lunes, junio 15, 2009

Selmana 2: Avalon en casa, la casa na viesca, la viesca lloooooñe – 1 de 3

Con cierto retraso llega la segunda entrega de esta crónica. ¿Cómo? ¿Qué? ¿Semana 2? Pero la última no fue-- Sí, de acuerdo, me gustan más los pares o esta semana fue más interesante, escoged la explicación que más os guste. ¿Acaso llegasteis a creer que el orden cronológico tenía la más mínima importancia? De ser así, ¿llegasteis también a creer que vuestra opinión tenía la más mínima importancia? Venga, va, este post tricéfalo va dedicado a los que me pidieron que abreviara. Y el de mañana también. Y el de pasado. MUAJUAJUAAAA.

Comiéndome el MUJA


Y llegó el Jueves, tradicional día de mudanzas en este lado del atlántico, así que a la hora de comer (española) partí raudo con el estómago vacío, para no caer en la tentación de entretenerme, hacia la que iba a convertirse en mi morada.
El 1029 de Ackerman Avenue, Syracuse, NY –de ahora en adelante llamado “casa”, podéis investigar los alrededores en Google Maps- es una típica casa de madera modelo noreste estadounidense, sito en una típica vecindad estadounideste. Mexplico: casa de madera, paredes recubiertas, a falta de una palabra mejor, de “tejas” pintadas, ventanas de hojas correderas verticales con mosquiteras, porche delantero, cocina con suelo de madera pero escalera con moqueta, con papel pintado de gustoso gusto aunque mejor que el que hay en los baños, y lo más americano de todo: alarmas antiincendios y antifumadores. Dejemos la descripción para más tarde, más que nada porque no me fije demasiado: cuatro paredes, un techo, y di el “Sí, quiero”. Gracioso el contraste entre la madre –todo organización, mueve muebles, vamos al Walmart, el lunes vienen los del cable, firma el contrato- y el hijo, que ya estaba pensando cómo usar el porche como laboratorio para hacer moscas (de las de pescar truchas).
Allí les dejé contando todo mi dinero en metálico, mientras me iba al laboratorio, con el plan de mudarme por la tarde. Craso error: a las 7 de la tarde se abrieron los cielos y encima había un señor con incontinencia urinaria recién salido de un Biergarten bávaro. Con las alcantarillas en modo geiser me marche con mi jefe de aquí y su familia a… bueno, ¿qué vas a hacer a esas horas? ¿Mudarte? No: comer costillas, claro.
El Dinosaur Bar-B-Q es un antiguo bar de moteros, y digo antiguo porque se hayan desplazados a la terraza o comedero de apio, que tiene como dos mesas y no es muy agradable en días de lluvia. Tiene la distinción de haber sido escogido el mejor local de costillas de todo EEUU en alguna encuesta, supongo que de los autores de “Cillit Bang producto del año” y otras cuestiones peregrinas. En el interior, junto con una atmósfera de esas que rara vez se encuentra en un restaurante español (limpia y respirable), lo que podéis imaginaros de un restaurante americano, americano. Sí, anuncios de neón naranja. Sí, cosas relacionadas con deportes raros (beisbol, fútbol americano, lacrosse… ¿dónde está mi curling?). Sí, camareras de mediana edad que te responden cosas como “¡Espléndido, cariño!” (No, no existe la opción de que si escoges el plato erroneo te miren decepcionadas y te digan “Espantoso, lamentable hi-jo-de-pu-ta”). Sí, una carta basada en permutaciones de pollo, costillas de gochu y ternera, no aclaran qué parte, multiplicado todo ello por ¼, ½ o 1. Si, guarniciones como patatas machacadas, que NO puré, una especie de pasta de frijoles, las inevitables patatas fritas y algunas más inesperadas como ensalada (¿qué mas da de qué era la ensalada? ENSALADA. En un local de COSTILLAS. ¿Eiñññ?). Todo con salsa barbacoa, la única sustancia además del superglue capaz de unir índice y pulgar de manera inexorable. Ah, y 50 cervezas para escoger.
Mención especial para la atención al cliente, a su lado la sidrería más cutroncia es un fino restaurante francés. De entrada les das el nombre y te dicen que esperes, no te sugieren que en la barra porque a lo mejor te fusionas con los tegumentos de la gente a tu alrededor y luego no puedes despegarte. Creo que algunos clientes llevan allí desde la guerra de secesión. Por supuesto te llaman por megafonía, poco elegante pero práctico en un local donde el grito y no el fonema es la únidad básica de comunicación. Cuando estábamos acabando la megafonía también nos recordó, y no traduzco diréctamente sino que parafraseo con fidelidad, que para la sobremesa y la charlita estaba nuestra puta casa, aquí se viene a comer, así que safando pero YA. En fin, metimos los restos en un tuper -sus restos, yo estaba representando a toda España y no podía fallar, de hecho sentía como me gritaban “¡COME, COME!” mientras trabajaba en pos de una obstrucción intestinal- y rodamos fuera.
Conclusión: buenas costillas, pollo y ternera decentes, la cerveza cojonuda y el ambiente… bueno, a mi me pareció muy simpático y genuino, teniendo en cuenta que llevaba desde mi llegada comiendo en locales con nombes como Aladdin’s, King David o Sub Pita. A donde fueres, y todo eso.

