El (cantidad de materia que contiene el número de Avogadro de partículas) Carousel
Me comentaron que por aquí “cerca” había un super, así que en cuanto me desperté (aquí se despierta uno con las gallinas, todavía no han descubierto conceptos genuinamente españoles como la persiana, la cortina gruesa o dormir hasta tarde los fines de semana) me marché a dar una vuelta. Un bloque en la dirección que –supuestamente- me habían indicado y la carretera giró a la derecha. Imposible seguir las cinco manzanas que me habían dicho, así que, como se diría en inglés, me divertí a la derecha.No voy a entrar en detalles, baste recordar mi sentido de la orientación, que no tenía nada mejor que hacer y que todas las casas son parecidas por aquí. Supermercado no encontré, pero sí un campo de fútbol/béisbol y una iglesia con un crucifijo tamaño Valle de los Caídos. Sigo sin entender esta obsesión por las casas de madera. Incluso las más nuevas, las más curiosas o las de más pasta –se reconocen no por la calidad del coche aparcado delante, sino porque tienen dos o tres- tiene cierto aspecto avejentado, malcurioso. Hay dos o tres de ladrillo, con un aspecto generalmente mucho mejor. Rumiando esta reflexión volví a casa. Plan B: saqué los planos de autobús, sincronicé la hora, cojí dos bolsas y un montón de cuartos de dólar y me lancé a la aventura.
El transporte público de Syracuse tiene fama de ser uno de los mejores de EEUU. En algunos autocares, entre anuncios de spas y alitas de pollo, se cuela una placa de Centro, la compañía de transportes local: “Mejor transporte en una ciudad de tamaño medio de EEUU, 2006”. Al menos aquí dicen quién dio el premio. De cualquier modo, lo que en EEUU se considera lo mejor puede ser mediocre en Europa y viceversa: ni las culturas ni las magnitudes son comparables. En pocas ciudades españolas se consideraría de recibo que los autobuses pasen con frecuencias superiores a la hora, dentro de la zona urbana, o que en el campus universitario, con los dos hospitales grandes de la ciudad, no estuvieran pasando cada poco. Desde luego, olvídate de carteles informativos sobre frecuencia y tiempo de espera, o incluso de planos de líneas mínimamente claros. Pero, como dice aquel, ye lo qu’hai, y al menos los autobuses son decentes, con aire acondicionado, rampa para minusválidos, derecho a transbordo durante 2 horas y micrófono para los conductores, aunque se empeñen en dejarse la garganta a glayíos. Ah, y hay conductores y conductoras en casi igual proporción, y en abrumadora mayoría negros. Tras 20 minutos de espera y 15 de trayecto aterricé en el centro neurálgico de los transportes siracuseños, cruce de Lafayette con Salina, y sus cuatro marquesinas para cuatro aceras. Otros 15 minutos y me recoge el autobús camino a Carousel, el mall para ella y para él.
Carousel ha sido escogido uno de los mejores malls de américa, y sí, yo también me pregunto que rollo tiene esta gente con estar en lo alto de las listas. Ciudad de modernos. En cualquier caso, es un mall más, del estilo de Parque Principado: alargado, en medio de un polígono, lleno de tiendas de ropa y de gente que parece ir a pasar el día allí. Algo que lo diferencia de los centros comerciales tipical spanish es la ausencia de un hipermercado donde se pueda comprar arroz, pan o Pato WC. Ignoro si tienen algo de esto en un edificio anexo, tipo Media Markt o Ikea. También tiene un número sorprendentemente bajo de sitios de comida (basura, se sobreentiende), faltando incluso el casi obligatorio lugar que concentra olores de siete chigres adyacentes, a cada cual más grasoso.

Conseguido esto, pude dedicarme a dar una vuelta y distraerme. O puede que eso lo hiciera antes. Ehhhhhhh no vi ningún Zara intentando vender como ropa de grandes diseñadores lo que en España son los harapos de cada día, supongo que Syracuse no es tan importante. Somos dignos, sin embargo, de una tienda de chocolate Lindt, vendiéndolo como un chocolate de importación de la hostia. Seguro que la mayoría era chocolate blanco. También vi un buen puñado de tiendas de videojuegos, una de ellas con bastante sentido del humor, al contrario que la dirección del mall, con su política antijuvenil :-o

- Umbrella Academy (buenísimo)
- Stray Toasters de Sinkiewicz (no leído, ni sabía que lo habían reeditado)
- TPB de Daredevil de Bluesbraker y Lark (penúltimo, creo: cojonudo).

continuará... (y finalizará, incluso)
3 comentarios:
Si los autobuses pasan cada más de un ahora cómo puede ser que en los dos casos no tuvieras que esperar más de 15 minutos?¿? Esto rompe gran parte de las leyes de probabilidad, jejej.
Por cierto no había un planeta en Star Wars que se llamaba Corusel o algo parecido?
Cuídate!
Tienes que considerar los buses de vuelta como sucesos independientes con su frecuencia, pero los de ida a menudo comparten una parte del recorrido. Así que si tu punto de partida (o llegada del primer bus) cae en la "esfera de trayectos comunes" la probabilidad de que cojas uno debe de ser una suma, o algo así.
A la vuelta... probabilidad de toda la vida, pero con un dado de 20.
El Borders habíalo a punta pala en Glasgow. Lo mejor es que solían ir acompañados de un starbucks, te lo llenaban todo de sofás, y te podías leer cualquier cosa (sobre todo periódicos, que tenían a esgaya y de cualquier país) el tiempo que quisieras. Nada que ver con los putos gabachos leyendo tebeos belgas en el suelo de la fnac, de forma que tenías que pisarlos (ya ves tú qué problema) para ver las estanterías).
Por otro lado, no sé cómo ha aparecido un Superman All star en la mesita de noche de mi habitación gijonesa. Tiene tu nombre pero I might as well erase it.
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