jueves, abril 22, 2010

ACERCA DE AZUL. Y DE POR QUÉ CASI ME ENAMORO EN MADRID.

Una tarde de sofá y lluvia. Hay una manta, gente, y yo estoy muy cansado, las noches en Madrid siempre son largas. Recuerdo una chica de otro país, aunque no parece que eso sucediera ayer. Un cóctel con vodka y fresas, alguna cerveza y calles empedradas. Mucha gente en los bares, y uno con arena en el suelo. Muy original, la verdad. Me hubiese gustado quitarme los playeros y sentirla entre los dedos de los pies. Menos mal que ya queda poco para el verano, echo de menos la playa y el mar. Ahora que lo pienso, el verano pasado no pude disfrutar de ellos. Por eso los echo tanto de menos.

Creo que me he adormilado otra vez. Vuelvo al sofá y a la manta, y me tapo dejando solamente mis ojos descubiertos. Y se cruzan con otros. Ayer por la tarde había unas gafas. Ahora no hay nada, solo un vacío azul. Muy, muy grande. Me recuerda a un artículo que leí una vez, sobre una luna de un planeta lejano. Parecía un sitio yermo y sin vida, pero resulta que debajo de la superficie hay un océano inmenso. Y quizá vida. Sería bonito ir allí, aunque quizá tardaríamos varios años. En una de esas naves que van acelerando poco a poco; creo que ya lo contaron en ese libro, Tau Cero. No podían frenar y sobrevivían al fin del universo, aunque no tenían con quien compartir sus vivencias. Quizá la palabra sobrevivir pierda sentido en esa situación. Era una de esas cosas tan bellas que dan lástima.

Me he vuelto a adormecer un poco. Pero los ojos son de verdad. Grandes y azules. Y miran un ordenador. Algo sobre una solicitud, una beca. Intercambiamos frases, y Azul se ríe con ganas. Leo algo sobre la España del siglo XVII. Recuerdo que me gusta la historia, aunque casi no tengo tiempo para leer. Creo que ayer le hablé de ello a alguien. Una conversación, en la que yo explico cómo España llegó a ser un gran imperio, y a tener colonias y mucho oro. Y recuerdo explicar por qué odiamos a los franceses. Y que ella lo entiende, así que no hay nada que justificar. Pero es otra ella.

Y eso fue ayer, hoy solamente leo con atención. Lo que ha escrito Azul. Hay otras frases y más conversación, y más carcajadas. Creo que ya no llueve en Madrid, al menos ya no oigo repiquetear. Me encanta ese ruido, cuando suavemente van cayendo las gotas por el cristal de la ventana, como sugiriendo que te quedes en el sofá, tumbado. Que pongas una peli. La última vez que lo hice no me arrepentí. La verdad es que el plan era casi perfecto, realmente cualquiera hubiese pensado que era un suicidio. Y luego te quedas con la indemnización del seguro y con la chica. Pero debe ser verdad que no existe el crimen perfecto. Hay demasiadas cosas que pueden salir mal; un jefe demasiado inteligente, una persona que está en un sitio en el que no debería haber nadie, algo que se te cae en el momento más inoportuno. En fin, aún así quién no ha pensado en intentarlo alguna vez, aunque solo sea por la emoción. Planearlo y ejecutarlo. Y no ser descubierto nunca, no como en esa historia. Yo no, claro.

Me espabilo otra vez. No hay ninguna peli. Solo una página del Frick Museum. Azul sabe mucho de arte, y hablamos del jinete polaco, del Frick, del Metropolitan, y de Nueva York. Azul estaba allí con una beca mientras yo la visitaba el verano pasado. ¿No es increíble?, pienso. Menuda coincidencia. Pero entonces no nos conocimos. No estaba planeado que eso pasara. Así que ahora lo entiendo. Esta tarde me han dejado mirar de reojo algo que pudo haber sido, que quizá hubiese podido pasar, si hubiese entrado en aquella galería que pasé de largo. O si hubiese estado 5 minutos más mirando ese cuadro. Seguro que hubiésemos tropezado. Y hablado sobre mil cosas. Y ahora seríamos inseparables. Seguro. Vivimos en un mar de caos y casualidades, ¿no? El mundo microscópico trasladado a la vida cotidiana. Lo llaman “quantum frenzy”, creo, la locura cuántica. Las partículas subatómicas están tan juntas que se mueven a velocidades endiabladas, en un baile caótico inimaginable supongo. Como nosotros, solo que nos gusta pensar que controlamos lo que nos rodea. Siempre que no miremos por el microscopio, claro.

Abro los ojos otra vez. Y Azul ya no está. Y yo me tengo que ir, porque mi sitio no es ese. Hay que volver a la vida cotidiana, a la rutina, al trabajo diario. Hay muchas cosas que hacer, mucho trabajo, proyectos, la tesis, las clases, artículos, entrenamientos. Me marcho pensando en todo ello, planificando. Es agobiante, pero me gusta. La felicidad es cuestión de instantes, dicen, y este debe ser uno de ellos. Me gusta tener cosas que hacer. Y esta semana tengo una por encima de las demás. Empezar a olvidarme de Azul. Solo han sido unas horas, pero creo que va a ser duro. Habrá que esforzarse. Tendré que llamar otra vez a esa empresa que te borra los recuerdos. Sí, creo que será lo más fácil. ¿O eso era en otra película?

4 comentarios:

Andre dijo...

Sin ánimo de ofender, y por darle un toque de humor, por fin leo algo en este blog que no es una frikada!!!
Me gusta :)

CaesarHec dijo...

Andre,lejos de ofender, halagas.

Muy lindo Miñññ, aunque el término "inseparables" me rechina un poco.

Te voy a comentar algo que he leido, y creo aprendido, hace poco. La razón lleva a la conclusión, pero es la emoción la que genera la acción. Si tienes una esperanza puedes acomodarte en el papel de nostálgico y tierno perdedor o hacer algo mucho más arriesgado... ser optimista, valiente y pasarte al bando del ACTÚA.
"La acción es el gran remedio para frenar la angustia, para ser más libres y detener la corrosión que produce dar y dar vueltas a las preocupaciones". Extracto sacado del primer libro el "catálago nuclear" que pronto os presentaré. Y si fracasas, perdónate y celebralo porque el camino hacia la esperanza, esa emoción que motivó la acción, habrá servido para transformarte, para ahondar en tu r-evolución interior.

Aunque yo me quedo con lo de la choca pumarín ajajjajajaj vaya crak!!

mitrulk dijo...

Sí, halagas más que ofender, me alegro de que te guste

¿Sólo la emoción genera la acción? Yo creía que actuábamos más a menudo guiados por la razón, así que puede que ese sea el error: hay que pasarse al bando del ACTÚA. ¿Para cuando ese catálogo?

srcocodrilo dijo...

Yo también recuerdo un bar con arena, pero no recuerdo nada más. ¿Y la luna? ¿Europa? Eco en mi cerebro y espacio como para atracar un portaaviones.

Me gusta el adjetivo que ha elegido Hec, lindo. Estoy de acuerdo. Y la emoción genera la acción me gusta también. La acción (o la falta de ella) es lo que entra en juego inmediatamente después de que la emoción haya elegido el camino y tiende a arruinar cualquier fantasía planificada al inicio. O no.