jueves, octubre 02, 2014

Richard Yates, de Tao Lin

Me ventilo en menos de cinco horas este libro que me esperaba en la estantería desde hace un par de meses y en la lista de lectura cerca de tres años. He leído otras cosas publicadas por Alpha Decay y me gusta su línea, y además en Internet hay gente que se emociona mucho con Tao Lin (quizás demasiado), así que por qué no.

La contraportada promete una novela desarrollada a través de conversaciones de Gmail que refleja “la soledad, la alienación, el aburrimiento y el abandono de millones de adolescentes que ven discurrir sus vidas a través de las pantallas líquidas de sus ordenadores portátiles”. Haley Joel Osment y Dakota Fanning son los sobrenombres de los dos protagonistas y en la novela se relata su relación. “ 'Más adictiva que Internet', Richard Yates está destinada a convertirse en la nueva Biblia de la generación iPhone.”

Y, a pesar de todas estas señales, no la vi venir.


¿De qué va Richard Yates? Pues al contrario de lo que dice la portada, la novela nos cuenta la historia de dos adolescentes que se aburren (él, con la carrera ya terminada, un trabajo de bibliotecario y una incipiente carrera literaria en la que publica obras con los mismos títulos que las primeras obras del propio autor y ella, en su último año de instituto). Apenas tienen amigos. Las amistades de él se reducen a personas con las que tiene vínculos profesionales; es decir, su editora. Y las amistades de ella son dos o tres personas dispuestas a prestarles el coche para ir a Nueva York o la casa para follar sin que les moleste la madre de Dakota. Y tampoco tienen muchas aficiones que digamos. Ella se infringe heridas y navega por Internet. Él pasea por ahí libros de Hemingway y de Richard Yates. Juntos, a veces ven películas, a veces escuchan música y otras veces (las más interesantes) sacan a pasear su lado creativo y se envían dibujos o cómics y peluches tejidos a mano. Y, por supuesto, hablan por el chat de Gmail. ¿Y de qué hablan? De su ombligo.
“ 'No hay nadie con quiera hablar', dijo Haley Joel Osment. 'Y no me gusta lo que estoy haciendo. Estoy rodeado de gente con la que no quiero estar. Y a nadie le interesa lo que hago suficientemente como para querer hablarme de ello. Estoy muy jodido.' ” p.194
Y de lo solos que están. (Su ombligo bis.)
“… Pensó en caminar hasta el andén de la estación de trenes. Si entonces se marchaba, nunca volvería a ver a Dakota Fanning. 'Probablemente jamás volveríamos a hablar', pensó. 'Sería divertido. Un día escribiría un cuento sobre nosotros. Trabajaría en ese cuento cada día.' Pensó sobre los diversos periodos de soledad de su vida. Pasó uno en el instituto, otro en la facultad, otro más en la facultad y el último después de la facultad.” p.56
Y de sus ganas de vivir. (Su ombligo, y tres.)
“Si no estás deprimido es que estás loco.” p.81
Me ha resultado prácticamente imposible empatizar con los dos personajes, sobre todo con él, misógino empedernido. He sido incapaz de comprender ese muro que los aparta del resto del mundo y sólo he conseguido ver a dos críos con serios problemas relacionales, extremadamente egoístas y, en general, aburridos. La historia cobraría sentido de la misma forma que “El niño con el pijama de rayas”, es decir, si resultase que los dos protagonistas fueran como aquella pareja de la canción de Víctor Manuel, disminuidos mentales. Entonces, la historia se convertiría en un canto a la lucha y el afán de superación de dos personas que sí que tienen un muro frente a ellos que los separa del resto del mundo, y entonces sí que se podría no sólo empatizar con ellos, sino admirarlos y emocionarse con sus intentos de reproducir la vida y una relación sentimental a pesar de los pesares.

Pero la historia no es lo que más rechina de la novela, no. Es el estilo, la escritura. Tao Lin parece incapaz de escribir frases compuestas si tiene que ir más allá de una conjunción coordinada copulativa. No narra, escribe frases sueltas. No es que tenga un estilo parco o sencillo, una escritura desnuda y desprovista de todo adorno, es que no intenta hilar cuatro frases seguidas para hacer un simple párrafo.

Richard Yates se publicó en 2010. Adrian Tomime escribió Rubia de Verano en 2002, que bebe de todo el cómic underground americano, empezando por Daniel Clowes, y no pasó nada, nadie escribió “Más adictiva que Internet”, por mucho que Tao Lin la copie. Yo escribí en 2007 una idea para una novela coral, en la que, mezclando distintos medios de comunicación como elementos narrativos (emails, Messenger, sms’s…) se entretejían las historias de cinco personajes a punto de entrar en su vida adulta y que hacían frente a distintas formas de soledad (una pareja separada por la distancia, una chica que presentaba un programa de radio nocturno, un chico que hacía prácticas de marina en un barco y no se hablaba con el resto de la tripulación y una chica que calmaba su soledad ofreciéndose los viernes por la noche a todo el que se cruzaba). Mierda. Si como dijo Orson Scott Card, para convertirse en escritor hay que leer libros malos para poder decir “¡Coño, eso lo hago yo mejor!”, avanzo en el buen camino (aunque con siete años de retraso).

Vuelvo la vista a la contraportada y leo los adjetivos que le brindan: “emocionante, divertida, sensible, sorprendentemente extraño, perturbador y bueno, absolutamente fascinante y bien escrita, excitante y estimulante, el futuro de la literatura… profunda fascinación… sentido de la vida… inconcebible y a la vez totalmente plausible… una gran y peculiar profundidad beckettiana.” La hostia, vamos. Una pena que haya más literatura en las reseñas de la contraportada que en las doscientas páginas interiores. Pero, sobre todo, ¡una pena que esas reseñas no fueran para mí!

1 comentario:

mitrulk dijo...

Dakota fanning es una actriz famosa por cierto

Esto casi parece una miññcritica sr cocodrilo...