miércoles, agosto 19, 2009

Bristol & around en 9 pintas

Recogimos el coche de alquiler (signo puretil nº 1), empezamos a circular por la izquierda, cuidado con las rotondas que aquí van al revés. Tras intentar cambiar de marcha un par de veces con la manilla de la puerta, encontré la salida del aeropuerto. Era tarde, así que cenamos en un sitio cualquiera y me tomé la primera pinta en un pub de la misma cadena que el añorado Counting House de Glasgow; un pis y a la cama.

El primer desayuno en el hotel de tres estrellas (y signo puretil nº 2) se compuso de: alubias, tomate gratinado, beicon, salchichas, huevos revueltos, pan frito y café. Me sentí bien recibido.

Llegamos a Oxford y antes de entrar, nos encontramos con una palpable muestra de que los ingleses son una raza superior: el park & ride. ¿Qué ye esto oh? Preguntarase la gente. Fácil niños. Con el objetivo de evitar colapsos en las ciudades por exceso de tráfico, los isleños han creado aparcamientos satélites en las ciudades más importantes (Oxford tenía cinco), y de allí al centro te llevan en autobuses cada diez minutos. La ventaja para el visitante (no sólo había turistas, también mucha gente por trabajo) es que se ahorra pagar el aparcamiento en unos centros urbanos más que caros y aparca por tres euros al día. La ventaja para la ciudad, es que se quita un montón de tráfico. Todos contentos.

Ya en Oxford, tuve que pelear durante todo el día contra dos voces que protestaban dentro de mí. La primera decía “aquí todos son escritores”, y la segunda respondía “pringao, lo único que vas a escribir en tu vida es la lista de la compra”. Voces imaginarias aparte, Oxford no es una ciudad al uso. Al margen de las dos calles comerciales perpendiculares que la cruzan, el núcleo urbano se compone casi exclusivamente de librerías y de colleges. De éstos se puede decir que tienen el aspecto de monasterios paganos; austeros y sobrios pero sin el aura religiosa (y aquí miento un poco, ya que la mayoría de los ellos fueron monasterios en su origen, y todavía conservan las capillas e iglesias. Supongo que me refiero más a sus inquilinos.) La segunda pinta calló en la comida, en un pub de estudiantes, bebedores y turistas. Después siguieron más colegios, o colleges, o monasterios o lo que fueran, pero antes de repetirme mejor os remito a Todas las Almas, la novela en la que Javier Marías fantaseó sobre los dos años que pasó allí.


La tercera y la cuarta de las pintas cayeron antes y durante un concierto de Cornershop en Thekla, un pub bristoliano cuyo continente es un barco. Calculé que la línea de flotación les llegaba por la cintura. El concierto, regulero. Están viejales.


El segundo desayuno se compuso de: alubias, tomate gratinado, beicon, salchichas, huevos revueltos, tostadas con mantequilla y café. Me sentí saciado.

La segunda jornada tocaba piedras. Bien de piedras. Primero paramos en Avebury, círculo de piedras que rodean un pueblo actual de tres casas, y que estaba poblado por una docena de pintores todos sellos sentados en sus taburetes plegables y buscando la inspiración allá en la campiña. La segunda parada fue Stonehenge, que es algo así como Covadonga, pero con ingleses. Al otro lado de la carretera hay un aparcamiento para tropecientos autobuses, y alrededor de las ruinas (ya no dejan pasearse entre ellas) pasean otros tantos turistas, todos con la audioguía al cuello. Lejos queda el romanticismo de los paseos de Corto Maltés o las fiestas de los hippies y new age. La vocecita que me lo explicó todo a la oreja también me contó que las fiestas místicas que se pegaban esta gente en los solsticios de verano de cada año y con la policía abrazándoles han remitido hace tiempo. Se terminó la moda, me cuenta.


La quinta pinta cayó comiendo en Salisbury, el pueblecito más cercano a las ruinas. ¿Y a qué vienen tantas ruinas? Pues parece ser que esta zona de Inglaterra, surcada por los ríos Avon y Támesis, fue muy fértil en asentamientos humanos desde tiempos remotos, y ahí que poco a poco han ido todos dejando sus ruinas. Hay que tener en cuenta que si estuviéramos en Murcia (por poner un ejemplo al azar), las ruinas de cada época se hubiesen convertido en los cimientos de la siguiente, y vete tú ahora a encontrar nada. Estos isleños, que son muy cuidadosos, no consienten que nada se tire, ni manche, ni se caiga. Así cuatro mil quinientos años después te pueden cobrar doce euros por acercarte. Qué tierno.

