martes, junio 16, 2009

Selmana 2: Avalon en casa, la casa na viesca, la viesca lloooooñe – 2 de 3

seguimoooooooooooooooooooooooooos

El (cantidad de materia que contiene el número de Avogadro de partículas) Carousel

Me comentaron que por aquí “cerca” había un super, así que en cuanto me desperté (aquí se despierta uno con las gallinas, todavía no han descubierto conceptos genuinamente españoles como la persiana, la cortina gruesa o dormir hasta tarde los fines de semana) me marché a dar una vuelta. Un bloque en la dirección que –supuestamente- me habían indicado y la carretera giró a la derecha. Imposible seguir las cinco manzanas que me habían dicho, así que, como se diría en inglés, me divertí a la derecha.
No voy a entrar en detalles, baste recordar mi sentido de la orientación, que no tenía nada mejor que hacer y que todas las casas son parecidas por aquí. Supermercado no encontré, pero sí un campo de fútbol/béisbol y una iglesia con un crucifijo tamaño Valle de los Caídos. Sigo sin entender esta obsesión por las casas de madera. Incluso las más nuevas, las más curiosas o las de más pasta –se reconocen no por la calidad del coche aparcado delante, sino porque tienen dos o tres- tiene cierto aspecto avejentado, malcurioso. Hay dos o tres de ladrillo, con un aspecto generalmente mucho mejor. Rumiando esta reflexión volví a casa. Plan B: saqué los planos de autobús, sincronicé la hora, cojí dos bolsas y un montón de cuartos de dólar y me lancé a la aventura.
El transporte público de Syracuse tiene fama de ser uno de los mejores de EEUU. En algunos autocares, entre anuncios de spas y alitas de pollo, se cuela una placa de Centro, la compañía de transportes local: “Mejor transporte en una ciudad de tamaño medio de EEUU, 2006”. Al menos aquí dicen quién dio el premio. De cualquier modo, lo que en EEUU se considera lo mejor puede ser mediocre en Europa y viceversa: ni las culturas ni las magnitudes son comparables. En pocas ciudades españolas se consideraría de recibo que los autobuses pasen con frecuencias superiores a la hora, dentro de la zona urbana, o que en el campus universitario, con los dos hospitales grandes de la ciudad, no estuvieran pasando cada poco. Desde luego, olvídate de carteles informativos sobre frecuencia y tiempo de espera, o incluso de planos de líneas mínimamente claros. Pero, como dice aquel, ye lo qu’hai, y al menos los autobuses son decentes, con aire acondicionado, rampa para minusválidos, derecho a transbordo durante 2 horas y micrófono para los conductores, aunque se empeñen en dejarse la garganta a glayíos. Ah, y hay conductores y conductoras en casi igual proporción, y en abrumadora mayoría negros. Tras 20 minutos de espera y 15 de trayecto aterricé en el centro neurálgico de los transportes siracuseños, cruce de Lafayette con Salina, y sus cuatro marquesinas para cuatro aceras. Otros 15 minutos y me recoge el autobús camino a Carousel, el mall para ella y para él.
Carousel ha sido escogido uno de los mejores malls de américa, y sí, yo también me pregunto que rollo tiene esta gente con estar en lo alto de las listas. Ciudad de modernos. En cualquier caso, es un mall más, del estilo de Parque Principado: alargado, en medio de un polígono, lleno de tiendas de ropa y de gente que parece ir a pasar el día allí. Algo que lo diferencia de los centros comerciales tipical spanish es la ausencia de un hipermercado donde se pueda comprar arroz, pan o Pato WC. Ignoro si tienen algo de esto en un edificio anexo, tipo Media Markt o Ikea. También tiene un número sorprendentemente bajo de sitios de comida (basura, se sobreentiende), faltando incluso el casi obligatorio lugar que concentra olores de siete chigres adyacentes, a cada cual más grasoso.
Foto escort agreementPor supuesto yo no iba a pasar el día. No porque tuviera mejores cosas que hacer, sino porque era un hombre con una misión: conseguir un adaptador para el enchufe. No un convertidor de voltaje, esos cuestan un huevo y parte del otro, y la mayor parte de los convertidores de ordenador, cámara de fotos, móvil, etc. ya admiten por si mismos 100-240V 50-60 Hz (Miñññ, ya me explicarás que coño es la frecuencia de la electricidad). Lo que necesito es un ladrón con las patitas de metal planas, para meter en los enchufes americanos, con su cara de fantasma asustado, y agujeros que acepten los enchufes europeos, esos mamuts del mundo de la electricidad. La solución: un establecimiento llamado Radio Shack que lo mismo vendía teléfonos móviles, ipods, enchufes, cables y cacharrería varia. Como la ferretería San Lorenzo, más aseada y en medio de un centro comercial. Un oasis en medio de un desierto de trapitos.
Conseguido esto, pude dedicarme a dar una vuelta y distraerme. O puede que eso lo hiciera antes. Ehhhhhhh no vi ningún Zara intentando vender como ropa de grandes diseñadores lo que en España son los harapos de cada día, supongo que Syracuse no es tan importante. Somos dignos, sin embargo, de una tienda de chocolate Lindt, vendiéndolo como un chocolate de importación de la hostia. Seguro que la mayoría era chocolate blanco. También vi un buen puñado de tiendas de videojuegos, una de ellas con bastante sentido del humor, al contrario que la dirección del mall, con su política antijuvenil :-o
En un extremo encontré la obligatoria librería, una cadena llamada Borders. Dos plantas, dos estantes como el de la foto llenos de ciencia ficción, un buen surtido de novelas gráficas, un expositor con tebeos de grapa (y bien completo: no me canto la ausencia de nada de Marvel o DC, y había algo de Archie, Image y Dark Horse) y una sección enorrrrrrrrrrme de manga. Eso sí, todo Narutos, One Pieces y semejantes, que nadie descorche el champán. De hecho me da la impresión que se publica más Seinen en España. Cambié de planta y al otro extremo me topé con algo que se veía venir: la tienda friki, AKA, Local Comic Store (LCS para los amigos). Aún no he superado el record de Hannover (segundo día), pero si contamos que era la primera vez que salía solo del recinto de la universidad, creo que es una buena marca para mi olfato tebeístico. Del material, qué decir: una pared entera llena de las novedades del mes, cubierta de arriba abajo. Diez estanterías, apretadas a más no poder, de TPBs y sus semejantes, con una variedad que sólo soñamos en el viejo mundo: eso es fondo de armario y lo demás son tonterías. Me quedé con ganas de olisquear más, de buscar los números atrasados, echar una ojeada a la sección de manga, de mirar por encima del hombro a los que al fondo jugaban a jarko o a rol… queda pendiente para otra visita. Recuento final:
  • Umbrella Academy (buenísimo)
  • Stray Toasters de Sinkiewicz (no leído, ni sabía que lo habían reeditado)
  • TPB de Daredevil de Bluesbraker y Lark (penúltimo, creo: cojonudo).
Creo que se irán de vuelta a España con mis padres, por si a alguien pudieran interesarle…
Estanteria seccion cf BordersYa iba siendo la hora, daban las tres y llevaba 9 horas despierto. Me volví loco buscando un pelapatatas, el cuchillo y la tabla de cortar no los llegué a conseguir a precio razonable. Parece increíble que sólo vendan packs de setenta sartenes, ollas y cosas intermedias, pero al fin logré hacerme con una 10” aunque renuncié al plato para darle la vuelta a las tortillas (¿10 $? Estas loca, Marta Stewart). Se echan de menos las tiendas de los chinos o incluso un Carrefour, con un poco de todo, donde no me cobren 7 dólares por unos paños de cocina y tengan bayetas. Logre un autobús de vuelta en 10 minutos, con la misma conductora de la ida, directo hasta la universidad.

