miércoles, agosto 13, 2014

Top of the Lake de Jane Campion

Tengo sentimientos encontrados hacia esta serie de seis (o siete, según la versión que se vea, aunque mismo metraje al fin y al cabo) capítulos dirigida por Jane Campion, protagonizada por Elisabeth Moss y grabada en un paraje impresionante de Nueva Zelanda.

Por un lado se puede merecer una Miñññ-Crítica.

Y por otro lado creo que la puedo valorar algo mejor. Voy a ello.

La primera, y por ahora única, temporada de esta serie tiene lugar en pueblo de Nueva Zelanda llamado Laketop. A él vuelve la inspectora Robin Griffin (Elisabeth Moss) para visitar a su moribunda madre, cuando se produce la desaparición de una niña de 12 años llamada Tui, que además está embarazada. Se desconoce la identidad del padre. Como Robin parece tener experiencia en casos con niños acaba implicada en la resolución del mismo a pesar de la firme oposición a sus métodos por parte de los policías locales. El resto del protagonistas son el jefe de la policía Al (único que apoya a Robin dentro de la policía), Matt Mitcham, padre de la niña desaparecida y primer fabricante y distribuidor de droga de la región, Johnno (otro hijo de Matt, pero de distinta madre), novio de la infancia de Robin y GJ, líder espiritual feminista de un grupo de mujeres que se instalan en las cercanías de Laketop para seguir una especie de terapia. A medida que avanza la serie iremos descubriendo los currículos personales de cada uno de los protagonistas mientras ellos buscan a la desaparecida Tui.

La serie ha sido comparada con Twin Peaks, pero no es Twin Peaks. Así como en el clásico de Lynch y Frost llegamos a un pueblo aparentemente idílico y poco a poco vamos descubriendo sus secretos y miserias, en Laketop todo el mundo es sospechoso desde el principio. La droga campa a sus anchas por el pueblo ante una inoperante y puede que connivente policía, que además parece rehusar toda ayuda exterior. Desde el primer minuto está claro que algo raro pasa en Laketop y que sus habitantes no quieren que nadie de fuera venga a meter las narices en sus asuntos. Y además, son todos hombres.

Uno de los rasgos que caracterizan “Top of the Lake” es que la lucha planteada tiene casi todo hombres a un lado, el de los malos. Se representa una sociedad falócrata y violenta. Los problemas se arreglan en el bar, y a hostias si es posible. A pesar de ellos y a pesar de su pasado, Robin intentará abrirse hueco y lograr que su objetivo se cumpla: encontrar a la niña y, sobre todo, encontrar a su agresor. Y este es uno de los puntos interesantes de la serie, el de seguir la transformación a la que se somete Robin para integrarse en esta cerrada sociedad, adoptando la forma de comunicación predilecta de los locales. Las otras mujeres que aparecen en la historia siguen a su líder espiritual GJ a un paraje natural llamado por los lugareños “Paradise”. Allí, construyen su pequeña comunidad al abrigo de extraños en la que buscan una especie de retiro espiritual. Y esta comunidad contrastará con la comunidad local, estableciendo de nuevo curiosas comparaciones.

Otro de los protagonistas de la serie es el paisaje. Con la saga de "El Señor de los Anillos" ya nos quedó claro que el paisaje de Nueva Zelanda, y aquí Jane, que es neozelandesa, se nota que juega en casa. Mejor imágenes que palabras:




Este entorno condiciona, obligatoriamente, el comportamiento de unos personajes que deben tomar consciencia de su insignificancia a cada paso que dan por estos bosques y montañas y la envolvente atmósfera que se forma, y los silencios entre diálogos permiten al espectador compartir con ellos la inmensidad del valle.

Otro punto fuerte de “Top of the Lake”: el ritmo al que avanza la historia. Al margen de que algunos giros del guión resultan forzados, la historia engancha desde el principio, el tempo está bien llevado y la sucesión de descubrimientos que el espectador va haciendo aseguran que se quede delante del televisor. Mención aparte merece el hecho de que haya dos versiones editadas de la serie, una de siete capítulos (creo que la distribución original) y otra de seis (la que yo vi). ¿Cómo pueden funcionar dos repartos diferentes? Lo ignoro. Los cliffhangers con los que termina cada capítulo no se pueden mantener en las dos versiones. De cualquier manera, la versión de seis capítulos funciona bien.

Y como punto final quedan los actores. Elisabeth Moss (Peggy, de Mad Men) carga con gran parte del peso de la historia. A ella se le dan bien los papeles de mujer fuerte y aquí lo muestra (globo de oro a mejor actriz incluido). Pero claro, no está sola. Peter Mullan (Trainspotting, My name is Joe) haciendo del capo local Matt se come la pantalla cada vez que le dejan, y David Wenham (300, Faramir en El Señor de los Anillos) en el papel de Al, el jefe de la policía completa este trío de actores que se lleva todo el peso de la serie. Y bien que lo llevan.

Seis horas para resolver un secuestro en un pueblo remoto lleno de neozelandeses asilvestrados. La Nueva Zelanda profunda, quién iba a decir que eso existía. Sólo por darse una vuelta alrededor de ese lago bien merece la pena.

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