La sexta pinta la necesité para apagar un pequeño fuego que prendió entre mi paladar y mi muela del juicio inferior derecha.
-¿Quema el crab masala?- pregunté al camarero del restaurante Old India.
-No- respondió.
Obviamente, no en India no significa lo mismo que aquí.

La séptima la bebí en un mítico pub de Bristol, en el que piratas que se dedicaban a traficar con esclavos y a robar dinero a los barcos españoles que venían de las Américas paraban para repostar.

El tercer desayuno se compuso de: alubias, tomate gratinado, beicon, salchichas, huevo a la plancha, tostadas con mantequilla y café. Me sentí fuerte y poderoso.

Bath nos tuvo ocupados buena parte del tercer día. O mejor dicho, los Baños de Bath (Bath’s baths, o Los baños de Baños, o algo así). Resulta que los hombres de una de esas antiguas civilizaciones que se paseó por aquí se hacían llamar romanos, y se dedicaban, entre otras cosas, a montar casas de baños por ahí. Éstos los construyeron tan grandes y les quedaron tan bien, que se siguieron usando hasta nuestros días, lo que ha permitido que las piscinas se conserven intactas (el edificio es otra cosa). Al final tres horas tres, nos pasamos entre ruinas y una vez más, la superior raza inglesa nos mostró un centro de interpretación que ya quisiéramos los trianeros aquí en Itálica. Eso es así.

Volvimos pronto a Bristol, para ver una exposición de Banksy. Uno de los grafiteros más mediáticos del mundo y que, por casualidad, es bristoliano y la ciudad le ha dedicado una extensa exposición en el museo local. Entrada gratuita y una hora de cola (lo prometo), para ver la obra de un tipo que denuncia el consumismo acelerado de nuestro días. Esbozo sonrisa, asiento y continúo. Bueno, no continúo con esto, que algún día escribiré sobre él. Sigo con el viaje, y acabando. Dos pintas más cayeron por la noche, la ocho y la nueve.

El cuarto desayuno se compuso de: alubias, tomate gratinado, beicon, salchichas, huevo frito, tostadas con mantequilla y café. Y me sentí saciado.

Las últimas horas las pasamos paseando por el barrio del hotel, cualquiera querría vivir por allí.

Ya de vuelta en casa, he desayunado un té y una tostada con mantequilla. No hay pintas en los bares.

4 comentarios:

CaesarHec dijo...

"Iron Playu" a Stonehenge ya!!!!!! Covadonga con ingleses??? eso hay que verlo oyistis, creo que hay un camino medieval que sale de Londres....

Por cierto, señor Cocodrilo, tendrá que explicar porqué en la última foto, colgando de la manga derecha de "su" chaqueta (habrá que verificar este punto) aparece un detector de alarmas....

mitrulk dijo...

gran viaje, dicen que stonehenge es uno de los pocos lugares mágicos del mundo (creo que hay estudios sobre un campo magnético terrestre especialmente intenso allí y todo...) cuéntanos sr cocodrilo, sentiste algo especial cerca del círculo de piedras?

y otra pregunta sobre un fenómeno más paranormal todavía; es posible que no vomitaras ni un solo día después de desayunar cantidades tan absurdas de comida?

srcocodrilo dijo...

¿Qué si es mágico? Creo que stonehenge quedó en el tercer puesto en el último campeonato de lugares mágicos del mundo, sólo superado por Wonderland y Neverland (pero la casa de Michael Jackson, y aquí la magia era de otra naturaleza).

La única magia que yo presencié fue ver cómo seis libras se iban de mi bolsillo a la cajita del tipo de la puerta en un abrir y cerrar de ojos, y a cambio me dejaban una audio guía, sí, con un detector de alarmas. Por cierto, sólo eso me separó de poder estar en mi salón el resto de mi vida, sentado cómodamente, bebiendo un buen vino, y re-escuchando una y otra vez la audioguía de stonehenge... malditos.

¿Todo encaja por fin, o... en absoluto?

CaesarHec dijo...

La historia es plausible, lo que no quiere decir verídica.... Gigia&Vilas siguen en el caso, no lo olvide señor Cocodrilo, siguen en el caso....