viernes, diciembre 23, 2011

Virtua Verona



Dos hombres entran en un bar, debe ser invierno porque los dos llevan abrigo, bufanda y guantes. El camarero les indica con un gesto de la mano y un idioma ajeno (probablemente italiano) que se pueden sentar en cualquier mesa libre. Todas las mesas del bar excepto una están libres. Habla uno.

- ¿Te apetece un cocktail?
- Sí, por qué no.
- Aquí es muy normal tomarse uno a la hora del aperitivo. Pruébalo. Pediré dos americanos. ¿Lo has probado? Pues es esto.
- Camarero, pónganos dos americanos.
- Bueno, ¿qué tal por aquí? Verona no tiene mala pinta, ¿eh?
- Pues ya ves, no está nada mal, a la ciudad me refiero. Es bonita y eso, el aire decadente, los antiguos palacios, las calles peatonales, el río…
- Sí, sí, no está mal. ¿Te apetece que demos un paseo y te enseño la ciudad?
- Nah, déjalo, mejor nos quedamos aquí, me lo cuentas, y de paso te pides otros dos cocktails de esos.
- OK. ¡Camarero!




- Pues esto es Verona. Un poco fría para mi gusto, pero las plazas, llenas de puestos de los mercados de Navidad tienen su encanto. Ahí están las calles llenas de tiendas de marca, las plazas con antiguos palacios, el río, el castillo, y la arena...
- ¿La arena? Eso tiene buena pinta
- Sí, sí. Mira si quieres te hago una foto con ella. Además ahora le han puesto una estrella navideña muy bonita.
- ¿Desde aquí se puede? Está bien, ¡tira foto!




- Eh, ¿quieres otra copa? ¿Si? ¡Camarero, dos americanos!
- En fin, lo que te decía, si lo piensas bien, hay tres tipos de amistades:
     - Las amistades de la infancia, que son aquellas que se alimentan únicamente de experiencias comunes vividas en la infancia.
     - Las amistades circunstanciales, que son las que vamos teniendo a lo largo de la vida, en distintas etapas, y que se deben a unos intereses comunes (el trabajo, un cierto deporte, unas clases…)
     - Las amistades “de toda la vida”, que se deben a la suma de las dos anteriores; se basan en una infancia común, pero se siguen alimentando con nuevas experiencias a lo largo de los años. ¿No te parece?
- Sí, por qué no…
- Camarero, otros dos americanos.

Aparece el camarero con una bandeja de queso y salami.

- Aquí les traigo sus dos americanos y el variado de formaggi y salumi que han pedido.
- ¿Eso hemos pedido?
- Mmm... sí... ¿por qué no?

- Bueno pues lo que te iba diciendo. Todo esto de las amistades para toda la vida se basan en el generador de anécdotas. Si con los años, no se van generando nuevas anécdotas, una relación corre el riesgo irrevocable de caer en las amistades de la infancia, o del pasado si se quiere.
- Ya, puede ser. Eh, toma. He pedido otros dos americanos de la que fui al baño. Sí, puede que tengas razón. Pero entonces, ¿qué anécdota crees que hemos creado en esta ocasión?
- Buena pregunta... pide otros dos americanos y deja que lo piense.

La última copa se la toman en silencio. Descansan un rato hasta que uno de los dos retoma la palabra.

- Oye, que me tengo que volver. A mi casa, digo.
- Ya, yo también.
- Creo que se ha terminado la Virtua Verona.
- ¿Si? ¿Tan pronto?
- Eso parece, llevamos tres días sentados en este bar. Siento como si hubiera visto Verona, Bolonia, como si hubiera entrado en la arena y hubiera subido a la torre; tengo la sensación de haber estado en un montón de bares y de haber hablado durante tres días seguidos sin parar, pero la realidad es esta, ni nos hemos movido de este bar, ni hemos dejado de pedir americanos. Creo que me duele la barriga.
- Así es la vida, qué se le va a hacer. Uno no se da cuenta de haber empezado algo cuando ya se ha terminado, pero así es la vida. De todas formas esto no tiene por qué estar mal. Ahí quedarán los recuerdos. Llámalo como quieras. Llámalo Virtua Warszawa, o Virtua Berlinale, o Virtua Verona. El caso es que lo escribas con /b/. Eso es todo lo que cuenta.
- Amén.

Apuran la copa, se ponen las bufandas, los abrigos y los guantes y salen del bar tres días después de haber entrado. Una vez fuera, la cámara por fin enfoca a los dos hombres.



Viva la vita, baby.

1 comentario:

CaesarHec dijo...

jajjjajja

dios, qué viejos nos facemos.... pero mientras lo vayamos haciendo entre viajes, cóckteles, y conversaciones sobre viajes y cóckteles, la cosa no va tan mal.