Os advierto que no me importan vuestros irrisorios comentarios. No os quejéis porque es largo, porque no tiene sentido, porque es un ladrillo... soy Álvaro, estoy desatado y os meteré la verdad por el orto si es la única manera. Ala, a cascala (parte I):
El escritor de Los Invisibles, Grant Morrison, escocés, activista de los derechos de los animales, budista/hinduista/gnóstico zen, mago del caos, politoxicómano y moderno como ninguno, recomendaba a los lectores quemar su cómic después de leerlo.
Después de todo, dice,
hay muchos cómics que leer. Y seguramente el recuerdo que deje tras de sí será mucho mejor que la obra en sí. En verdad es una cómic pop: efímero, fuertemente enraizado en un lugar y un momento y por tanto condenado a quedar en muchos aspectos rápidamente desfasado, terriblemente referencial y arquetípico, un refrito de muchos elementos de una cultura juvenil, dominada por las tendencias y los medios de comunicación de masas.
La cruz a esa cara de Los Invisibles son sus aspiraciones de obra total. Es un resumen de todas las obsesiones, los vicios y las aportaciones al medio de este escritor. Es una obra masiva, y en ella se suceden secuencias completamente incomprensibles, momentos absurdos, surrealismo y psicodelia; pero también persecuciones, tortura, una buena cantidad de disparos y bombas, metaficción, realismo, ciencia-ficción, viajes a realidades ocultas, sexo tántrico, sexo octogenario y sexo cañí. Hay dos buenas docenas de personajes con un papel importante; todos, los directamente relacionados con la trama principal, los de historias que son meras digresiones de ésta y los que son sólo símbolos para las ideas de Morrison aportan cosas diferentes a la historia. No son imprescindibles para la comprensión de la misma, pues no se trata de un todo cohesivo con múltiples facetas: es un cómic sobre la realidad con mayúsculas, y para reflejar esto su complejidad debe acabar superando la estructura, la coherencia, el ritmo… y se arriesga a superar la paciencia del lector. Lo importante del mismo planteamiento de Los Invisibles es que sea a la vez una historia y una plataforma para todo esto.
Así pues, no es el cómic más perfecto de su autor, desde luego no es el más equilibrado y probablemente no sea el mejor, pero de alguna manera toda su obra anterior se revela como pasos hacia ésta, la culminación. Hay que tener en cuenta que el currículum de este señor es amplísimo: obras primerizas en el Reino Unido (Zenith, Las aventuras del joven Hitler), ayudó a sentar las bases del cómic de superhéroes adulto (Doom Patrol, Animal Man), escribió la que aún hoy es la novela gráfica más vendida en USA (Arkham Asylum, una de Batman) y relanzó la Liga de la Justicia, que aun pareciéndome lo más flojo suyo es la influencia clara de los grandes éxitos del cómic americano de los últimos años (The Authority, Ultimates, New Avengers). No hay tampoco que escarbar mucho para encontrar paralelismos entre Los Invisibles y Matrix, y aunque me parece que la mayoría se deben a beber de las mismas fuentes (misma cultura, mismo momento histórico, mismos temas de fondo), hay parecidos de traca.
Que nadie se lleve a engaños, es lo opuesto de una obra sencilla. Una contradicción constante, aspira a la revelación de grandes verdades siendo oscura e impenetrable. Con frecuencia es caprichosamente críptica, y si no os he desanimado diciendo que es un cómic o con una introducción interminable, seguramente lo acabo de lograr con esta descripción. Nadie dijo que los Invisibles, la vida, los sudokus o la verdad fueran fáciles, sólo que merecen la pena.
Por cierto, el cómic también es un acto de magia. Eso, para mañana.
2 comentarios:
"No son imprescindibles para la comprensión de la misma, pues no se trata de un todo cohesivo con múltiples facetas: es un cómic sobre la realidad con mayúsculas, y para reflejar esto su complejidad debe acabar superando la estructura, la coherencia, el ritmo… y se arriesga a superar la paciencia del lector."
vaya frasecita... ehhh, no, que leas el post anterior y tal...
Jaja, pensé que ésta iba a colar. Lo de las facetas y con mayúsculas se me ocurrió y era demasiado bueno para dejarlo pasar, suenan muy a expresiones típicamente usadas en un comentario sesudo ¿no? Aún así, ahora veo que metiendo lo de la paciencia del lector me arriesgué demasiado y quizás me pasé de listo.
De todas maneras con la introducción ya me cansé de escribir así, el resto (lo que llevo hasta el momento) es más... bueno, digamos que más alvariense.
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