viernes, octubre 22, 2010

Sólo puedo pensar en Sergio Fajardo

Me ha enganchado. No sé si supondrá un antes y un después en mi vida (para eso tendremos que dejar que pasen los años), pero haber tenido constancia de la existencia de este hombre ha consumido mis pensamientos durante las dos últimas semanas. ¿Y quién es? Y la única respuesta que os puedo dar es qué más da, ¡es Sergio Fajardo!

Este hombre no habla, espira magia; y no mueve las manos, modela el aire para que su magia llegue a tus oídos. Parece ser que fue alcalde de Medellín, Colombia, durante tres años, cosechando cifras de éxito nunca vistas. Y qué más da. Abandonó la alcaldía para apostar más alto, a la presidencia de Colombia, pero rozando cotas de popularidad del 80% en la ciudad de Medellín al marcharse. Y qué más da. Entre los proyectos acometidos, el más importante sin duda es el de tratar de erradicar la violencia de las calles de Medellín apostando por la educación de los niños. Parece ser que a pesar de la buena acogida de sus políticas por parte de la ciudadanía, las cifras de crimen no sólo se mantuvieron sino que crecieron. Y qué más da, ¿acaso no veis cómo habla?




Es un auténtico espadachín de la dialéctica. Ataca con sus manos y con las palabras. Bien es sabido que los sudamericanos, por lo general, se manejan mucho mejor con el lenguaje oral y gesticular que los nacidos en la madre patria, pero lo de este hombre es de lujo. Siéntate y aprende, hijo mío. Así se habla. Mira, mira cómo mueve las manos, como parece que te está hipnotizando pero para cuando te das cuenta ya es demasiado tarde, ya lo ha hecho. A mí me podría vender unos presupuestos de Estado, una pomada para las hemorroides a base de alcohol o una silla de faquir para mi salón. Y qué más da, me pregunto, si yo se lo voy a comprar igual. Le compro los cuchillos, el anilli di diamanti, el cortaúñas de regalo a juego con el abdominator. Y además pago al contado. Y además da igual, porque el tío sigue engatusando a todo lo que se le quede mirando. En estos momentos Iñaqui tiene que estar salivando.


Dicen que en 2.010 se presentó a las elecciones presidenciales de Colombia, y dicen también que perdió. Cuentan, por ahí, que se presentó como independiente para unirse finalmente a los verdes a un mes escaso de las elecciones. Y qué más da. También cuentan que llegaron los Verdes a la segunda vuelta con este hombre como segundo del partido, y también parece ser que no llegaron ni al 30% de los votos. Y qué más da. En algún momento de la entrevista este hombre cuenta que perdieron por muy poco, y yo le creo a él, mucho más que a cualquier estadística, porque las estadísticas están hechas para aburrir, y para demostrar que el nuevo Excel incorpora unas plantillas cojonudas para hacer gráficos, pero no está hecho para convencer. Para convencerme a mí, al menos, pusieron en la tele a este tío.

Llaman a la puerta. Ya me ha llegado el juego de cuchillos.

Y mientras tanto este hombre me sigue convenciendo, aunque ya no hable por la tele, sigue haciéndolo en mi cabeza, y me dice lo que debo y no debo hacer, lo que está bien y lo que está mal. Y yo tengo que esforzarme un poco más a la hora de hablar, da igual que maneje tales o cuales argumentos, lo que importa es que los defienda como este tío, que ataca y defiende como nadie, no importa lo que venda lo que importa es saber vender. Ya he dejado las clases de francés. A partir de ahora me dedicaré en exclusiva a ver los videos de Sergio Fajardo, a estudiar sus ataques, sus maniobras de evasión y sus defensas. Porque este tipo, cuando espera, cuando se echa la mano izquierda a la barbilla para que parezca que te escucha pero en realidad no lo hace, es cuando más peligroso se vuelve. En realidad está preparando el siguiente ataque, y te está avisando, pero qué más da, si te la va a colar igual.



Dios, existas o no, quítame a los políticos españoles y tráeme a Sergio Fajardo. Sólo él puede convencerme de que existes.

1 comentario:

CaesarHec dijo...

La verdad es que el gesto con la manita en la barbilla lo tiene muy logrado.... Voy a trabajarlo para incorporarlo a repertorio de gestos para el poker.