domingo, noviembre 23, 2014

para Gloria, de William T. Vollmann

Hace no mucho hablaba de llegar tarde a los sitios. Pues bien, aquí me encuentro frente a otra puerta de esas que nunca había abierto y ni siquiera había visto y parece que lleva ahí toda la vida y todo el mundo conoce. ¿Qué no conocéis a William T. Vollmann? Pues tarde. Llegáis tarde.

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Nació en 1959 en Los Ángeles, se graduó summa cum laude en Literatura Comparada y al año de estar preparando el doctorado en Berkeley lo abandonó y se fue a Afganistán. Era 1982. Dicen que llegó a convivir con un grupo de muyahidines que combatían a los soviéticos. De retorno en los EEUU pasó por diferentes trabajos hasta que empezó a publicar y a vivir de sus textos. Hoy en día es uno de los escritores americanos más prolíficos. Obsesionado con lo marginal (tiene una trilogía de novelas sobre la prostitución) y con la violencia (Rising Up and Rising Down se compone de siete volúmenes que suman en total 3300 páginas sobre el tema), escribe sobre estos y otros temas tan dispares como la colonización de Norte América (otras siete novelas aún por completar que conforman la saga Seven Dreams: A Book of North American Landscapes) o el teatro Noh japonés (Kissing the Mask: Beauty, Understatement, and Feminity in Japanese No Theater). Casi nada de todo esto está publicado en castellano.

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para Gloria es un librito que no alcanza las doscientas páginas y que tiene un título muy mal traducido. La falta de mayúscula en el título invita a la sospecha y es que su título original, el bastante más directo Whores for Gloria, orienta mucho más al lector y al mismo tiempo guarda una ambivalencia importante. La ambigüedad del “for” en inglés se pierde con el “para” del castellano. ¿Es para Gloria “this is for you”, o por Gloria “a penny for your thoughts”? No me queda claro si las putas son una ofrenda a Gloria, unas sustitutas de Gloria, o las dos.

Se nos cuenta la historia de Jimmy, un veterano de la guerra de Vietnam que vive en el barrio del Tenderloin de San Francisco. Sólo, sin trabajo (vive de su pensión de guerra), peligrosamente cercano a la heroína y el alcohol, pasa sus días frecuentando a las prostitutas del barrio a las que les pide que le cuenten historias felices de su vida. Después, reconstruye la historia de su Gloria a través de esos relatos, inventando o reinventando a una Gloria que no sabemos si alguna fue real aunque poco importe. 

“Está bien dijo todas esas putas de ahí fuera son para mí pero cada una de ellas tiene algo que dar a Gloria también si puedo descubrir lo que es y ayudar a Gloria como una salpicadura de luz en el océano cuando todo se mueve y se balancea y brilla en el sol así que Dios me ayude ahora porque Gloria es el gigantesco mar en el que nadan todas esas putas marinas; Dios me ayude a dejar de comer de manera que pueda gastarme más dinero de mi subsidio en putas y encontrar lo que necesito encontrar y Dios permita a Gloria acercarse a mí porque de lo que estoy seguro es de que no quiero morir solo.”
Destaca su hálito poético (según José Ángel Barrueco), su prosa ágil y su capacidad para ser visceral sin resultar pornográfico. Ahí están las postillas, las marcas de las agujas, las cervezas a las nueve de la mañana y el olor a rancio del colchón, pero no hay rastros de sentimentalismo. La ternura con la que el personaje principal, Jimmy, evoca a su amada Gloria contrasta con un mundo desprovisto de sueños y esperanzas. Te levantas, comes algo, te pinchas, y haces la calle para sacarte pasta para tener un sitio donde dormir, algo que comer y algo que pincharse, y ahí viene otra vez ese loco viejo de Jimmy con sus historias de su novia imaginaria…

Pero la historia es una trampa, un trapito que el autor nos tiende para atrapar nuestra atención y hablarnos de lo que realmente quiere: la vida de las prostitutas, sus miedos, inquietudes y anhelos, si es que quedan. Y la trampa se descubre fácilmente. Basta con llegar al final del libro y leerse el apéndice: Perfil de la prostituta callejera del Tenderloin. Aquí se nos aclara que el autor ha entrevistado a varias prostitutas callejeras (muy distintas de otras prostitutas, como las que se anuncian en los periódicos, según el propio autor), que tiene sus testimonios por verdaderos, y que en ningún momento trata de victimizarlas. También aclara que las prostitutas travestidas responden a unos patrones diferentes. En las páginas que siguen encontramos, en palabras de las propias prostitutas, varios de los eventos narrados en la novela, lo que nos lleva inmediatamente a leer de nuevo la primera página de para Gloria: 

Más oscuro todavía, por ser ficticio, es lo que viene a continuación. Sin embargo todas las historias de putas aquí contadas son reales.
Al cerrar el libro y contemplar la cubierta, una sólida idea me queda en la mente: por una vez, descubrir la trampa tras el truco no sólo no apaga la magia, sino que la aviva.

PS, esta novela suya fue publicada por Muchnik (ahora El Aleph) a mediados de los noventa y ahora al parecer es muy difícil de encontrar. Yo la guardo antes de devolvérsela a su dueño. He buscado por Internet y he encontrado que aquí, aquí, aquí y aquí ya han leído hace tiempo otra de sus novelas: Europa Central. No dejan de alabarlo. Parece que no queda más remedio que alargar la lista de lectura.

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