continuará... (y finalizará, incluso)

3 comentarios:

Morvader dijo...

Si los autobuses pasan cada más de un ahora cómo puede ser que en los dos casos no tuvieras que esperar más de 15 minutos?¿? Esto rompe gran parte de las leyes de probabilidad, jejej.

Por cierto no había un planeta en Star Wars que se llamaba Corusel o algo parecido?

Cuídate!

Álvaro dijo...

Tienes que considerar los buses de vuelta como sucesos independientes con su frecuencia, pero los de ida a menudo comparten una parte del recorrido. Así que si tu punto de partida (o llegada del primer bus) cae en la "esfera de trayectos comunes" la probabilidad de que cojas uno debe de ser una suma, o algo así.
A la vuelta... probabilidad de toda la vida, pero con un dado de 20.

srcocodrilo dijo...

El Borders habíalo a punta pala en Glasgow. Lo mejor es que solían ir acompañados de un starbucks, te lo llenaban todo de sofás, y te podías leer cualquier cosa (sobre todo periódicos, que tenían a esgaya y de cualquier país) el tiempo que quisieras. Nada que ver con los putos gabachos leyendo tebeos belgas en el suelo de la fnac, de forma que tenías que pisarlos (ya ves tú qué problema) para ver las estanterías).

Por otro lado, no sé cómo ha aparecido un Superman All star en la mesita de noche de mi habitación gijonesa. Tiene tu nombre pero I might as well erase it.