miércoles, junio 17, 2009

Selmana 2: Avalon en casa, la casa na viesca, la viesca lloooooñe – 3 de 3

Veo... la luz al final del tunel

Mercando en el final del mundo

No iba a ser aquella mi única parada de compras a lo largo del día. Ahora que tenía casa, ahora que me había hecho con utensilios de cocina, ahora que había asegurado la continuidad de mi enviciamiento con el Civilización y tenía comida para el alma friki… necesitaba comida para el cuerpo.
Previsor que es uno, me dio la cabeza para buscar en Google Maps los dos Wegmans más próximos y cómo ir allí el Viernes, cuando aún tenía Internet. Así que, autobús a Fayette/Salina, transbordo a una linea con dirección Shop City, nombre tentador. Wegmans es un supermercado de alimentación, productos de limpieza y lotería (¿?) Diferencias con un hiper español, varias. Por supuesto, la selección de productos: faltan yogures, fiambres, muuuuuucho queso, aceitunas, aceite, la pescadería y más variedad de frutas y verduras; a cambio, larguísimos estantes de snacks, bebidas, comidas precocinadas y enlatadas y una muy apetecible sección de comida preparada para llevar. Es notable también la esquizofrenia de este país en cuanto a dieta: las raciones son enormes, los paquetes son siempre comparativamente mayores, abunda la comida basura y los refrescos; pero esta plagado de productos orgánicos, de alimentos light, de mercados de la granja y de obsesos de la buena alimentación, de los que comen con la hoja de excel de las calorías al lado. Por último, las marcas blancas no son necesariamente las más baratas, ni mucho menos. Si os fijáis, el énfasis en casi todos los anuncios de super/hipermercado en España está en el precio y el ahorro. Wegmans recalca mucho más que si son sanos, que si son naturales y no sé qué más… estoy pensando que quizás es un supermercado para chalados de la salud, me da que yo voy a ser mucho más del Walmarty cosas así.
Ya sabéis que, cuando busca su cilantro, el tito Avalon no se para en tonterías como pensar en distancias, preguntar por líneas de autobús o pedir consejo a la gente que lleva viviendo en la ciudad más tiempo que él. Sencillamente agarra sus bolsas y actúa, un pie detrás de otro, hasta lograr sus objetivos. Es por ello que decidí ir al Wegmans de, por escoger un simil adecuado, Tremañes. Es por ello que cogí una línea de autobús que pasa cada 75 minutos. Es por ello que hice una compra como Dios manda, con mi galón de leche, mis 3 kg de hidratos de carbono, mi fruta y mi verdura y mis latas, y decidí meterla en mi equipaje de mano, que tiene rueditas pero no motor. Y es por ello que de pronto me encontré volviendo por un barrio, digamos, del extrarradio. Imágenes volvían a mi mente de la parte norte de Bruselas. Casas hechas polvo, gente muy obesa, rednecks de ranchera. De la que volvía era el único blanco del bus, claro, pero al hacer transbordo… pálido como la leche, sentado en la parte delantera del autobús y agarrado al volante. Controlé mi asombro y no escupí en la camiseta para frotarle la cara y ver si era maquillaje: por estadística me tenía que tocar algún conductor blanco. Ahora, a quemar bonobús y encontrar un asiático.
Un fin de semana después, tenía casa, cama, toalla, pelapatatas, sartén, tebeos, un par de libros, corriente, agua caliente y lentejas. Había conocido el transporte público siracuseño, había visto un hipermercado, un mall, el norte y el este de la ciudad y, brevemente, su centro urbano. Estaba empezando a aposentarme, estaba cagado de miedo en una casa enorme y vacía para mí sólo y en 24 horas volvería a estar comunicado con el mundo vía Caleya de la Información. Había despensa, había cena. Escuche con atención. Esa bendita alarma: “TOOOOOOODOOOOOOOOOOOO VAAAAAAAAA BIEEEEEEEEEEEEENNNNNNNN”
Y si me da la cabeza y el tiempo, si los hados son propicios, si me acuerdo y si sois buenos, prometo completar la semana perdida en algún momento de la siguiente. Si no surge nada más interesante que la postergue, claro. A modo de teser, en próximos capítulos:
  • Mis problemas con los enchufes
  • Un tour general por el campus
  • Los cien usos de una barbacoa
  • Guía de las hermandades universitarias de Syracuse (bueno, más bien fotos de las letras que adornan las fachadas. Mi favorita, ΔΔΔ; ¿alguien se anima con un chiste de cálculo?)

Epílogo

Aunque ya pertenece a otra semana, el lunes al fin di con un supermercado cerca de casa. Bastante parecido al Wegmans de Pumarin ataca, a 20 minutos a pie. No os aburro más con la historia, podéis leer la entrada de Mi viaje al Tormes en busca de cilantro y la parte del trayecto por la carretera nacional resume bastante bien la experiencia. Creo que se acabó experimentar, a partir de ahora va a ser todo ese sitio y el kwik-e-mart de detrás de mi casa.

4 comentarios:

mitrulk dijo...

creo que hay una pregunta que todos nos estamos haciendo, sobre todo los que vamos a vivir allí en los próximos meses: ¿qué pasa con la fruta?

No me mientas avalon, puedes correr pero no puedes volar...

por cierto, yo ya llevo los adaptadores de enchufe, de algo valen tantos años de electrónica PRINGAOOOOOOO

a cuidarse!

Álvaro dijo...

Ehem, tantos años de electrónica (antes, a hacer mesas se le llamaba como mucho ebanistería, pero bueno) van a servirme de mucho cuando pases por aquí, porque mi triturador de basura dejó de funcionar ayer. Hace un ruidín agudo raro, como... como... no sé, imagínate a berto poniendo una cara de las suyas y haciendo un ruidín agudo raro.
Fruta, ¿eh? JE. JEJE. JEJEJEEEEEEEEEEEEEEE.

No, en serio. En los supermercados hay. Fichados, a estas alturas del año: melocotones, nectarinas, kiwis, toronjas, ciruelas y fresas. Alguna cereza. Muchas sandías. Y las inevitables peras, manzanas y plátanos. Respira tranquilo.
¿El precio? Pues caro, aunque teniendo el cambio €/$ como está ahora no sale mucho peor que comprar fruta, por ejemplo, en El Arbol, o un super de barrio caro.
He dicho

mitrulk dijo...

respecto al triturador, te aconsejo que cierres los ojos, te relajes y metas la mano a ver qué pasa.

Esto se llama método científico. Si quieres, puedes contratar a un becario para que meta la mano por tí. O todavía mejor, ese becario podría ser Bert. Piénsatelo.

Mañana pisaré suelo Americano, espérame con los brazos abiertos!!

Álvaro dijo...

Disfruta mientras puedas. Yo ya tengo unos paquetes postales rellenitos de Antrax, cocaína y uranio preparados para enviártelos a Boulder, con remite de Osama Bin Laden, así que vete preparando el DS-2039 (formulario de deportación forzosa).
¡Suerte con el avión y las aduanas!