El hombre en el castillo


Al día siguiente empaqueté mis cosas, confirmé que la masa era constante pero el volumen evidentemente mayor, me despedí y me mudé. Sí, vivo a 5 minutos del jefe, 15 de la universidad y como 3 días a camello de cualquier cosa semejante a civilización, por ejemplo, tiendas. Cabe aclarar que este alojamiento es, en el mejor de los casos, temporal, dado que aquí el semestre empieza a principios de Septiembre y no hay suficiente espacio en esta habitación para su legítimo inquilino y yo. ¿Qué haré entonces? Ahí dejo la pregunta, para el debate.
La casa tiene dos pisos, convertidos en sendas viviendas independientes, y un desván, de acceso prohibido. Imagino hermanos salvajes encadenados, devorando colas de sardina, y todos sabemos lo que dicen de la realidad, que supera a la ficción... En la planta inferior de momento vive una chica, ehh, grande. Nombre en código: Jenny. Propongo considerarlo apellido y adjudicar, arbitrariamente, el nombre de pila “La”. Compartimos lavadora, secadora y sótano. El sótano es un lugar fascinante, daría para un post entero. Allí podemos ver que la casa, como yo pensaba, está sujeta por unos pilares de madera y que algunos tienen grietas. Sí, los americanos nos llevan tantos años de ventaja que se han salido de la pantalla y han aparecido 200 años atrás, antes de la invención del hormigon. También se vive una buena simulación de lo que debe de ser vivir en la planta baja y tenerme caminando por encima todos los días: Ñññiec, ñññiec, ññññiecccc. Tengo visiones que nunca viví de Berto en Canada, charlando con un indio borracho. Hay una puerta que lleva a una cochera con un coche de los antiguos lleno de polvo, y un cuarto que no me atrevo a abrir. En fin, pasaría horas en el sótano si no fuera también el antro de Ella-laraña y su simpática prole, así que tendrá que bastar con una visita a la semana.
La casa, MI casa, es grande y bastante decente. Este tipo de edificios son en su mayoría de primera mitad del siglo XX, pero este está reformado hará unos veinte o treinta años, reformas “menores” aparte. Tengo un salón enorme, vacío y al que nadie se le ocurrió adosarle una fuente de luz en el techo. Da a una gran terraza, que obviamente se ve desde fuera pero que mi cabeza no fue capaz de relacionar con la distribución de las habitaciones hasta el segundo día. Hay un cuarto intermedio, vacío obviamente –aquí la norma es casas completamente sin amueblar- con el que se comunica el salón mediante un hueco/marco redondeado en su parte superior. Cada vez que paso por debajo miro mis manos para ver si tengo cuatro dedos y la piel amarilla. La cocina tiene un precioso papel pintado y suelo de madera, lo que debe de ser muy práctico si apenas la usas para cocinar. Eso sí, la nevera es grande de cojones. Cocina eléctrica, con horno, horno suplementario –no, yo tampoco sé lo que es- y plancha. Mi madre, que complejidad. No, no hay microondas, pero sí triturador de basuras. ¡Yuhuuuuu!
Hay un total de tres dormitorios, dos de los cuales dan a una terraza trasera cubierta –con mosquiteras, claro- y un baño, de nuevo con papel de pared preciosísimo en vez de, no sé, azulejos. Al menos el suelo tiene losetas y no moqueta. En todas las habitaciones hay unas extrañas rejillas cuadradas en las paredes, me aseguran que son para la calefacción pero yo no dejo de imaginarme gas anestésico saliendo de ellas para poder cargarnos con tranquilidad en el camión con destino al mercado de órganos. La mía es la única que está parcialmente amueblada. Tengo una cómoda taaaaaaan bonita, Dios, las palabras no le hacen justicia. Merece una foto.
Listo. Ya estoy instalado. Tengo una escoba, papel higiénico, cubiertos, platos y vasos, y una pizza en la nevera. Quizás ha llegado el momento de hacer algo de compra.

Continuará...

6 comentarios:

CaesarHec dijo...

Álvaro, me llena de orgullo y satisfacción que dejaras el pabellón patrio bien alto comiendo costillas. Ahora que hordas de garrulos salen a la calle con sus camisetas de la selección y se enorgullecen de vencer a selecciones de octava fila, yo porto orgulloso mi estandarte con una fotografía tuya engullendo grasa y bebiendo cerveza. Cibeles allá voy....
Lo único que me extrañó de tu relato es que no hubiera en el local un campeón nacional al que retar, matar y sustituir al volante de su camión. Supongo que a veces funcionamos con estereotipos....

Espero y deseo que BLA, BLA, BLA... te digo lo mismo que a Miññññ, lo olvidéis que la estancia es ante todo la oportunidad de hacer un Master de pechos operados, a vuestra vuelta quiero una memoria de las prácticas....

Rosulus dijo...

Hey alvarito, como asi que la casa tiene 3 hab y cuando llegue el inquilino no hay espacio? necesita 3 cuartos? bueno ya tendras tiempo de buscar algo mas! Mas fotos de la casa!!!

Álvaro dijo...

Fácil: habrá 3 inquilinos. O sea, el tío vendrá y se buscará dos amigos, o los tendrá buscados ya. De cualquier modo me voy a la fría y solitaria calle... sniff...

Álvaro dijo...

Hec, recuerda que los estereotipos no son malos, mientras utilices el círculo hermético para guardar fiambre en la nevera y ser consciente de ellos.
Por cierto, que lo de las americanas siliconadas debe de ser cierto en Califoooooorniaaaaaaa. Aquí sólo hay indias y chinas, que no son famosas por sus implantes mamarios. Supongo que pasa como en Charromanca en verano, que la fauna autóctona (estudiantes) se ve desplazada por una estacional (estudiantes de idiomas y de posgrado)

srcocodrilo dijo...

Esa consola perteneció a Harry Potter lo menos.

O al menos al Harry Potter que habitó en el lejano Oeste...

Anónimo dijo...

¿tenéis una gruta con musgo, piedras grandes y cintas junto a la escalera?
!me encanta tu casa!
delia