miércoles, abril 14, 2010

Los nazarenos han pasado a la acción. South Pop ‘10

Los humanos somos criaturas de costumbres, para qué negarlo. Encontramos cierto placer al repetir ciertas actividades, y sentir que poco a poco se convierten en tradiciones. Fuimos al South Pop del 2008, repetimos el año pasado y hasta saqué un post, así que esta vez no dudamos, el South Pop 2010 nos esperaba.


Empezamos con Klaus & Kinski, grupo extranjero (de Murcia) en el cual yo tenía puestas grandes esperanzas. No defraudaron, pero tampoco conmovieron. A mi compañera de piso le recordaron a La Buena Vida, pero yo discrepo. Letras inquietantes, melodías pegadizas y muy poperas. ¿Los Blonde Redhead patrios? Fue una pena la mala acústica del Teatro Alameda, pues no se entendía bien lo que cantaba la vocalista.

A continuación llegaría el para mi, plato fuerte del fin de semana: Sr. Chinarro. Apareció con banda renovada, chelo incluido, larga barba y aspecto de poder convertirse en alguien respetable algún día. Yo no estaba al tanto de la sorpresa que nos deparaba, aunque al parecer era de dominio público, y es que el bueno de Antonio Luque se dedicó a repasar sus primeras canciones, esas que repudió durante años y algunos ya creíamos olvidadas. Tocó Cero en Gimnasia, las buenas de El porqué de mis peinados, y alguna otra que yo no conocía. Para rematar la actuación, se nos subió sobrio al escenario, con lo que pudo hacer gala de su extrema timidez: se le trababan las palabras, se aceleraba demasiado y le costaba hacerse entender… parece mentira para un tipo que lleva subido a los escenarios veinte años. Menos mal que poco a poco se fue entonando y nos dejó la anécdota del fin de semana:
- Me han dicho que ahora si pasas por delante de un paso los nazarenos te echan cera encima. ¿Es verdad? ¿Es eso cierto? ¿Acaso los nazarenos han pasado a la acción?
Y yo me descojoné en mi sitio, pensando que sería un gran título para una gran canción, pero que seguramente tendría que conformarme con titular así algún post. Todo llegará.

Cambiamos de tercio para la aparición de Lacrosse, el grupo teenager sueco que parece estar de moda. ¿Qué se puede decir de ellos? Pues podemos decir que Arcade Fire están causando estragos, marcando un antes y un después en la forma de dar conciertos. Mientras ellos se parecían a los canadienses, y yo le comentaba a mi compañera de piso que efectivamente se parecían a los canadienses, va la tipa de al lado nuestro y le dice a su respectiva pareja: “hay que ver cómo se parecen a Arcade Fire”. Por lo demás, tampoco se parecen tanto, aunque mantienen el gusto por los coros alborotados de fondo, y la percusión potente. Todavía son muy teenagers, así que están a tiempo de hacer algo para recordar, pero mientras tanto el concierto fue notable.

Terminamos el día con el gran grupo del festival: Stereo Total. Parecen un chiste. Se suben al escenario una francesa bollera y un alemán trucha. El tipo va pasado de rosca y ella lleva tres cuadernos manuscritos con las letras (espero) de las canciones. Nos cantaron en inglés, alemán, castellano y francés. ¿Y qué tocan? Pues una mezcla de electro-pop, new wave y punk, toma ya. ¿Y el resultado? Pues para qué negarlo, cojonudo. Un concierto pensado para bailar y divertirse, y bien que lo consiguieron. Acabaron subiendo a medio aforo al escenario y todos les dimos las gracias por una buena hora de fiesta.

Empezamos el segundo día con un grupo del que nada había escuchado con anterioridad, Exsonvaldes. Ante nosotros se presentaron cuatro chavalitos imberbes (o casi) con pintas de nerdies universitarios yankees, aunque luego resultaron ser parisinos, cosas que pasan. Banda ortodoxa pop (batería, guitarra rítmica, eléctrica y bajo), conmovieron al público que se entregó como nunca con sus canciones pegadizas y un tema que se tocaron a capella, sin micrófonos ni nada. Pop facilón pero no por ello malo. Pasables, aunque no llegué a comprender la fascinación que al parecer suscitaron.

La siguiente banda constituye uno de los mayores crímenes contra la humanidad que yo jamás haya presenciado en directo: Los Punsetes, estandartes del nuevo moderneo patrio junto con Vetusta Morla y La bien querida. En el disco suenan letras inquietantes y sonido un tanto planetero. En directo suenan muchísimo más planeteros, pero con un contratiempo: su cantante. La tipa salió, y se puso frente al micrófono con la postura de la imagen. No se movió. La primera canción uno dice “mira que jarta”, la segunda piensa que resulta inquietante, la tercera comentamos que se estaba pasando, y a la cuarta mi estómago estaba del revés. Entre canción y canción ni se inmutaba, aguantó toda la hora en esa postura, sin hacer ni un solo gesto más allá de los necesarios para mover la boca y cantar. Definitivamente para mí esto es pasarse de rosca. Al final ni escuché al grupo ni lo disfruté ni nada, simplemente traté de no mirar hacia la tipa.

Después de tomarme una cervecita para relajarme, vino el plato fuerte del sábado, los Hidden Cameras, nuevos románticos canadienses, toma ya. Lo único que puedo decir es que si los canadienses quisieran hacer música balcánica sonaría así (aunque no te hagas ilusiones dr. Alergia, esto no se parece en nada a Gogol Bordello, o al menos se parece tanto como Canadá a Montenegro). Violines, gente teatrera, los músicos se cambiaban de instrumentos y rotaban, todo el mundo hacía coros… ¿a qué me suena esto? Volvemos a Arcade Fire, pero prometo que no lo hago a propósito, simplemente me sorprende la huella que el grupo ha dejado en apenas un lustro y dos discos. Estos Hidden Cameras por su parte, aunque un poco densos, dieron un conciertazo.

Y terminamos el festival con el concierto de los franceses Zombie Zombie, al que ya llegamos algo cansados. Me temo que no sólo llegamos algo cansados, sino más bien demasiado cansados a este concierto instrumental de un tío con sintetizadores y otro con batería. En otro momento me pudo haber gustado, pero entre que el público se desanimó pronto y vació el local y que ellos se lo estaban pasando visiblemente mejor que cualquiera de los que quedábamos, optamos por emprender una sabia y temprana retirada.

En conclusión, terminamos este South Pop 2010 con un buen sabor de boca general, y con la satisfacción de haber descubierto para la ocasión a media decena de grupos que aunque no me han aportado nada nuevo, sí que me han servido para constatar que mi giro hacia los “míticos” no ha sido erróneo.

No hay comentarios: