que enmarcaban las ventanas de los cinco pisos que daban al patio, pero desde donde estaba no alcanzaba a ver más allá de estas. Unos altavoces reproducían a todo volumen gemidos y gritos de hombres y mujeres, una especie de orgía que se metía en los oídos y me impedía pensar con claridad.

Salí de aquel atontamiento cuando algo se acercó a mí y me tocó la pierna. Miré abajo y descubrí a un enano que me miraba desde abajo. Tenía el torso desnudo y llevaba una bandeja sobre la que había una copa de champán llena. Me la ofreció sonriente y cuando me agaché a cogerla, quitó rápidamente la bandeja y la copa y dejó al descubierto su miembro duro y tieso y absurdamente grande para su tamaño. Aturdido y torpe, casi le agarré el pene, lo que pareció resultarle muy gracioso y se alejó corriendo como pudo, a pesar de aquella cosa descomunal que le colgaba. Sea como fuere, aquello me despertó y descubrí al otro lado del patio un mostrador en el que una joven me mirada divertida.

- Buenos días señor, bienvenido al Eroscenter. ¿Qué desea? Nosotros podemos hacer realidad sus más increíbles deseos. –Saqué la foto de mi pareja con otro tipo de la mano, la puse sobre el mostrador y dije:
- La busco a ella. Sé que está aquí –La mujer cogió la foto, la observó detenidamente, asintió convencida y me dijo que haría todo lo posible.
- Tendrá que esperar unos minutos –añadió.

Esperé unos diez minutos, no más, en los que el ruido de gemidos no cedió. La chica volvió y me indicó con un gesto de la mano que la siguiera. Pasamos por detrás del mostrador y empezamos a subir por una rampa ascendente que formaba una espiral que ascendía alrededor del patio. Entonces, a medida que íbamos subiendo por aquel pasillo, íbamos dejando atrás habitaciones en las que se sucedían las más extrañas escenas. Se podía ver lo que ocurría adentro porque en lugar de muros había cristales. Se podían ver escenas que escapaban a mi imaginación. Torpe hasta extremos espantosos, no me di cuenta hasta entonces de que aquel lugar en un prostíbulo, y en cada habitación había clientes dando rienda suelta a sus fantasías más absurdas. En la primera habitación reconocía a la mujer que entró conmigo, desnuda y con una capucha roja en la cabeza, flanqueada por dos negros descomunales cuyos rostros estaban tapados por caretas de lobo. Un por detrás y otro por delante. En otra, un hombre con una careta de Simba, el rey león, se enfrentaba a tres mujeres con caretas de hienas mientras al otro lado de la habitación una mujer con una careta de Nala y también desnuda, era azotada por otro hombre que llevaba una careta de Scar. Fue entonces cuando me di cuenta de que los ruidos que escuchábamos al exterior provenían de aquellas habitaciones y que el edificio no constaba de cinco plantas, sino de una sola que ascendía formando un helicoide. Me detuve en seco, asustado por lo que me esperaba y la chica, al darse cuenta, se acercó a mí, me cogió de la mano y me susurró al oído:

- No temas, tu deseo te espera. –Siguió caminando y no tuve más remedio que seguirla.

Llegamos a lo que parecía la última habitación, en lo más alto del pasillo, y allí no había nadie. Me invitó a entrar y a esperar. Dentro no se veía el exterior (lo que fuera era un cristal, dentro era un espejo) ni se oían los gemidos de las otras habitaciones, sino una relajante música de piano. Una figura apareció en la penumbra y, aunque no la podía ver bien, sí que la oí decir:

- Hola, aquí estoy. –Su voz sonó débil.
- ¿Eres tú?
- Claro que sí, como pediste. –Respondió con voz trémula.
- Lo siento mucho, siento como me porté y siento haberme olvidado de ti. Fui un tonto y un descuidado, lo siento, lo siento, lo siento.
- No te preocupes… Estás aquí, que es lo que importa. Estamos juntos. Acércate, ¿no quieres verme? –Y por fin había vida en su voz.

Me acerqué, inseguro y ansioso, como un niño ante los regalos de reyes, esperando ver su cara. Hasta que vi su cara.

Primero sentí la incomprensión, luego la tristeza y después la ira. La cara que me miraba pasó de la expectación a la sorpresa y luego al miedo.

- ¿Quién… Quién eres? ¿Qué broma es esta… ? ¡Por qué llevas su ropa! –Las palabras que salían no conseguían que la ira fluyera.
- Lo siento, pensé que te gustaría…
- ¿Qué me gustaría? ¿Pero qué clase de pervertido creéis que soy? ¿¡Y quién coño eres!? –La ira comenzaba a llegar a las manos, que empezaban a agitarse.
- ¿No me reconoces? Es cierto que no nos hemos visto, pero hemos hablado por teléfono… -En su mirada había una especie de esperanza, de anhelo. Y por fin comprendí. 
- ¿So… Soizic? ¿Eres tú? 
- Sí. Quería sorprenderte, pero no de esta manera. No esperaba que resultara así. Lo siento. ¿Estás bien? Lo siento. Espera, no tienes buena cara… ¡Espera!

El golpe resquebrajó el cristal pero no lo derrumbó. Enfrente de mí una versión picassiana de mí mismo, en la otra esquina de la habitación, una mujer que yo no conocía de nada sollozaba y me miraba con expresión de pánico. Me miré las manos, llenas de sangre y de algo más. En mi muñeca izquierda, bajo el pulgar, tenía una cicatriz que ya había visto antes. Creo que volví a golpear el cristal, pero no estoy seguro. Oí un ruido, me volví, una careta de lobo me miraba y me golpearon por la espalda. Luego vi dos caretas de lobo. Me arrastraron y me llevaron al zoo: hienas, leones… todos los animales se asomaban para verme. Hasta caperucita roja, desnuda, la pobre, me miraba con lástima. Por fin, la oscuridad se acabó y vi la luz.

Todavía era de día. La cicatriz de la mano me dolía. No sabía ni quién era ni adónde tenía que ir.

2 comentarios:

CaesarHec dijo...

HER convertido en pesadilla, ¡me gusta!

Anónimo dijo...

This can include truck battery and even truck tyres concerning several other stuff like the white kind of pieces. fake hublot You ought to be sure a lot of these have been completely dumped a lot of these accordingly at a recycling center. replica hermes In addition to full that ignore 100 %, it is easy to phone call that ignore small business coming and even move it away from for everyone. Concentrating on some other ignore, they may supply you with a unique you and if you happen to primarily demand modest special house they then can offer miniature ignore. replica chanel It is made for that butt close belonging to the mission should there be not even likely to be so much fritter away simply because there's at the start belonging to the mission. replica cartier It will be which will year repeatedly once every graduating high school and even faculty aged people typically are not primarily pumped up about college graduation though to all that persons to be provided with. fake omega As a result of this point to their vibrant world some people without a doubt typically are not pumped up about tha permanent debris and even dips, plastic bags in laced casino chips and even dishes in flower garden walnuts.