martes, agosto 09, 2011

Asterios Polyp, de David Mazzuchelli

No es que se trate de una novedad editorial, pero es que Asterios Polyp –la esperada novela gráfica del americano David Mazzuchelli- se merece unas líneas por mucho no sea una novedad. Y es que la última obra del que dibujara a Daredevil y a Batman en algunas de sus más míticas historias, y asombrase con la adaptación de “La ciudad de cristal” de Paul Auster al tebeo, forma parte del olimpo de las novelas gráficas, y hasta parece que tenía el sitio reservado.



Se narra la historia del viaje iniciático de Asterios Polyp, un “arquitecto de papel” que merced a sus miedos y a estar centrado en sí mismo ha terminado por aislarse del mundo que le rodea y de sus seres queridos (su pareja), y en el camino se ha comportado toda su vida como un engreído egoísta, incapaz de valorar los logros ajenos por inferioridad (creo yo). Se relata todo el proceso de aprendizaje que el protagonista ha de cumplir, desde la chispa desencadenante hasta la culminación, pasando por numerosas pruebas, o más bien situaciones que ponen a prueba al protagonista. Es decir, se nos narra la Odisea personal de un hombre de nuestro tiempo.

Al parecer la novela gráfica ha recibido no pocas críticas a causa de su “poco profundo” argumento. En mi opinión, si bien no estamos ante una historia reveladora que jamás haya sido contada, la crítica se pasa de largo. Asterios Polyp, es, por así decirlo, una nueva forma de narrar la antigua historia de la búsqueda de uno mismo y su propia aceptación. Pero el hecho de que no sea nueva no significa que no sea buena.

*** Ojo, que viene spoiler ***

Las casi 400 páginas conforman un relato que mezcla dos secuencias temporales distintas, a las que se añaden los reveladores sueños del protagonista, y la historia está repleta de detalles. Las menciones a la cultura griega, a través de La Odisea o del mito de Orfeo y Eurídice por ejemplo, son numerosas. En un momento dado, el protagonista dice que su apellido “Polyp” es una contracción de su nombre de familia de origen griego. Eso nos podría llevar al nombre de “Polyphemus”, el gigante de un solo ojo que fue vencido por el propio Ulises. Así mismo, podríamos decir que Asterios sufre una “pérdida de visión” en el plano sentimental, al ser incapaz de interpretar las manifestaciones de sentimientos ajenas. Y curiosamente, su tara se corrige al quedarse físicamente tuerto, momento en el que pierde la profundidad de campo de su visión a cambio, esa que le ha servido en su carrera profesional. Ironías de la historia que marcan sutilmente el cambio de prioridades del protagonista.

*** Tranqui, fin del spoiler ***



Pero es en la estética donde Asterios Polyp brilla más. Es formalmente sensacional. El autor pone a su servicio todos los recursos que el tebeo posee: el color, el espaciado entre viñetas, la tipografía, el trazo de los dibujos… todo para poder mostrar diferentes sentimientos y sensaciones que solo podrían narrarse con unas cuantas páginas descriptivas. Notar como poco a poco dos personas van congeniando gracias a que los estilos con los que están dibujados se van entrelazando hasta formar un nuevo estilo, percibir como el protagonista va polarizando la conversación para acabar quedando por encima del resto de forma muy condescendiente gracias a un foco que ilumina a los personajes o evocar a una persona amada a través de las instantáneas que conforman los recuerdos de una vida compartida, son recursos que escapan no sólo a otros géneros como el cine o la literatura, sino también a la mayoría de los tebeos.

David Mazzuchelli da una auténtica clase magistral sobre las posibilidades del tebeo, llevándolo hasta extremos donde sólo las obras más emblemáticas del género han llegado. Los tonos de color, por ejemplo, marcan los distintos tiempos en que transcurre la historia, dejando el amarillo y el violeta para el presente y los sueños del protagonista, y el cyan y el magenta para el pasado. El verde y el naranja sólo aparecen cuando ambas historias convergen.



Asterios Polyp lucha contra sí mismo (su hermano gemelo Ignazio, en sus sueños), y contra sus parciales y tajantes visiones de la vida y la muerte, la relación con los padres, la pareja, la gente que nos rodea, el trabajo y nuestras aficiones… Nada con lo que no tengamos que luchar cada uno de nosotros, lo que hace que seamos tan capaces de despreciarlo y desearle mal, como de comprenderlo y ponernos en su lugar, e incluso desear que su historia sea nuestra historia, como el autor nos permite en una de las viñetas finales, borrando las caras de los personajes y dejando espacio para que la imaginación de cada uno complete esas caras como quiera. En resumen, en vuestra próxima visita a Salamanca pedirle este tomo a vuestro Álvaro, merece la pena.

Referencias:
Shades of Meaning, de Douglas Wolk para el NY Times.
Some Thoughts on Asterios Polyp, de Scott McLoud en su blog.
Annotations for Asterios Polyp, de Stumptown Trade Review.

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