martes, julio 14, 2009

Idiosincrasia sevillana

¿Qué tendrá el sur, que hasta los ingleses quieren imitarlos?

El caso es que si de algo me han servido estos dos años que llevo viviendo entre el Guadalquivir y la estación de Santa Justa es para conocer un poco mejor la forma de ser los sevillanos y para darme cuenta de que, como siempre, los estereotipos conocidos no son del todo ciertos pero tampoco del todo falsos. Total, que al final si contamos los prejuicios que me he quitado de encima y sumamos los que he ganado tras dos años, creo que me quedo más o menos igual. Por el momento, me ha dado para distinguir principalmente dos estereotipos de sevillanos, representados en una queja muy común por aquí: "O vamos a bares pijitos, o nos vamos con los pies negros."

Para definirlos un poco más, y así conseguir que vuestros prejuicios muten y se afinen pero sin decrecer, me valdré de una trilogía de cortos que se ha hecho muy popular en YouTube, y aquí no digamos. No he topado en el último mes con un sevillano que no haya visto los vídeos de marras que han hecho los chavales de Mundoficción.
Premio para los atentos, he dicho trilogía. Y es que hay un tercer estereotipo que yo no considero tanto autóctono de Sevilla, como enteramente andaluz: los canis. Son el equivalente a los quinquis o quinquis de barrio de nuestra patria querida. Será por nombres.

Señoritos
Este estereotipo era lo que yo conocía, antes de venir al sur, como señorito andaluz. Error. El aprecio que despierta este género en toda Andalucía es similar al que recibe un carbayón en el fondo sur del Molinón.
Camisas colores pastel, cinturones trenzaditos, pulseras con la bandera española, náuticos, pantalones blancos (en verano only), patillas pero bien definidas y afeitaditos, engominaos hacia atrás con los rizos marcados... la variación hispalense del pijo español es inconfundible. Si los linces vistieran así no los atropellaba nadie. Ellas, por su parte, lucen perlas. Aupa las perlas. El resto es sabido: que si rubias con ojos claros o morenas de ojos negros da igual, el pelo siempre bien cepillado, que brille. Taconazos para todas y cualquiera diría que el sábado por la mañana no han pasado por la peluquería para prepararse para la noche.
Los veréis en la Semana Santa, donde les llamarán capillitas (término que define a un ferviente seguidor de la semana santa, pero no por ello creyente. Van con auriculares siguiendo las procesiones por la radio, I swear, a la vez que las ven, y desde hace un par de años hacen fotos y vídeos con el móvil de su prima Macarena, que tiene 7 megapisels). También se les puede ver en el Rocío, y en la Feria, que es su hábitat natural. Suelen ser sevillistas aunque algún bético también cae. Sean del equipo que sean, tienen la obligación de que todo el mundo se entere que lo son, y para ello no escatimarán en cadenitas de oro con el escudo, cinturones, pines y pulseritas.
Hábitat: Ciertos garitos de la calle Betis, y los que están cerca de la avenida de La Palmera. Y la plaza del Salvador.
Nombres: Juan Manuel, Antonio José, Jesús Enrique, Juan Miguel, Jorge Esteban, etc. para ellos y Macarena para ellas. Si niegan llamarse Macarena seguro que es porque se trata de su segundo nombre, o el de su prima, o el de la hija de los mejores amigos de sus padres.



Pies negros
Qué más da que los llamemos pies negros, perro flautas, jipis, guarros o "los tíos esos que están todo el día en la plaza haciendo malabares". Suelen ser estudiantes de Antropología, Sociología, Educación Social, Trabajo Social o Biología (supongo que serán sólo los biólogos de bota, pero los sabios opinarán del tema). Sus prendas son también harto conocidas: camisetas sin mangas de grupos que cambian las ces por las kas o las zetas, leotardos, pinchos, pantalones y camisas árabes, y chanclas. Chanclas are essential. También los tucos los podríamos considerar parte de la vestimenta, o al menos un complemento bastante usual. Beben litronas, que están calientes pero son más baratas que las cañas, y no se sientan en las terrazas; lo hacen en las escaleras de enfrente. Antes los perros eran todos pulgosos, pero ahora algunos pies negros me empiezan a defraudar y aparecen con galgos, o perros de aguas o dálmatas, que de pulgosos no tienen nada y el collar costará más o menos el doble que la ropa del notas. Yo no les oigo de hablar de política, pero lo llevan escrito en la frente. Suelen estar apuntados a cursos de relajación, clown, sostenibilidad, autogestión o variantes artísticas, pero lo que sea con tal de hacer cursos (gratis better).
En Sevilla últimamente los tienen un poco martirizados, y al Ayuntamiento le ha dado por aguarles las fiestas. Les han cerrado un par de iniciativas de casas okupas, los echan de las plazas donde hacen botellones, y de las que no les echan dejan un par de coches para vigilarles. No son especialmente belicosos, pero parece que le quitan lustre a la ciudad, según el criterio de algunos. Si los primeros (se me olvidó) pasaban los veranos en Matalascañas (o en la caravana que hay entre la playa y Sevilla), éstos pasan las vacaciones de acampada en las playas de la costa de Cádiz. También allí tienen litronas.
Hábitat: La Alameda. Y la plaza del Salvador.
Nombres: El Cuchi, el Trochi, el Mochi, el Tipi, he llegado a conocer a uno que se hacía llamar Mojón, y para ellas más fácil, la Isa, la Lo, la Ma, la Ce, sencillo.



