jueves, diciembre 20, 2012

¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, de Philip K. Dick

En 1968 Philip K Dick publicó esta novela y catorce años después Ridley Scott hizo una película basada en ella que lleva por título Blade Runner (como bien es sabido), la cual prácticamente borró del mapa el trabajo de Dick. Además, abrió la puerta de la industria del cine para sus novelas y relatos. Desafío Total, Minority Report, Paycheck y A Scanner Darkly entre otros. Pero él nunca pudo ver ninguna de sus obras adaptadas, murió escasos meses antes del estreno de Blade Runner, con lo que nunca podremos saber qué opinión le merecen las diversas adaptaciones de sus textos.

A la novela llegué por curiosidad. Hace años que vi la película original, y hace no tantos años, vi la llamada Director’s Cut. Finalmente, hace menos vi en el cine la llamada Final Cut. ¿Eh? Si os habéis perdido es normal. Resulta que Blade Runner consta de hasta siete versiones (¡) diferentes. De unas a otras se añaden y quitan escenas, efectos especiales, voz en off y tenemos hasta tres finales (con dos argumentos diferentes como base, que le dan un significado bastante diferente a la historia). ¿Por dónde iba? Ah, sí. Que me compré la novela para ver qué diferencias tenía con respecto a la película (y por “la película” me refiero a la versión llamada “Final Cut”).

Al margen de las diferencias y similitudes, la novela quedó parcialmente enterrada por la película, ya que esta se convirtió en un fenómeno de culto. Un fracaso en su estreno en cines, hoy en día es una de las películas más vendidas en formatos domésticos. Con los años, Blade Runner se ha convertido en un mito del cine de los ochenta, de la ciencia ficción y del género negro, y ha marcado un antes y un después para las películas futuristas. Su visión distópica del mundo, la noche y la lluvia, la ciudad híper-desarrollada, los coches voladores, la música de Vangelis, la soberbia actuación de un malo que no lo es tanto (Rutger Hauer, que literalmente se merienda al protagonista, Harrison Ford) y su mítica frase final:

Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto Rayos-C brillar en la oscuridad, cerca de la puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir.

Todo esto, parcialmente extraído de la novela original y parcialmente creado ex profeso, constituye un duro rival para el texto, ¿o no? Vaya por delante que no intento demostrar que una versión sea mejor que la otra. Entiendo que ambas son compatibles y ambas gozan de sus virtudes y defectos. Tan solo las comparo para mostrar qué encontré en la novela que no esperaba. Por cierto, a partir de ahora, spoilers a tutiplén.


¿Sueñan los androides…? plantea varios temas, recurrentes en la obra de Dick, que no se ven reflejados en la película como la religión, la búsqueda de la realidad y las drogas. Algunas variaciones en el desarrollo de la historia y algunos cambios de personajes permiten que el protagonista, Rick Deckard, vaya por un camino u otro, y la historia cambie de perspectiva y puntos de interés.

En la novela, Deckard está casado y vive una vida anodina y aburrida, al igual que su mujer, Irán. Tan sólo conocen dos formas para evadirse de su propia realidad:
- Las drogas (preferidas por él), que se pueden obtener de forma legal y en el propio hogar, a través de la “consola del organismo de ánimos”, un dispensador de sustancias que cambian el estado de ánimo de los humanos a demanda (cientos de estados de ánimo disponibles a un clic de distancia).
- La religión (preferida por ella), presentada bajo una forma futurista llamada Mercerismo, cuyo profeta Wilbur Mercer se comunica directamente con sus seguidores a través de un dispositivo llamado “caja de empatía”, que permite a los usuarios entrar en contacto con él y con las conciencias de otros feligreses.

Por otro lado, ambos comparten –al igual que el resto de la sociedad terrestre- una pasión desaforada por poseer animales domésticos, símbolo de prestigio social donde los haya, dependiendo del tamaño y la rareza del animal.

La vida en la Tierra se ha hecho prácticamente inviable debido a una guerra mundial que lo ha devastado todo. Casi todas las especies animales han desparecido total o parcialmente, y los humanos han tenido que emigrar a otros planetas como Marte.

