lunes, diciembre 03, 2007

Freegan: Strategies for Sustainable Living Beyond Capitalism



¿Habéis oído hablar de los freegans? Quizás vosotros también leísteis el artículo de El País del domingo, sino os cuento… Se trata de un grupo de gente de clase media, en general con formación y una situación socio-económica saludable que, sin embargo, rebuscan en la basura en busca de alimentos. No les empuja la necesidad sino la conciencia, cansados de vivir en la incongruencia que supone las cientos de toneladas de comida que se tiran cada día mientras millones de personas mueren de hambre (y no me refiero sólo a los que se mueren en montañas y desiertos lejanos como diría el añorado líder, sino al llamado cuarto mundo: los pobres entre los ricos, los vagabundos y pobres de solemnidad que no tienen que comer mientras a una manzana de distancia un supermercado tira decenas de kilos de alimentos en perfecto estado).

Pues bien, los freegans regatean las lógicas más elementales del orden establecido y se alimentan de sus sobras, como afirma en el artículo una mujer de 50 años “Lo mío es una decisión consciente: desobedecer la orden de comprar. Es un boicot a la sociedad de consumo. Se gasta en exceso, y eso está matando al planeta. Por eso he minimizado todas mis compras. Los libros son usados, los electrodomésticos los arreglo, la ropa es de mercadillos gratuitos”. Consumir la comida que otros tiran es sólo un eslabón de su desafío global, pero es en el tema de la alimentación del que quiero hablar, según la universidad de Arizona “el 40% de los alimentos que se producen en Estados Unidos acaba en la basura sin pasar por ningún estómago; lo que significa que las familias tiran cada año al estercolero 40.000 millones de dólares. Un escándalo si se tiene en cuenta que hay 852 millones de personas mal nutridas en el mundo, según la FAO, y que dentro de una ciudad como Nueva York, casi dos millones de personas viven por debajo del índice de pobreza, según el censo nacional.” El movimiento friegan nació en los 70 en la costa oeste y ahora cuenta con unos cientos de seguidores en Nueva York, rescatan y consumen cada semana frutas y verduras, yogures, pan, pasta arroz, carne…y acostumbran a invitar a sus cenas a periodistas para que comprueben el perfecto estado de los alimentos, los hay que afirman que el 80% de lo que comen proviene de los contenedores. Si queréis más información: freegan.

¿Y en España? Pues que yo sepa no existe ningún colectivo organizado pero vivir de lo que los demás desechan no es nada nuevo para nosotros. Yo recuerdo un supermercado “Lidl” de Carabanchel por el que solía pasar un par de veces de semana a eso de las 22h y estaba lleno de gente esperando que sacaran los contenedores, inmigrantes, sin techo, ancianos, punkis… El otro día trataron el tema en el programa de documentales de Cuatro “Callejeros” y, si conseguías obviar la forma que tienen los reporteros de interactuar con las realidades que intentan mostrar (en plan complejo de prometeo made in Las Rozas), fue muy interesante. Resultaba duro ver a gente de todo tipo rebuscar en la basura por necesidad, pero lo más insultante fue ver algunas prácticas de los supermercados que rocían los deshechos de lejía o trituran la basura antes de sacarla para que nadie la pueda aprovechar, me recordó una imagen que vi en el telediario de niño, cuando por una superproducción de plátanos los productores tiraron toneladas al mar porque les resultaba más rentable que poner todas las toneladas en el mercado.

Desde luego lo realmente jodido es verte obligado a rebuscar en la basura por necesidad extrema, pero la actitud de los freegan a mi juicio merece el mayor de los respetos, y lo cierto es que yo y Tania nos lo estamos planteando. Obviamente no creo que se convierta en el grueso de nuestra cesta de la compra, pero queremos ir a MercaGranada a “reciclar” parte de lo que allí se tira….si al final lo hacemos podréis al fin llamarme indigente con verdadera razón! Moreno pringao!!!

