jueves, mayo 29, 2008

Sexo, sexo, sexo

Leí hace una semana un reportaje en el dominical de El País sobre el sexo entre los jóvenes españoles. Jóvenes de instituto, menores de edad se entiende. El reportaje empezaba llamando la atención porque las fotos no eran de ser jóvenes españoles, sino que correspondían a un reportaje fotográfico americano. El autor se excusaba en un texto recuadrado aclarando que al estar protegidos por la ley del menor, los adolescentes españoles necesitan del permiso de sus padres para ser retratados, y al ser un reportaje sobre el sexo, ningún padre o madre lo aceptó.

El reportaje, aunque a veces se pierde en casos aislados y excepcionales a los que trata de poner como modelo a seguir, casos de profesores jóvenes y dinámicos que están intentando actuar, sí que acierta en el juicio: el problema no es que los jóvenes se inicien cada vez antes en el sexo, el problema es que los adultos se empeñan en negarlo. Las estadísticas pintan claras y dicen que si nosotros (los nacidos sobre el 82) perdimos la virginidad a los 18, la media ahora puede estar en 15. Dudo mucho de la veracidad de la estadística, pero hay quedan los números.

Si antes me he referido a que los jóvenes se inicien antes en el sexo como un problema no es por puritano. El problema no creo que sea el sexo en sí, sino la falta de información asociada a él. La adolescencia, más que una etapa difícil, es una etapa rara. Te cambia el cuerpo por dentro, por fuera, percibes todo alrededor como diferente, y tiendes a distorsionar la realidad más incluso que en otras etapas de la vida (claro que de esto te das cuenta a tren pasado). El sexo, tal y como viene dado hoy, no hace más que añadir borrones al asunto. Mucho porno, mucho cuerpo de plástico por televisión y mucha telenovela rosa y cursi no son ejemplos del sexo real.

Y parece ser que tantos años de gobierno "progre" no han ayudado mucho. Padres nacidos en democracia, con dos carreras, dos casas y dos coches (algo así dice el reportaje) no son capaces de hablar con sus hijos de la misma forma que sus propios padres ahora abuelos tampoco supieron. Algunos piensan que por dar un condón a sus retoños, o decirles que el embarazo en mi familia no, han solucionado algo; lejos están. La mayoría parece abordar el asunto con el mismo razonamiento aplastante con el que afrontan temas como las drogas, el alcohol o la marginación: a mi hijo eso no le pasa.

Es iluso pensar que hoy en día alguien pueda ser ajeno al sexo, y mucho menos los chavales, bastante más permeables que los adultos a cualquier estímulo externo. Cualquier persona que vea la televisión (y la vemos cerca de cuatro horas de media en este país), o vaya al cine, o escuche música, o navegue por interneeeeee, tiene al sexo paseándosele por delante de las narices constantemente. Es más: viendo la televisión uno "comprende" que el sexo es el valor más importante en la vida. Que nadie se confunda pensando que el atributo más importante (según la TV, la publicidad, el marketing, etc) es el dinero o el poder, porque no lo son. Lo bueno del dinero y del poder es que conducen al sexo. El coche caro, el perfume de moda, o el tenn con bio-alcohol conducen a la maciza, a las piernas de metro y medio, la melena ondulada al viento, las tetas semiesféricas y los orgasmos que parecen cantados por un orfeón.

El músico de moda sale con una negra en bikini frotándosele cual piedra pómez; las estrellas del deporte sacan a pasear macizas recauchutadas; las actrices feas murieron todas en un accidente hace mucho tiempo, en los ochenta probablemente; por supuesto que para el público femenino tenemos la misma réplica. ¿Y alguien se piensa que un chaval va a escapar a esto? Si difícilmente puede escapar una persona más adulta, a la que se le supone más criterio, ¿cómo coño se van a librar de esta marea un chaval cuyos testículos acaban de empezar a trabajar (y encima a tres turnos) y una chica que acaba de "hacerse mujer" y sus tetas cambian cada día?

Así que ahí los tenéis, con quince años y pensando que lo único que hay en la vida es sexo (por cierto que nosotros no es que viviéramos una situación muy distinta precisamente). Y por debajo de tanta teta y tanto abdominal, el verdadero juego: el teléfono ideal, el i-pod que está de moda, los pantalones que molan, el foskitos para gente como tú, los zapatos que te definen y el champú ese multiorgásmico.

En fin, ya desfogué. Mirad como cambia la vida. Hace unos años necesitaba cinco minutos en el baño de forma desesperada, y ahora me basta un post lleno de desdén; that's life I guess. Pero bueno, hablando en serio, resulta triste la manipulación que se hace de los niños a través del sexo; ver como todo el mundo se lava las manos y deja que se conviertan en el blanco nº 1 de una publicidad que perdió los escrúpulos hace tiempo. Es algo que me interesa bastante, ya que enlaza con un tema al que le llevo dando vueltas algún tiempo: la pérdida de la adolescencia. Quizás se trata tan solo de una redefinición de la misma, pero uno tiene la sensación de que el paso de la infancia a una edad adulta es cada día más violento y repentino. Me refiero no al grado de madurez (independiente de la edad, exclusivo de cada individuo), sino a las costumbres asociadas. Los niños se supone que tienen que hacer unas cosas, los adolescentes otras y los adultos otras. Y a mí me parece que cada día se confunden más las costumbres asociadas a adolescentes y adultos.

Y no os asustéis. La que duerme conmigo no está embarazada.

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo voto por que cambies la tipografía y te hagas con el blog de una vez
independizateeee
zambujeirazambujeira!
d.