Canis
Éste grupo yo no lo habría incluido en mi "Colección de prejuicios sevillanos", pero ya que estamos no voy a hacerle ascos. No encuentro diferencias entre los canis sevillanos y los de cualquier otro sitio de Andalucía, y creo que Chipiona (donde nació Rocío Jurado) es su capital. Sigamos.
Se les puede llamar también Chandaleros, lo cual define bastante bien su código de vestimenta. Rojos los sevillistas y verdes los béticos, los playeros tampoco pueden faltar. De todas formas, el verdadero rasgo diferencial (a parte de los cortes de pelo rapados salvo la coronilla, y ésta siempre bien engominada) es el oro. O el dorado. Antes dije que los Señoritos podían llevar cadenitas de oro con el escudo de su equipo, y es que el -ita de cadenita se usó a propósito. Estos personajes llevan auténticos lastres dorados, que representan escudos de equipos de fútbol, o vírgenes varias, o lo que se les ocurra.
Los verás en moto (sin casco en la provincia de Cádiz, con casco aquí) y si van en coche, será un mítico saxo or similar. Habitan en la periferia, y la verdad es que no me los cruzo muy a menudo por el centro, si acaso en las calles comerciales, pero es que en esas calles es fácil difuminarse entre la marea de gente que vaga por ahí. El tópico dirá que no estudian, aunque tampoco trabajan, si acaso roban radiocasetes, aunque la actual crisis creo que dificulta un poco el estraperlo de éstos últimos. Sé que les gusta el fútbol, pero tampoco ahí os puedo ayudar. Mi único deseo para el fútbol nacional es que ambos equipos sevillanos desaparezcan, así que evito sus campos de fútbol lo más posible.
Hábitat: Sólo sé que por la plaza del Salvador hay pocos. Diría que habitan los barrios de la periferia.
Nombres: Supongo que al igual que en el resto del país, abundarán los Jonatans y las Yenis. No obstante lo ingoro.



¿Y la gente que no entra dentro de estos perfiles?
Pues no sé, serán algo así como el 70% de la población, pero para algo están los prejuicios, ¿no?

3 comentarios:

CaesarHec dijo...

jajajajajaja buenísimo, la verdad es que en todos los lados cuecen habas....

CaesarHec dijo...

El mejor es el del Fali y Rafi

-40 gramos-
-y medio-
-¿dónde?-
-aquí-
-¿pa qué?-
-Pa luego...-

Todavia me estoy descojonando, los perro-flauta un poco más flojos, y lo quinquis me partí con lo "Tu tío, pedazo persona, un referente, un faro que alumbra mi vida, por cierto ¿cuándo sale del talego? jajajaj

Pues yo cuando estuve en Sevilla iba con un amigo de allí, categoría hippy limpio, y sólo nos enseño un par de bares (pegados a la plaza del video que no recuerdo como se llama) de tiraos, el resto toda sevilla a medida de los señoritos. Por eso la ciudad me pareció preciosa, pero el ambiente un poco asfixiante, ¿qué dice el señor Cocodrilo?

Espero que pronto cuelgues el de Fali y Rafi de vacaciones, muy mal se tiene que dar para que nos descojonemos....

srcocodrilo dijo...

La plaza del vídeo de los jipis se llama La Alameda (de Hércules).

Y supongo que sí, que hay más bares para Rafi y Fali que para los pies negros. Como todo, tiene una explicación, y para mí que se debe simplemente a que son mejores clientes.

Los jipis gustan de hacer botellón en las plazas, y no se suelen gastar los euros en gin tonics. Por su parte, los pulseras de españa, no sólo se toman los suyos, sino que se les calienta pronto la lengua y ¡venga va, esta la pago yo!.

Si yo tuviera que poner un bar, por mucho que me caigan mejor los perro flautas, o me identifique más con los modernos gafapastas, probablemente optaría (atendiendo a la economía y tomando como premisa que yo no tendría que pisar el bar) por los cinturones trenzados y las perlas. ¡Es la economía!