Las formas artificiales de vida han evolucionado enormemente, y mientras en la tierra quien no puede pagarse un animal real (Deckard y su esposa tienen una oveja eléctrica, casi indistinguible de una oveja real), a cada humano que parte como colono a otro planeta, se le asigna un androide que le acompañe y pueda realizar los trabajos más duros. Unos de ellos, pertenecientes a la generación Nexus 6, casi indistinguibles de los seres humanos (por fuera y por dentro, pues son seres biomecánicos), se han revelado en Marte, han matado a varios humanos y han vuelto a la tierra. Deckard, cuya profesión es terminar con estos “andrillos”, trata de darles caza puesto que es un cazar recompensas; cobra por androide retirado, y necesita dinero.

Deckard, hastiado de su vida, de su profesión, de su mujer y sobre todo de sí mismo, sufre una profunda crisis de identidad durante la caza de estos androides, puesto que llega a empatizar con ellos. Hasta ese punto, no consideraba que su profesión implicara el asesinato, puesto que “retiraba” androides. Al empatizar con ellos (admirar la bella voz de una de ellas o desear sexualmente a otra, a Rachael), surge la inevitable cuestión que también se dibuja en la película (aunque de forma más dramática, pues se sugiere que el propio Deckard es un androide): “¿qué significa estar vivo?” o, desde un punto de vista más religioso (relativamente apropiado para la obra de Dick), “¿dónde reside el alma?”

¿Alguna vez has hecho el amor con una androide?

Eso sí, el planteamiento del señor Dick va un poco más allá del de la señorita Mariló Montero. Aquí no hablamos de trasplantes de bazo. Más bien, nos preguntan si una forma de vida artificial puede llegarse a considerarse (llegado a un caso de perfección extrema) tan válida como la biológica. También nos plantean, aunque más sutilmente, la cuestión de si nuestros sentimientos (pasión, deseo, amor, odio…) tiene la misma validez si se refieren a un ser artificial o a uno natural.

Se preguntaba cómo sería besar a una androide. Y se inclinó a besar los labios secos de Rachael. No hubo reacción; ella quedó impasible, como, si no le importara. Y sin embargo él sentía que no era así. O tal vez fuera solamente lo que habría querido…

La película, por su parte, parece que cae un poco más del lado de los androides, y en lugar de preguntarse por las relaciones de los humanos con/hacia ellos, plantean cuestiones aplicables a los androides mismos. ¿Pueden sentir igual que nosotros? ¿Es lícito que formas de vida artificial amen y odien? ¿Es siquiera posible?

Personalmente, aunque la película me siga pareciendo imprescindible, prefiero el matiz de la novela; el de la película se me hace demasiado alejado, quizás. Me quedo con las cuestiones que Dick plantea una y otra vez en sus textos: Asumiendo que la vida no tiene ningún propósito, ¿hasta dónde podemos llegar para hacerla plena? ¿qué sentimientos son válidos y cuáles no? O, dicho de otra manera ¿qué sentimientos son reales y qué sentimientos son falsos?

Sospecho que Dick, como todo buen misántropo que nada bueno espera del futuro de la sociedad humana y sólo la evasión de la realidad parece calmarle, en el fondo sabía que, para bien o para mal, que esto salga bien depende única y exclusivamente de los humanos mismos. Porque no hay nada más.

- Todo es verdad –dijo Rick. – Todo lo que las personas han pensado alguna vez.

Sexo: No muy detallado, pero con androides. Las prácticas sexuales exóticas siempre suman.
Naves espaciales: ¿Bromeáis? Por todas partes. Coches voladores (valen igualmente), colonias en otros países del sistema solar… Una sociedad como dios manda.

3 comentarios:

CaesarHec dijo...

Pues después de leer a Dick, qué pena que no sea una película:

http://www.cookingideas.es/la-entusiasta-carta-de-philip-k-dick-sobre-el-futuro-de-blade-runner-20121216.html

Álvaro dijo...

Joder, ¿lo leísta hasta el final? ¿Tú sabías esto?

CaesarHec dijo...

yo ni idea, me enteré en ese enlace... pero tiene pinta de que aún está muy verde.A ver, mucho que perder y poco que ganar. Pero a este paso el post del cocodrilo igual va sobre la secuela....