5 comentarios:

Unknown dijo...

me parece una idea cojonuda esto de los fraguels, a ver si cunde el ejemplo y se desperdicia menos comida, con lo mal que lo pasan los niños pobres de Taramundi

srcocodrilo dijo...

os imagináis a los niños de taramundi a la puerta de la tienda del pueblo esperando a que la tía tire los bollicaos del día anterior???

no sé si tiene algo que ver, pero mi subconsciente la ha generado impulsivamente.

BJ dijo...

"...desobedecer la orden de comprar. Es un boicot a la sociedad de consumo...".

Tampoco creo que haya que recoger la comida de los contenedores para cumplir esta máxima. Los bienes básicos estamos condenados a adquirirlos, entre otras cosas porque si todos esperásemos a que el supermercado sacase la basura esto dejaría de ser una solución. El problema es que si no nos queda mas remedio que gastarnos parte del dinero en nuestra supervivencia, al menos los que mandan deberían poner límitaciones a la especulación en los productos de primera necesidad, cosa que no hacen. No hay mas que ir a hacer la compra para darse cuenta (por la puerta de delante del supermercado, se entiende).

Para mí la verdadera conciencia a adquirir estaría en poder vivir con lo justo y liberarse de falsas necesidades. Si no lo conseguimos lo que ocurrirá es que la mayoría seremos cada vez más pobres y estaremos a merced de unos pocos que nos han sacado el dinero a cambio de objetos inútiles por los que pagamos cantidades exageradas de dinero, o lo que es lo mismo, del rendimiento de nuestro trabajo.

Aunque viendo el actitud de la gente a mi me producen sensaciones encontradas:
Por un lado me entristece, porque esto nunca va a cambiar, pues la gente obtiene satisfacción de hacer ostentación de lo banal, de una forma que ruborizaría a un monarca absolutista del XVIII. Pero por otro lado me produciría una gran satisfacción que todo se fuese al carajo de una puta vez para poder ver a toda esa gente rebuscando entre la mierda para comer, aún sabiendo que yo estaré entre ellos. Porque a través de la suciedad de mi infecto rostro se abríría paso una birllante sonrisa, al comprobar que tenía razón, y por ver como todos esos listillos que un día se creyeron Luis XIV se arremangan un harapiento atuendo que allende fue la última "genialidad" de un homosexual, para llegar a la parte de abajo del vertedero donde se rumorea que está la sustancia más sabrosa...

tardeonunca dijo...

Qué maravillosa sorpresa, cuando pasando por aquí, que ya hacía tiempo, veo este artículo, porque ya en el momento en que lo leí en el Pais por fin descubrí mi nave nodriza: tengo que admitir mi condición de freegan (o mas bien "free" a secas porque esto de no comer carne no hay quien lo consiga) Aún no me ha dado por el reciclaje de víveres, pero echando un ojo a este humilde mini apartamento, todo me lo he sacado de la basura. Atención a La Lista: una mesa, una silla, un armario para los platos,una cómoda de metro y medio con cajones, un tendal, dos sillones-sofá tipo patriarca, 2 impresoras color que funcionan y ... un sofá-cama.
Yo voy más por el sector oficina-menaje-mobiliario que por la agroalimentación, pero manifiesto todo mi apoyo a los hermanos Freegan.
La peña está tonta y tira productos en perfecto estado, sin importarles un carajo si van a acabar estrujaos o no entre espinas de pescao, los hay que sacan sus muebles justo antes de que pase el camión de la basura para bloquear el indiaprovechamiento- eso si, lo de la lejía ni me lo hubiera imaginado...cuanto enfermo mental- Ahora mismo, con los televisores de plasma, uno encuentra más fácilmente tele abandonada que moneda de céntimo oxidada.
El otro día me encontré una minicadena que decía "funciono", pero mi amiga llegó a atraparla antes, y es que entre nosotros los fraguels, también hay competencia por el mercado

srcocodrilo dijo...

Estos freegans me parecen iguales a los okupas. No son la solución a nada (tampoco se presentan como ello), pero sí que son la única respuesta que podemos dar a la sociedad de consumo en materia de bienes básicos. Una estrategia fácil de lucha contra el consumismo es no comprar los productos, pero como bien dice uosdwis, del pan no podemos pasar. Una vez aceptado esto, "Reutilizar" esa comida desperdiciada resulta lógico. Recordad que ese "Reutilizar" pertenece a la regla ambiental de las 3R (Reducir, Reutilizar, Reciclar), con lo que esta gente no sólo actúa contra el consumismo, sino que protege el medio ambiente. No evitan la contaminación, pero si la cantidad de desechos que generamos, y obviamente su impacto es mínimo, pero porque son cuatro. Recordad que en estos casos, lo que importa es el gesto y no la estadística. Esta gente no va a arreglar el mundo, pero son un grito más que alto y claro para quién lo quiera oir.

Decir que es obsceno derrochar comida en occidente cuando en los dos tercios del mundo se mueren de hambre suena ya a cuento para niños, pero curiosamente sigue siendo real, y cada día más.

En cuanto al rechazo que puedan recibir por parte de otros, de manera que intenten evitar el acceso a esa comida, decir que son los mismos que dejan los muebles que Diana quiere justo antes de que pase el camión para que nadie los coja, o los que dicen que los okupas son unos vagos ("que trabajen, como todos!!"). La gente no tiene suficiente con la amargura que les produce su propia vida, y van y encima se fijan en los demás.

Para que os hagáis una idea va lo siguiente. Supongo que habréis oído hablar hará un par de semanas sobre el cierre del local okupa sevillano llamado "Casas Viejas". No sé por qué alcanzaron cobertura nacional, y aunque el edificio lo perdieron (legalmente no tenían nada que hacer) al menos consiguieron hacerse oir un poco. Pues bien, entre los comentarios que surgían al leer esta noticia en la edición digital de El País, mucha gente les reprochaba "a los okupas esos" que en el fondo no eran más que vagos, que no querían trabajar para pagarse una casa donde dormir, y que lo único que hacían era molestar e invadir la propiedad privada de alguien que buenamente la había hecho suya. No penséis que estos comentarios provenían de gentes burguesas, algunos de ellos reclamaban ser curritos pluriempleados encarcelados entre deudas, créditos e hipotecas.

La ironía de esta historia, es que en las Casas Viejas no vivía nadie, sino que era un centro socio-cultural, en el que tenían cabida un montón de organizaciones juveniles y se realizaban cantidad de eventos y proyecciones y cursos y demás. Seguro que algún colgao dormiría allí, pero eso no era la función del lugar.

Al final no entiendo qué sentimiento (será desdén, o envidia) puede mover a gente en apuros, a repudiar a esta otra gente que lo único que hacen es aprovecharse de las incongruencias de nuestros días. Si yo personalmente ni okupo ni reutilizo, es por pereza. He elegido voluntariamente trabajar y tener un sueldo, y ello me permite costearme mis gastos de vivienda y alimentación, además de que el tiempo que me queda libre prefiero gastarlo en otras cosas. De todas formas, estoy de acuerdo con esta gente, cuya actitud tan sólo podría calificar de respuesta lógica.

Por otro lado, miedo me da que ya tengan un sobrenombre y que hayan aparecido en las páginas de un dominical. Este es el primer paso para convertirse en un moda, como bien puedan ser los ipods, los jerseys de cuello alto, o el veraneo en Los Caños. El año pasado en Grenoble, algunos miembros de la morralla española decidieron coger comida de algunos supermercados. Mi desilusión fue enorme al comprobar que la mayoría de los que decían hacerlo, habían ido sólo un día, dudo que hubieran cogido nada, y además eran niños bien, que vivían como niños bien, y tenían sus 250 euracos reservados para costo al mes. Ahí es donde podría empezar el fin de estos nuevos fraguels.